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¿Qué falta y qué sobra en la lista de la BBC?

En Cine y Series 17 diciembre, 2018

Aníbal Moltó Barranco

Aníbal Moltó Barranco

PERFIL

La lista de las cien mejores películas del siglo, que ha elaborado la BBC, demuestra que el diseño de rankings en cualquier ámbito es una tarea sumamente delicada, ya que puede generar más de un sonado tropiezo y alguna que otra polémica. En el caso del cine, lo hemos visto en numerosas ocasiones tanto en los Oscar, como en los Goya y en otras muchas ceremonias de entrega de premios. Hay momentos en que los jurados toman decisiones que, en ocasiones, chocan ostensiblemente con la opinión del público medio. Sin ir más lejos, el pasado verano, la cadena británica BBC publicó la lista de las mejores películas del siglo XXI, un resultado, sin embargo, de lo más precipitado, teniendo en cuenta que no llevamos ni un cuarto de siglo de evolución cinematográfica a nuestras espaldas.

En dicha lista vemos una serie de films proporcionalmente repartidos entre los 18 años que llevamos de centuria. Si bien la mayor parte de las películas mencionadas tiene su puesto muy merecido, he de matizar que se aprecian algunas intrusas y grandes ausentes. Es por ello que en este post ofrecemos una lista de aquellas que están de más en la lista y otra de las que deberían estar y que, por desgracia, no obtuvieron un lugar en ella.

¿Qué sobra?

Mulholland Drive (David Lynch, 2001).

David Lynch y polémica van siempre juntos de la mano. Son dos conceptos, por lo tanto, dos conceptos vinculados y este film no es una excepción. La película es conocida por no dejar claro qué ha ocurrido en su historia, así como disponer de un chaparrón de imágenes de lo más desagradable y grotesco, requiriendo, por tanto, más de un visionado para discernir el significado de su contenido.

Son muchas las lecturas que se le pueden dar a su historia, desde experiencias oníricas hasta realidades alternativas. No obstante, para su director cualquier interpretación es válida, es decir, Lynch en realidad no tenía ni idea de lo que quería transmitir queriendo que jugáramos a su juego o bien es un genio incomprendido capaz de ajustarse a la interpretación de cualquier espectador. No digo con esto que se trate de una película de calidad dudosa, de hecho, en este aspecto, aún no he conseguido pronunciarme acerca de este film.

Todo es relativo en esta película, es un debate en sí misma. Del mismo modo que se puede conjeturar sobre el significado de su historia, podemos especular, por ejemplo,  sobre el desarrollo de la misma, para unos brillantemente compleja y, para otros, irritantemente caótic. Es por ello que no creo que deba, ni por asomo, colocarse en la lista, y menos aún en primera posición. Un film objeto de tanta especulación  no puede juzgarse de forma tan ligera.

Mad Max: furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, George Miller, 2015).

Mad Max regresa con una película dotada de un grandioso diseño artístico, unos efectos prácticos de lo más realistas y un ritmo frenético que atrapa desde el primer momento y que, no obstante, carece de argumento.  Su trama se limita únicamente a relatar cómo un grupo de héroes huye de los villanos en una desenfrenada carrera de vehículos de diseño grotesco… y nada más. No existe arco dramático en los personajes, ni desarrollo de las relaciones humanas ni siquiera la construcción una trama mínimamente elaborada.

Es posible que haya quien diga que lo que quieren ver es acción. Sin embargo,  no se debe olvidar que una obra dramática debe consistir en una serie de eventos que giran en torno a un argumento. Y más que basarse en un argumento, este film toma como referencia los espectáculos de carreras de destrucción automovilísticas.

Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001).

Me trae completamente sin cuidado que Nicole Kidman cante bien e incluso que el diseño de producción sea pura belleza. Esta película musical es un auténtico suplicio. Es pretenciosa, con un montaje tan mareante que no permite ni siquiera disfrutar de su dirección artística llegando a exasperar. Todo ello aderezado con una historia de amor ñoña protagonizada por una serie de personajes de lo más  sensibleros e irritantes. Además, las interpretaciones son tan sobreactuadas que consiguen que sus protagonistas aparezcan a nuestros ojos aún más insoportables.

En tierra hostil (The Hurt Locker, Kathryn Bigelow, 2008).

Del mismo modo que fue injusto darle el Oscar, también lo fue incluirla en esta lista. Una película que intenta fallidamente combinar ficción con género documental, soporífera, aburrida y con personajes carentes de arco dramático y de todo tipo de interés. Además, su trama es simple e insulsa, más propia de un videojuego que de un largometraje de ficción.

Spring Breakers (Harmony Korine, 2012).

Posiblemente, esta es una de las elecciones más incomprensibles llevada a cabo por el servicio audiovisual británico. Una demencial epopeya de tres universitarias desenfrenadas, y su tímida amiga, que no es más que un guión de insoportable e irregular desarrollo. Todo ello filmado con una estética más bien equiparable a los videoclips más rancios del mundo millenial. Y es que ¿quién necesita un argumento sólido teniendo tres ex-chicas Disney medio-desnudas?

Carol (Todd Haynes, 2015).

Si su objetivo era hacer una versión lésbica de Brokeback Mountain, fracasaron estrepitosamente. En vez de ello crearon una película carente de esencia, sosa, aburrida y con un ritmo desesperadamente lento. La trama carece absolutamente de clímax y tensión y,además, adolece de algún tipo de giro interesante que le dé vida e interés. No ocurre nada verdaderamente atractivo en la película, resultando una historia  completamente vacía. Lo único que se consiguió fue transmitir fue alguna moraleja trivial, subterfugio  sin embargo tramposo, puesto que no todo son lecciones morales en el séptimo arte.

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Toni Erdman (Maren Ade, 2016).

Según la RAE, un chiste alemán es un chiste que no produce risa. Pues esta película podría ser el paradigma fílmico de lo que es un chiste alemán. La idea básica es buena e incluso hay momentos que resultan divertidos. Pero su metraje exageradamente extenso y lento y su atmósfera hueca, hacen que resulte un film soporífero protagonizado por un personaje cargante y pesado. Por otro lado, su mensaje es básico, simple, lo que hace aún más ineficaz su interminable historia. Todo un quiero y no puedo dentro del mundo de la comedia y un pérdida de oportunidades.

Ratatouille (Brad Bird, 2007).

Si por algo se caracterizan las películas de Pixar es por la consistencia de sus guiones y fortaleza de sus personajes. La presente película no está desprovista de ninguna de estas características. No obstante, no es, ni por asomo, de las mejores creaciones de esta famosa productora de animación. Son muchas las cintas fruto de la productora del  film que la superan en calidad de historia y proximidad de personajes, como ya veremos mas adelante.

 

¿Qué falta?

Ex-machina (Alex Garland, 2015).

Una de las pocas de las películas originales de su año. Un buen film de ciencia ficción exento de la necesidad de ser una secuela, una precuela, un remake o un spin-off. Con un reparto de lo más reducido, y, en ese momento, no demasiado conocido, y con un diseño artístico elegante y minimalista, consiguió narrar una historia que, a pesar de su lento metraje, consigue atrapar  generando una atmósfera tensa que va cada vez más en crescendo, aprisionando al espectador en una etérea camisa de fuerza.

Up (Pete Docter y Bob Peterson, 2009).

¿Cómo puede estar Ratatouille en la lista y no esta joya del cine de animación? Esta es definitivamente la película más profunda y, hasta cierto punto, realista dentro de la filmografía de Disney-Pixar. El primer cuarto de hora esboza un retrato de la vida y de la vejez. El resto del film es una bella y entrañable historia de aventuras. Por otro lado, los personajes son verdaderamente carismáticos y la química entre ellos es absolutamente deliciosa. El segundo acto diseña una  trama llena de fantasía que sin duda enlaza sutilmente con el primero.

Gran Torino (Clint Eastwood, 2008).

En 2008, el conocido como último director clásico nos había ofrecido nueve películas de las cuales, la BBC no incluyó ninguna en su lista. Es terriblemente difícil seleccionar una sola de sus cintas parar incluirla en tan ambicionada lista. Sin embargo, si tuviéramos que seleccionar una sola, posiblemente escogeríamos esta joya de 2008.

Trata temas tan humanos como el racismo, la juventud, la vida, la muerte o la dignidad. Por otra parte, Eastwood se muestra a sí mismo en una versión desmitificada del personaje que se le ha atribuido a lo largo de su carrera, llevándole por una vía completamente diferente a lo acostumbrado, dotándolo de una humanidad nunca vista hasta ahora. Es posiblemente una de las películas más transgresoras de este cineasta, altamente original e innovadora. Una gran alternativa a muchas cosas vistas hasta ahora y por tanto, merecedora de su espacio en el listado de la BBC.

El señor de los anillos (toda la saga) (The Lord of the Rings, Peter Jackson, 2001-2003).

Nuestros padres tuvieron Star Wars en su juventud, una saga que marcó un antes y un después en el cine de ciencia ficción. Por otra parte, nosotros, los millenials, tuvimos la trilogía de El señor de los anillos que elevó al cine fantástico a un nivel superior. Antes de su estreno, las películas de fantasía eran sencillos cuentos de hadas, fácilmente asimilables por el público. Con la adaptación de  JRR Tolkien, este género mostró una faceta más adulta, más madura, consiguió hacer una serie de películas más complejas, con profundidad argumental y emocional.

Por supuesto, esta trilogía es puro cine palomitero, pero de enorme carácter. Si bien está cargado de efectos digitales, estos no devoran la historia, ya que Peter Jackson se valió de otros muchos recursos para crear un film de calidad. Su lenguaje fílmico, unido al juego de tensión a través de las miradas entre los personajes se une a su exquisito balance entre angustia y humor. Por otro lado, posee un mensaje, además de un ambiente provocativamente épico que causó, al margen de su fidelidad a la novela original, que esta saga fuera una obra maestra en todos y cada uno de los sentidos.

El ocaso del samurái (Tasogare seibei, Yôyi Yamada, 2002).

Esta cinta supone todo un homenaje al cine de Kurosawa y Mizoguchi. Se trata de un film ambientado en el Japón feudal, que plasma una historia alejada de los convencionalismos de las películas clásicas. El argumento gira en torno a la figura de un samurái de baja estirpe, viudo, enamorado pero tímido, con dos hijas y en pleno declive. Es un noble decadente en medio del crepúsculo de su mundo, un mundo en el que hace mucho que los samuráis no luchan en las guerras y se ven reducidos a una vida cotidiana monótona fundamentada en la obediencia y el honor.

Este film proporcionó aire fresco a los films basados en el Japón feudal. Les dotó de una personalidad y un sentimiento de lo más sublime, desmontando tópicos inherentes a este género al transgredir sus bases. De esta manera, haría evolucionar el espíritu y la obra de los grandes directores nipones.

Amén (Amen, Costa-Gavras, 2002).

Una de las películas que mejor reflejan el horror nazi desde La lista de Schindler sin recurrir a imágenes crudas. Alejándose de los convencionalismos, se vale del poder de la sugestión y de los buenos diálogos, desarrollando en el público un sentimiento de indignación, de aflicción que pocas películas consiguen. Y es que esta película es algo más que un film sobre el Holocausto, ya que trata temas aún más profundos.

Esta es una historia acerca de la cobardía, la hipocresía y la falta de iniciativa que consigue retratar de una manera magistral todos estos comportamientos inherentes al ser humano, es por ello que el Holocausto no es sino un recurso más para poder hacer hincapié en la responsabilidad de la Iglesia, de aquellos que miraron para otro lado, los hombres buenos que optaron por el silencio ante la injusticia. Duele que optaran por En tierra hostil en vez de por ésta…

Incendies (Denis Villeneuve, 2010).

Dura, angustiosa y, no obstante, maravillosa. Esta cinta de Villeneuve constituye un retrato veraz sobre la permanencia de las cicatrices de la guerra sobre las personas valiéndose de dos líneas argumentales paralelas. Por un lado, la de dos hermanos, empeñados en descubrir los orígenes del dolor que atormenta a su madre. Por otro, la historia de ésta, que, en su juventud, buscará a su hijo perdido. La película asciende paulatinamente en tensión y emoción, llegando a un final desgarrador y hermoso en el que se cierra el círculo y donde confluyen las dos líneas argumentales de una manera espléndida y, lo que es más importante, convincente y realista.

Match Point (Woody Allen, 2005).

La última gran película del director neoyorquino debía estar, por necesidad, dentro de este ranking. Su primera película fuera de Nueva York tiene un guión cargado de un dramatismo magistral, manteniendo el suspense durante toda la historia. Toda la atmósfera de tensión acumulada de manera gradual y progresiva eclosiona en un arrebato argumental que no deja indiferente. Se trata de un film que no se limita a crear un drama de suspense, la historia invita a reflexionar sobre la culpabilidad, el azar, el crimen  y la buena suerte, conmueve y emociona y es capaz de hacer sentirse al espectador tan angustiado como sus personajes.

Master and commander: al otro lado del mundo (Master and ommander: The Far Side Of The World, Peter Weir, 2003).

Obra maestra del director de El club de los poetas muertos y película definitiva de aventuras marinas. Sin necesidad de piratas histriónicos y de inverosímiles escenas de acción, consiguió ofrecer un film realista con un argumento sólido. La caza de un barco de guerra francés por uno británico en el curso de las guerras napoleónicas es el epicentro del film. No obstante, no se limita únicamente a plasmar un mero cóctel de cañonazos y exóticos escenarios , mostrando la cruda vida a bordo, el choque de mentalidades y los conflictos internos en una atmósfera saturada por la estrecha convivencia en el barco.

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