Alma Viva es, básicamente, el retrato de una familia vista a través de los ojos de una niña. La película comienza, y termina, con esa misma niña mirando directamente a la cámara, como para dejarnos claro a través de quién vamos a mirar nosotros como espectadores, el punto de vista es evidente, con planos encuadrados desde detrás de un cristal o debajo de una mesa. Siempre lo vemos todo a través de Salomé, protagonista absoluta de esta película que también puede ser vista como una película de maduración o pérdida de inocencia, los ojos más infantiles del principio tienen un peso mucho más hondo y adulto al final.
La película comienza con un funeral y nos introduce dentro de una familia dirigida por una abuela, Avó (Ester Catalão), que cree en espíritus y fantasmas, centrándose en la relación entre esa abuela y su nieta, y cómo esta asimila toda esa tradición popular en sus pasos por el pequeño pueblo portugués donde aquella vive, confrontándose con el mundo más moderno del que viene. Alma Viva sabe oscilar entre un tono de costumbrismo realista y otro de realismo mágico. El espectador mira a través de los ojos de Salomé y ve como todo un pueblo murmulla acusaciones de brujería contra su abuela, y tras su muerte, contra ella misma.
Es en ese tema donde sobresale la mirada de la directora y guionista, Cristèle Alves Meira, cuya hija (Lua Michel) es, además, la protagonista de la película, y es que el machismo latente en el pueblo lleva a estas acusaciones principalmente por un “pecado original”. Avó tuvo una aventura con el marido de otra mujer del pueblo y eso ha puesto un manto de sospecha sobre toda su familia. Nunca nadie piensa en echar la culpa al hombre, toda ella recae en la mujer, más si esta —como lo era Avó, y lo es Salomé—, es una mujer independiente. Como dice el hijo ciego de Avó, que sin embargo es el que más claro parece ver la situación, más temprano o más tarde, toda mujer independiente es acusada de brujería.
Alma Viva es realmente encantadora y sencilla, hablando sobre tradiciones familiares y movilidad social, ejemplificada en los hijos que salieron del pueblo y se fueron a Francia. La película retrata con precisión a la familia y la forma en que la muerte de la matriarca les afecta a todos, sacando lo peor de cada uno de ellos, pero logrando unirse una vez más, a través de una Salomé que toma el papel de Avó al final y parece comprender a todos sus hijos/tíos, a pesar de las múltiples rencillas y miserias que sacan a pasear.
Más temprano o más tarde, toda mujer independiente es acusada de brujería
No es, desde luego, ninguna casualidad que la protagonista se llame Salomé, aunque su venganza es mucho más sutil, al final tiene que dejar atrás el mundo mágico de su abuela —que también puede ser un mundo cruel y opresivo, lleno de cazadores de brujas— y madurar, sabiendo llevarse consigo lo mejor de ella. La directora sabe combinar con bastante equilibrio el realismo y el surrealismo de la situación, lo material y lo espiritual, la cultura popular y mágica de Avó y el materialismo sin sentimentalismos de sus hijos peleándose por los pocos euros que ha dejado, todo ello visto por unos ojos infantiles que miran silenciosamente pero lo escuchan y lo absorben todo.
Alma viva ha obtenido seis premios Sophia de la Academia Portuguesa de Cinema: Film, Actriz, Actriz Secundaria, Guion Original, Fotografía y Caracterización/Efectos Especiales, estando nominada en 13 categorías.
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