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“Los Fabelman”, la autobiografía de Spielberg

En Cine y Series 7 febrero, 2023

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Una de las cosas que siempre he dicho es que parece que por las venas de Steven Spielberg corra celuloide en vez de sangre, hasta el más encarnizado enemigo de la obra del director tendrá que reconocer que el creador de Tiburón puede tener buenas o malas películas, pero nunca una que no esté bien rodada. Los Fabelman es la película en la que se explica eso, tratando sobre los dos pilares fundamentales sobre los que está construido el cine de Spielberg, la familia y el propio cine, y lo difícil de compaginar ambos mundos.

Estos son los recuerdos de Spielberg, de su infancia y de su adolescencia, muchos resonarán en los que estén familiarizados con su filmografía. Es fácil identificar cosas que terminarían dentro de sus propias películas (mono de En busca del arca perdida incluido), principalmente el hecho que parece marcar su primera juventud, el divorcio de sus padres, que se verá reflejado en muchas de sus películas como Encuentros en la tercera fase, E.T. o Atrápame si puedes, y que aquí trata directamente.

Los Fabelman

Y es que se puede ver esta película como una especie de respuesta de Spielberg a lo que le dice su tío Boris en la película, un genial Judd Hirsch que apenas sale cinco minutos: Familia y Arte. Te partirá en dos. Bien, pues Spielberg aquí ha querido unir a las dos, algo que lleva intentando desde los tiempos de Encuentros en la tercera fase, pero de manera más clara, ya desde el primer fotograma nos presenta este dilema representado por sus padres, explicándonos las diferencias entre ellos como personas, a través de cómo ven al propio cine.

Los Fabelman están a punto de entrar a ver El mayor espectáculo del mundo en una fría tarde de 1952, es la primera vez que el pequeño Sammy va a entrar a un cine y está nervioso porque le han dicho que va a estar oscuro y que la gente que aparece en la pantalla es gigante, entonces sus padres tratan de calmarle, cada uno a su manera, su padre le da una explicación racional y científica, el cine son 24 fotogramas por segundo que se proyectan sobre una pantalla y crean la ilusión de movimiento, su madre ve otra cosa, Las películas son sueños que nunca se olvidan.

El conflicto está servido, su artística madre se encuentra atrapada en lo que la sociedad de su época le ha impuesto y espera de ella, es decir, olvidarse de sus sueños, ser una concertista de piano, para convertirse en esposa y madre. Mitzi lo intentará pero no lo conseguirá, sobre todo cuando encuentre algo parecido al amor con el mejor amigo y compañero de trabajo de su marido. Michelle Williams está estupenda como el personaje más ambiguo de Los Fabelman, por un lado el más cercano a Sammy/Spielberg, por otro, el que hará explotar la burbuja de felicidad que fue su infancia.

Los Fabelman

Eso sí, parece que ha quedado oscurecido el gran trabajo que hace Paul Dano con un personaje con mucho menos carisma, pero lleno de amor por sus hijos y su mujer, a pesar de que sea consciente de que nunca le logrará dar lo que ella quiere. La relación está perfectamente contada y queda enmarcada por la obsesión de Sammy por el cine, desde el momento en que queda traumatizado por el accidente de tren que recrea la película de Cecil B. DeMille. Será a través de una cámara como logrará controlar ese trauma, pero también será con una cámara que se enterará de los sentimientos de su madre hacia otro hombre. Lo que sus ojos no pudieron (o no quisieron) ver se lo mostrará la cámara, pero Spielberg también es lo suficientemente hábil para contemplar las otras muchas posibilidades del cine.

Los Fabelman

Si es la cámara la que le enseña la verdad, también será el cine, a través del montaje, el que logre manipular a los demás y esconder esa verdad. La cámara puede decir la verdad o puede ser totalmente manipulativa. El primer gran ejemplo de esto es cuando hace el montaje de la jornada de camping, en la que comprende que su madre está enamorada de otro, y entrega un montaje alternativo para contentar a sus padres y que no se vea nada de ello. Eso sí, cuando se enfrente a su madre le enseñará lo que no puso en ese montaje.

Las películas son sueños que nunca se olvidan.

El segundo ejemplo llega posteriormente cuando hace la película de la clase de su último año en el instituto y hace quedar maravillosamente al matón antisemita que le ha hecho la vida imposible. Por momentos, viendo ese fragmento, uno piensa en Leni Riefenstahl, y no sé si Spielberg lo hace aposta o no, pero apostaría por lo primero. El cine es un arma muy poderosa.

De ahí que el final de Los Fabelman sea una pura declaración de amor al mismo, con un homenaje a una de sus grandes influencias, John Ford, al que da vida otro mito del celuloide, David Lynch, la anécdota mil veces contada por Spielberg cobra vida y fuerza como muestra del enorme amor que siente por el medio. Habrá quien quiera verlo como pura autopromoción, una especie de pase de testigo entre el mejor director americano de su época y Spielberg, pero creo que funciona a la perfección como casi toda la película, aunque puede que la parte en el instituto sea un poco más floja.

Los Fabelman no será la película que haga cambiar de parecer a los que odian el cine de Spielberg por su tono familiar en el que se roza lo sensiblero, pero es la película autobiográfica que uno espera del realizador de E.T. y eso para algunos, entre los que me encuentro, es una gran cosa. Te podrá gustar más o menos el guión o el tono, pero no te atrevas a decir que no está rodada a la perfección y que el horizonte siempre está puesto en el sitio correcto.

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