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El fabuloso mundo de Vainica Doble en diez canciones

En Música 25 octubre, 2020

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Ya lo decían ellas mismas en una de sus canciones: dos españoles, tres opiniones; por eso es curioso que, en un país en el que no existe la unanimidad para nada, las Vainica Doble hayan alcanzado a ser alabadas por artistas de todos los palos, muchos de ellos contrapuestos, ya sea desde el campo de los cantautores (Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, Hilario Camacho, Cecilia…) o el de los indies (Los Planetas, Nacho Vegas, Le Mans, La Buena Vida…), de la Movida (Carlos Berlanga, Fernando Márquez ‘el Zurdo’, Nacho Canut, Antonio Vega…) al flamenco (Carmen Linares, Pepe de Lucía…), desde el mainstream (Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Luz Casal…) al underground (Sisa, Paco Clavel, Refree…), por no hablar de pintores, escritores o cineastas como Caballero Bonald, Iván Zulueta, Jaime de Armiñán, Jaime Chávarri, José Luis Borau, Pedro Almodóvar o el Gran Wyoming.

Además Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen pueden presumir de tener portadas de sus discos firmadas por dos de los mejores artistas gráficos de este país, el mencionado Zulueta, que les hizo la portada de su primer disco y de Contracorriente y Javier Aramburu, que les hizo la portada del último, En Familia. Pero puede que esta rara unanimidad se deba a su falta de reconocimiento popular y de éxito de ventas, a pesar de ser autoras de canciones que ha tarareado todo el mundo, como las sintonías de Con las manos en la masa, Juncal o Celia, el pánico escénico de Gloria les impidió presentar sus trabajos en directo y ninguno de ellos vendió más que unos centenares de copias (eso sí, si eres uno de los afortunados poseedores de una de esas primeras copias que sepas que tienes uno de los mayores tesoros buscados por los coleccionistas de vinilos, llegándose a pagar hasta 2.700 euros por una copia de la primera edición de su primer disco, del que solo se editaron 300 ejemplares).

Vainica doble

Y ahí siguen, de delicatessen para entendidos. Ninguna publicación que se precie puede dejarlas fuera, a la hora de repasar los discos o las canciones más importantes de la música pop de este país, pero siendo prácticamente desconocidas por el gran público, el video con más reproducciones en YouTube es Déjame vivir con alegría con poco más de 200.000 reproducciones, mientras que en Spotify tienen únicamente 11.235 oyentes mensuales. Lo cual es una pena, porque el mundo de las Vainica Doble es uno de los más ricos de la música popular española, un mundo en el que la inocencia convive con la ironía, Chopin con los Rolling Stones y Juanito Valderrama con la Incredible String Band.

El suyo es un mundo lleno de maravillosos personajes como la ballena azul, el tigre del Guadarrama, los niños que se escapan de su casa siguiendo una cucaracha, un iconoclasta enamorado, un siseñor con las patas verdes o una funcionaria que quisiera ser araña de cristal de un palacio estilo imperio. Sus personajes pertenecen a un mundo propio creado sobre algunas de las letras más cuidadas de nuestro pop, enmarcadas por unas melodías irresistibles y dos de las voces mejor empastadas de la música española, algo normal si tenemos en cuenta que se conocieron siendo adolescentes, mientras una de ellas silbaba el Tannhäuser wagneriano y la otra apareció y comenzó a hacerle el contrapunto silbando también.

vainica doble

Valga esta breve introducción de diez canciones para penetrar en el particular mundo de las alegres comadres de Aravaca, uno de los nombres que barajaron antes de decidirse por Vainica Doble, un nombre que les define a la perfección, con una de esas palabras tan poco utilizadas —según la RAE, Vainica es Labor de costura de adorno que consiste en pequeños calados hechos cortando la trama del tejido y agrupando con puntadas los hilos de la urdimbre— y que a ellas tanto les gustaba utilizar. Tengan cuidado, una vez dentro del mundo vainiquero no hay salida posible y estas diez canciones serán solo un aperitivo para una estancia definitiva en un catálogo escaso, solo ocho discos, pero que solo tuvo un resbalón llamado Carbono 14.

«Habanera del primer amor»

Siempre que se habla de Vainica Doble se destacan sus letras, es normal, por ejemplo, en este Habanera del primer amor. Cuentan con una lucidez y un encanto irresistibles esos primeros amores de infancia que terminan derritiéndose como flanes de arena, pero escuchen esa melodía y esos arreglos del gran Pepe Nieto, la flauta navegando entre la ligera percusión, la voz de Gloria entre las cuidadas cuerdas, la entrada de la segunda voz de Carmen. Esto es pop barroco de primera, una muestra más de que este mágico dúo es mucho más que sus inventivas letras.

Y es que las Vainica cuidaban su música tanto o más que sus letras, aquí va una pequeña lista de algunos de los músicos que han participado en sus discos, Antonio Vega, José María Guzmán (de Solera y Cánovas, Rodrigo, Adolfo & Guzmán), José Luis Jiménez (de Asfalto y Topo), Emilio Cao, Gualberto García (de Smash), Pepe Nieto (con seis Goyas a mejor banda sonora a sus espaldas), Pepe Ébano (que toca en Entre Dos Aguas y La leyenda del tiempo) o Ángel Muñoz, el maestro Reverendo.

Pero, volviendo a la canción que nos ocupa, y que suele encabezar la lista de favoritas del dúo, lo curioso del caso es que no es de las favoritas de sus creadoras. Estas solo la incluyeron en el sobresaliente Heliotropo a instancias de Caballero Bonald, que les dijo que si se quedaba fuera no había disco. Especiales hasta para esto.

«Déjame vivir con alegría»

La canción se abre con el sitar de Gualberto para dar paso a una especie de reggae mezclado con aires gaditanos, una de esas mezclas imposibles que a las Vainica Doble les quedaban tan bien, todo ello hasta llegar a uno de sus estribillos más tarareables (normal que sea una de sus canciones más versionadas). La letra, por supuesto, vuelve a ser de diez como ese momento que parece sacado de Buñuel en el que dicen: Oscurita es mi pigmentación, y mi cuerpo es enjuto y resistente, rubias gentes me tienen compasión, porque me falta algún diente y entre dientes me río yo.

Aparecía en otro de sus discos fundamentales, Contracorriente, publicado en 1976, donde también se encontraban otras joyas como Todo desapareció, Alas o La rabieta. Posiblemente sea su canción más popular a día de hoy y una de las mejores para adentrarse en su mundo.

«Un metro cuadrado»

Normalmente, un grupo necesita más que una canción o un sencillo, para encontrar su propia voz, pero en esta canción, la primera que apareció bajo su nombre (aunque ya habían compuesto varias Fábulas para Armiñán), junto a la también notable La Bruja como cara A, ya se encuentra condensado todo el mundo de Vainica Doble, toda su personalidad, desde el inicio que parece sacado del canto gregoriano (la música clásica era su preferida) hasta esa letra en la que reclaman un mínimo pedazo de tierra en la que poder ser ellas mismas de manera libre. Una canción en la que folk y psicodelia se dan la mano a la perfección, con sus maravillosas armonías entretejiéndose. Como decía alguien, es como si los Beatles hubieran sacado Strawberry Fields Forever de primer sencillo, en vez de Love Me Do.

«Un siseñor con las patas verdes»

Gloria saca a relucir su entonación andaluza en una canción que comienza como una copla psicodélica y se rompe en un estribillo incontestable. Hay compositores que pasarían a la historia solo por haber escrito alguna de las frases que aparecen en esta canción, en la que fantasean con una relación con un hombre casado ¿qué tal el inicio? Quisiera ser leucocito y navegar por tus venas como si fuera un barquito bogando en la mar serena, y naufragar en la playa de tu corazón de arena. O esa parte en la que dicen: Quiero ser idea fija y acomodarme en tu mente, entrando por la rendija abierta de tu inconsciente y que te sea inevitable tenerme siempre presente. O el sublime final: Voy a asaltar tu castillo con audacia delincuente y voy a hacer picadillo de tus ideas decentes. Házmelo algo más sencillo tendiéndome a tiempo un puente.

Sergio y Estibaliz tuvieron un gran éxito con una versión a años luz de la maravillosa original, que aparecía dentro del inclasificable Taquicardia y, no contentos con ello, decidieron destrozar también Déjame vivir con alegría en su siguiente disco, a ritmo de orquesta de pueblo. Aun así, un clarísimo siseñor con las patas verdes para esta irresistible canción.

«Caramelo de limón»

La canción que abría por todo lo alto el debut de larga duración de las Vainica Doble, una gema de guitarras psicodélicas en la que se decantan claramente por el norte peninsular ante ese Mediterráneo vendido al turismo salvaje de los años 60. Algo en lo que también influyó el hecho de que Carmen siendo una niña partiera para San Sebastián un 17 de julio de 1936 de vacaciones y no volviera a Madrid (ciudad en la que se quedó su padre) hasta tres años después, por culpa de la Guerra Civil. Ella misma ha reconocido que esa experiencia infantil en Donosti la marcó estéticamente, como se puede comprobar aquí.

Fue una de las canciones de ese mítico primer disco, en la que las acompañaron los Tickets, una banda de rock que sería los cimientos de Asfalto. Como ha contado el propio José Luis Jiménez, bajista de Tickets, Asfalto y Topo, conocieron a las Vainica en una fiesta de la alta sociedad en la que ellos tocaban. Ellas se presentaron enseguida y comenzaron a hablar de gustos compartidos como Zappa, Cream, Traffic, Hendrix o los Doors (grupos y artistas a los que rendirían homenaje en la notable «Ser un Rolling Stone») y les invitaron a tocar con ellas, justo en el momento en el que acababan de firmar su primer contrato discográfico. Jiménez tocaría el bajo en el legendario primer sencillo (La Bruja/Un metro cuadrado) y también tocarían en «Refranes» o en piezas del primer disco como este «Caramelo de limón». Por si fuera poco, las Vainica les cedieron una canción, El rigor de las desdichas, que se convertiría en el primer sencillo de la banda.

Jiménez solo tiene palabras de elogio para ellas Eran unas artistas fuera de lo común, aunque un poco tímidas y no se lo tenían nada creído, y para su música, llamando a este primer disco Una obra de arte. No es el único que lo piensa, siendo uno de los discos de vinilo más caros que existen en el mercado, como apuntaba al principio.

«Coplas del iconoclasta enamorado»

Una de las mejores cosas de Vainica Doble era que no siempre estaban de acuerdo entre ellas, uno de los mejores ejemplos es esta canción que escribió Carmen. Horrorizada un día, tras ver cómo tiraban el Palacio de los Duques de Medinaceli en Madrid, decidió escribir una canción sobre un ricachón capaz de las cosas más crueles por ganar el amor de su amada. Pero Gloria simpatizaba totalmente con ese iconoclasta y le parecía Que un señor destroce todo en nombre del amor era una idea tan romántica y absolutamente maravillosa, que se emocionaba cada vez que la cantaba.

Musicalmente, vuelven a mezclar música clásica con popular y a la voz principal de Gloria se le unen las estupendas armonías de Carmen que parecen contraponerse a la suya. Nuevamente vuelven a mezclar mala leche e ingenuidad, sarcasmo con un punto naïf, que es uno de los puntos fuertes de la casa. Como todo Heliotropo, el arreglo y cuidado musical es prácticamente perfecto, con poco más que un piano y unas cuidadas cuerdas cediendo el protagonismo a sus voces.

«La funcionaria»

Si de algo estaban en contra las Vainica era de la mediocridad, por eso «La funcionaria» es una canción tan representativa de su trabajo y la elegida por Carlos Berlanga, uno de los pocos compositores de este país que se les puede comparar, para hacer una versión.

A una funcionaria se le caen encima las cuatro paredes en su estable, pero aburridísimo, trabajo y fantasea con posibles salidas Yo quisiera ser un vegetal del jardín de un cementerio o simple mineral. O también araña de cristal de un palacio estilo imperio o talla medieval de algún monasterio.

Incluida en Taquicardia, de 1984, la canción se beneficia de un gran arreglo musical, con un gran saxofón y un inicio tranquilo que se contrapone a la entrada de la batería, cuando comienza a protestar por su gris vida, hasta llegar a la gran explosión de otro de sus grandes estribillos.

«El tigre del Guadarrama»

Posiblemente, la canción más amarga y triste de su carrera, pero siempre sin olvidar su sentido del humor, aquí bordeando lo negro, para describir el suicidio de una mujer en la sierra, tirándose por la ladera, ante la indiferencia de turistas y domingueros: Se abrazaron los helechos a mi pecho obstáculo ligero a lo inminente. Por si acaso, a mi paso y con los dientes, Iba arrancando setas, eligiendo cuidadosa aquellas más venenosas: Las amanitas faloides, las amanitas virosas.

Una canción en la que mezclan la fascinación de Carmen con las ciencias naturales, y la naturaleza en general, con el Preludio en Mi menor de Chopin (una obra que también había inspirado a Serge Gainsbourg a la hora de hacer su Jane B.), y hasta cantos tiroleses. Una de sus obras cumbre.

«La ballena azul»

Cuando se habla de la influencia de las Vainica Doble en el Donosti Sound y similar de grupos como Aventuras de Kirlian/Le Mans, La Buena Vida o Pauline En La Playa esta canción es una de las máximas responsables. Una oda ecologista sobre una ballena enamorada que acabará arponeada y dejando un rastro de sangre por el mar, construida sobre una de sus melodías más bonitas.

Y es que el tema ecologista era una de las obsesiones del dúo que incluso se plantearon hacer un disco doble sobre el tema, con canciones que aparecerían en otros trabajos como Doñana, El eslabón perdido o Escrito con sal y brea, pero desecharon la idea, en algo típicamente vainiquero, cuando la cosa se pudo de moda y hubo un boom ecológico. Aun así, Carmen era una verdadera enamorada de las ballenas y solía llorar con un disco que reproducía sus sonidos, lo que llevaba a Gloria a bromear diciendo que era pariente de los cetáceos.

«Dos españoles, tres opiniones»

Tantas tonterías sobre la letra del himno nacional, sabiendo que es imposible poner de acuerdo a todo el mundo en este país y que lo que a unos les parece maravilloso, para otros supondría una afrenta absoluta. Así que yo propongo esta maravilla de Vainica Doble que deja bien claro nuestra naturaleza cainita y que es tan válida ahora (incluso más) como cuando se editó en 1973, dentro del imprescindible Heliotropo: Si dices blanco yo digo negro, si dices rojo yo digo azul, siempre diré lo contrario que tú. Dos no riñen si uno no quiere pero yo lo haré hasta el fin, diré no si tú dices que sí. Dos españoles, tres opiniones. No marques mi compás, amigo, si vas delante iré detrás, antes que contigo. A mí me da igual blanco que tinto con tal de ser original y siempre distinto. En este país hay mucha gente, cada cual opina diferente, cada cual con su ego, para luego, luego al final todos borregos. Antón, Antón no pierdas tu son, cada cual con si kirie eleison.

Musicalmente, es una de las canciones más rock de Heliotropo, con solo de guitarra incluido y con esos gloriosos kirie eleison finales cercanos a la música psicodélica y progresiva de la época, reforzados por el arreglo de cuerdas.

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