Habitar el Mediterráneo, diálogo entre pasado y presente

El Mediterráneo engloba una superposición, una mezcla y una confrontación de lenguas, culturas y religiones desde los inicios de la historia. Se trata también de un marco urbano, compuesto por ciudades históricas, destruidas y reconstruidas, la Historia o la vanguardia, la promesa o la decadencia. La gente que habita un lugar tiene que vivir con ello, relacionarse o intentarlo cambiar, y el mar Mediterráneo sigue siendo hoy un mar de fondo.

Habitar el Mediterráneo es una exposición con un mosaico de imágenes, de obras y artistas de la antigüedad y contemporáneos, que pretende provocar un diálogo entre el pasado y el presente, entre el arte clásico y el contemporáneo, entre la esperanza y el conflicto, y entre las diversas geografías, urbanas y humanas, que comparten un denominador común: el Mediterráneo.

Montserrat Corominas José Miguel G. Cortes y Pedro Azara en la presentación de Habitar el Mediterráneo.

En esta exposición del Instituto Valenciano de Arte Contemporáneo, IVAM, que se inscribe en el programa del trigésimo aniversario del museo que se cumplirá en febrero, reúne más de 150 obras clásicas y arqueológicas con otras de producción contemporánea. Una celosía de Juan Uslé comparte espacio con una reja romana; un esbozo de balcón de Juan Muñoz con la maqueta de una casa del antiguo Egipto; unos dibujos sobre la ocupación judía que sacó ocultos desde Gaza Mohamed Al-Hawarjri, con los excluidos de la Grecia que acuñó la democracia como los deformes o las prostitutas. Para entender el arte contemporáneo, la modernidad, debemos primero entender qué arte se hizo en el pasado, apunta el director del museo José Miguel Cortés.

Yazan Khalili / Colour Correction. Camp Series, 2007-10. Cortesía del artista y Edge of Arabia, Londres.

Esta muestra, comisariada por Pedro Azara, con piezas que proceden de los museos Louvre y Pompidou de París; la Fundación Le Corbusier; el Museo Arqueológico Nacional de Madrid o el Museo Egipcio de Turín, junto a otras de colecciones particulares y del propio IVAM, pretende reflexionar sobre las ciudades y los modos de vida en los ­países ribereños. Desde Barcelona hasta Gibraltar cuesta encontrar una ciudad con una organización espacial y territorial que tiene muy poco que ver con el espíritu mediterráneo, apunta Azara, que relaciona directamente la ciudad mediterránea como una urbe que ha de ser testigo de su pasado en vez de ciudad de vacaciones.

La construcción y destrucción del litoral conviven con la idealización del Mediterráneo en una muestra que, pese a los conflictos y las imágenes contradictorias que muestran un entorno a veces amable, otras veces temido e in­estable, concluye con un mensaje esperanzador: una rama se cuela por la grieta de un muro en una imagen de Jarrar.