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‘For Your Pleasure’, aquel disco de Roxy Music

En Música 4 abril, 2023

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

La Roxy Music se había convertido en un culto casi a pesar de ellos mismos, estos tipos eran la vanguardia del pop en el Reino Unido y entre sus influencias se mezclaban su amor por la Velvet, el Krautrock contemporáneo alemán y el rock & roll de los 50, pero la explosión Glam de Bowie y T. Rex les pilló en el sitio adecuado, en el momento justo. Tampoco hacía daño que su líder, Bryan Ferry, fuera capaz de escribir cosas tan pegadizas como «Virginia Plain» o que el look de Brian Eno hiciera parecer a Marc Bolan como un funcionario. El caso es que habían conseguido un éxito improbable y estaban a las puertas de grabar su segundo disco, For Your Pleasure, así que decidieron redoblar su apuesta por los toques más arties y entregar su disco más oscuro y fascinante.

Estamos en febrero de 1973, Bowie y Bolan han tirado las puertas abajo y el Glam Rock se extiende como una fiebre por todo el Reino Unido, en las listas de éxitos nos encontramos canciones de Slade, Sweet, Gary Glitter, Elton John o Alice Cooper. La Roxy entra en el estudio queriendo marcar distancias con la facción más cazurra del movimiento, puede que compartan maquillaje, botas de plataforma y amor por el viejo rock & roll con muchas de estas bandas, pero ellos se ven a sí mismos como intelectuales y artistas, algo que se puede notar en la forma irónica de cantar de Ferry o en esos collages sonoros en los que solos de saxo se mezclan con ruidos electrónicos sacados de una nave espacial.

Puede que su asociación con el movimiento les haga vender más discos pero ellos sienten más afinidad hacia Can que hacia Gary Glitter y quieren que se les tome en serio, For Your Pleasure será la consecuencia de todo esto. Ferry combina a la perfección un disco con sencillos tan irresistibles como aquel «Virgina Plain», como son «Do The Strand» o «Editions Of You», con varias de las canciones más siniestras y vanguardistas de su carrera, como esa oda a una muñeca hinchable que es «In Every Dream Home a Heartache» o «The Bogus Man», con Eno ejerciendo de científico loco de los sintetizadores.

Es, por ello, el disco más especial de su carrera y, también, uno que pudo haber sido, ya que fue el último de la primera encarnación de la banda, ya que tras su edición, Eno saldría de la banda por robar demasiados focos a su líder.

Intentaron repetir la jugada del primer disco, en el que no aparecía «Virginia Plain», y lanzar un sencillo aparte para promocionar el disco, este fue «Pyjamarama» que volvió a colarse entre los diez primeros de las listas, volvía a mostrar a una banda dividida entre las melodías azucaradas de Ferry y el intento del resto de miembros de la banda por atacarlas por todos los lados, los chirriantes solos de Andy Mackay al saxofón y Phil Manzanera a la guitarra, la batería haciendo el ‘Bo Diddley Beat’ y Eno creando esas futurísticas atmósferas que tan bien iban con las canciones de Ferry.

Aun así no sé si hubiera tenido cabida en For Your Pleasure. «Do The Strand» abría el disco por todo lo alto, Mackay lo daba todo al saxofón sin necesidad de tener que tocar un solo, Ferry volvía a demostrar que era una especie de crooner irónico (You know… what… I mean) al frente de una banda punk, antes de que hubiera punk. En «Beauty Queen» convertían su amor por el soul en algo casi gótico, como si el Conde Drácula cantara un tema Ann Peebles a una de las chicas a las que estuviera a punto de morder el cuello. Pero la Roxy se volvía a hacer notar con un puente en el que aceleraban al máximo, antes de que volvieran los lamentos de su cantante.

«Strictly Confidential» comenzaba como una especie de funeral vanguardista, con Mackay al oboe y Ferry engolando la voz, hasta que entra un cambio que se adelanta al plastic soul de Bowie. En una canción de la Roxy caben multitudes. «Editions of You» va directa a la yugular, volviendo a demostrar que el amor de los primeros punk por la banda era totalmente auténtico. El solo de Mackay dejaba claro porque parecía un rockabilly en medio de una panda de alienígenas, aunque es Eno con su sintetizador el que se lleva la palma con un solo del siglo siguiente, aunque Manzanera, por supuesto, tampoco está nada mal.

Claro que nadie estaba preparado para lo que llegaba a continuación, «In Every Dream Home A Heartache», una especie de poema recitado de Ferry, sobre algunos de los sonidos más espeluznantes a cargo de la banda, la canción comienza como una especie de divagación del protagonista: En cada sueño un dolor y cada paso que doy me aleja del cielo ¿Existe el cielo? Pero entonces Ferry va aclarando cuál es el tema de la canción: Muñeca hinchable mi papel es servirte, cariño desechable, no puedo tirarte ahora. Y entonces llegamos al momento cumbre en el que el cantante juega con el doble significado de blow en inglés, te hinché todo el cuerpo pero tu volaste mi mente. Entonces la canción explota con un solo de guitarra de Manzanera pasado por el sinte de Eno. La Roxy está poniendo música a la mamada de una muñeca hinchable. La canción hace un fade y parece que termina pero no, luego reaparece de la nada con Manzanera siguiendo a lo suyo, y los sintes de Eno sonando como la más dulce de las pesadillas o el más siniestro de los sueños.

roxy music

La segunda cara de For Your Pleasure continúa por los mismos derroteros, nunca más la Roxy iba a sonar así de oscura y misteriosa, después de la oda a la muñeca hinchable llegaba una canción sobre un depredador y acosador, «The Bogus Man», en la que suenan a mitad de camino entre el free jazz y los Can de la época, los de Future Days, algo de lo que, como no podía ser de otra forma, hacía sentir a Eno orgulloso.

Y luego, como si amaneciera después de la larga noche, surge «Grey Lagoons» con sus ecos a los queridos 50 de Ferry, con coros doo wop y un solo de McKay que pondría una sonrisa en el mismísimo Little Richard (además es muy parecido al que grabó para otra gran canción Glam, el «All The Way From Memphis» de Mott The Hoople), eso sí después de ese solo suena otro de armónica, a medio camino entre el folk de los 60 (principalmente, Dylan) y un bluesman, tocado por Bryan Ferry, y luego termina con un solo de guitarra de Manzanera que era puro años 70. La evolución del rock & roll a través de los solistas de la Roxy.

Pero los toques arties y extraños vuelven con la canción titular, una canción que sirve de resumen de For Your Pleasure, una especie de amalgama de glam, prog y Krautrock totalmente insólita para su tiempo, donde se daba amplia cancha en el final para que Eno pudiera explayarse en sus ideas ayudado por el productor, Chris Thomas, con cuatro minutos y medio, en los que el estudio de grabación se utiliza como un instrumento, deconstruyendo la canción y metiendo varios samples, incluyendo el de la actriz Judi Dench recitando “You Don’t Ask Why”, una cita que Eno había grabado de un programa radiofónico de la BBC.

Es el final de la primera, y más gloriosa, reencarnación de la Roxy, y es que tras la publicación del disco, mientras lo presentaban, Eno fue forzado a salir porque hablaba más en las entrevistas, robaba demasiados focos y, encima, tenía un grupo de seguidores para él solo. Fue una pena pero no una tragedia, ya que la Roxy siguió sacando buenos discos, menos arties y experimentales y cada vez más glamourosos y sofisticados, con Ferry como líder absoluto, y, además, ganaríamos la carrera en solitario de Brian Eno, que comenzaría con el estupendo Here Come The Warm Jets, que se grabó a la vez que Stranded, el siguiente disco de la Roxy, con Andy Mackay, Paul Thompson y Phil Manzanera tocando en ambos discos. Un dos por uno magnífico.

Eso sí, nunca habría otro For Your Pleasure, el disco que mejor plasmó la promesa que significaba la Roxy, el Glam hecho arte y los sonidos de los 50 mezclándose con los experimentos electrónicos de Eno, convirtiéndose en vanguardia. Algo que también se reflejaba en esa portada casi tan famosa como el propio disco, con Amanda Lear, la entonces novia de Ferry, vestida de cuero sujetando una pantera con una correa. De este disco salieron varios de los comodines más locos y artísticos de la música pop británica como Sparks, Kate Bush e incluso los Pulp de Jarvis Cocker. Es el sonido de aquella canción de Roxy más oscura, agresiva y experimental.

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