La mezcla de lo mainstream y lo niche en el Sziget

De entre todos los festivales que tuvimos la oportunidad de visitar este verano, el más diverso y completo sigue siendo el Sziget Festival en Budapest, Hungría. El festival cumplirá el año que viene su 30 aniversario bajo una nueva dirección y muchos cambios. Y es que la mayoría de los festivales que han tenido lugar tras la pandemia se han visto afectados por los recortes, en cuanto a contenido y materiales asociados a las pérdidas de dos años de hiato, con muchos contratos cerrados y shows congelados.

Aun así, el Sziget Festival 2022 logró mantener un cartel muy potente, viéndose principalmente afectadas las áreas de artes escénicas, gastronomía, actividades y decoración. Además, este año la duración del festival se redujo un día, de los siete días que había durado siempre a seis, pero esto no redujo la asistencia, que impresionantemente superó el récord de años anteriores con 450.000 visitantes de todo el mundo, aproximadamente 50. 000 personas más que en la anterior edición.

En el que viene siendo nuestro escenario favorito de estos últimos años, pudimos presenciar la energía de Jungle en el escenario Freedome, donde este año se dobló la asistencia y la euforia llegó a tales niveles que parte de la audiencia escaló las columnas de sostén de la inmensa carpa. A pesar de este incidente y la pausa que se vio obligada a llevar a cabo la banda británica, presentaron con una excelente acústica los temas de su último álbum Loving in Stereo.

El gran descubrimiento personal de este año fue el artista francés MEZERG, que devuelve a la vida el Theremin, inventado en 1928 por Leon Theremin. El Theremin se suma a la larga lista de instrumentos musicales con increíble potencial, como el Kaleidophon empleado por David Vorhaus y que viene de un lineaje infructuoso de modificaciones desde el Electrophon de Jörg Mager inventado en 1921 y posteriormente acuñado Spherophone.

MEZERG es capaz de tocar al mismo tiempo percusión con cada pie, una mano por teclado y adicionalmente añadir el distintivo sonido del Theremin. Así es como crea un estilo único que llama PianoBoomBoom y un all-in-one humano, por eso se le conoce como the One Man Band. El burdigalense Marc Mezergue lo da todo en cada concierto, en lo que inicialmente genera curiosidad y acaba generando un cúmulo de júbilo y desenfreno entre el público. El artista demuestra una combinación de simplicidad y espontaneidad en la escena electrónica.

El tercer grupo que destacamos del escenario Freedome es BadBadNotGood. La banda canadiense mezcla jazz con psicodelia y un toque de hip hop y compartió en esta edición del festival su último álbum, Talk Memory. La melodía de BadBadNotGood difunde por el escenario y sumerge a la audiencia en un ambiente relajado y edificante.

En el campo de artes escénicas, Sziget Festival cede como todos los años un espacio en la isla para el Cirque du Sziget, con actos en abierto y cerrado, pero los espectáculos tienen lugar a lo ancho de toda la isla. Nuestros favoritos fueron el grupo canadiense Barcode Circus Company, con su primera obra teatral Sweat & Ink. Uno de los últimos días pudimos disfrutar de Sacude y su espectáculo de los aires Euphoria. Otros artistas que no se quedaron atrás fueron el grupo húngaro Firebirds & Flame Flowers y el malabarista japonés Hisashi Watanabe, con su peculiar coreografía.

La celebración en el festival incluye también charlas y espectáculos de concienciación social, como el que llevaron a cabo por los coreógrafos franceses Les Twins. Estos dos hermanos, bailarines de renombre internacional, se hicieron conocidos hace un par de años por bailar en las calles de París al ritmo del hip hop y otros estilos musicales. A partir de ahí, se lanzaron como campeones en concursos internacionales de baile urbano y han compartido escenario con artistas como Beyoncé.

La isla acogió a un pedacito de Vietnam con la actuación del Vietnam National Water Puppet Theatre y sus títeres acuáticos, así como un concurso de estatuas vivientes y a los bailarines zancudos de la agrupación Afuma. Para sorpresa de muchos, se podía disfrutar por las calles de la isla de Obuda del grupo de artistas Cie Paris Benares con sus dos vacas sagradas gigantes, hechas de madera, metal y resina, con un terminado tan perfecto que te daban la impresión de interactuar con un ser vivo real.

Otra parada esencial en la isla es el Global Village, donde converge toda la música étnica y folclórica. Este año destacamos la banda ghanesa Santrofi de Highlife Funk y Afrobeat, el glam oriental de Sofiane Saidi y Mazalda de Argelia, así como la banda de folk polaca Bubliczki. La Perla nos trajo desde Colombia su ritmo latino y dirigieron un taller de percusión para los Sziticens.

Justo al lado del Freedome encontramos otro escenario muy local, el Europe Stage. En esta edición se caracterizó por ser bastante movidito, de la mano de Ponzio Pilates, Surma o las Nova Twins.

En el norte de la isla encontramos en una zona verde y tranquila el escenario Music Box. Este año resaltó el trío de jazz húngaro Jazzbois, así como Perrin, O’SULLIVAN, o la banda alemana Guacáyo. Cerca del Music Box encontramos otro escenario muy niche centrado en el rap y el hip hop, el dropYard, donde tocó este año YAPO.

Un poco de mucho y mucho concentrado en el Sziget Festival 2022. Desde lo mainstream hasta lo más local, variedad de géneros y estilos. ¿Qué deparará el Sziget Festival 2023 para su 30 aniversario?