Un año más, os proponemos nuestra lista del mejor cine, aunque, como bien conocen nuestros lectores, esta publicación no es proclive a puntuar o a calificar con estrellas a las películas. EL HYPE no es un semáforo que prohíbe o veta, que franquea el acceso con entusiasmo o con reservas, porque preferimos recomendar, desde el respeto a los gustos de cada cuál, pero valiéndonos del criterio de quien firma sus críticas y valora diferentes aspectos de las películas, no siempre posibles de equiparar. El año 2022 ha sido ubérrimo en propuestas audiovisuales que nos han hecho disfrutar y reflexionar, que han reforzado nuestro amor por las imágenes en movimiento, cuya calidad trasciende los formatos y los soportes. Así, incluimos en nuestra lista dos series extraordinarias y un filme inmersivo al que deseamos una distribución merecida, que haga felices a tantos espectadores como sea posible.
No Bears (Jafar Panahi)
Estrenada en el 79 Festival de Venecia, en ausencia de su director, por hallarse encarcelado en Irán, No Bears (Khers Nist, 2022) nos habla de confinamiento, de un tipo de reclusión forzada que actúa a varios niveles, y que impide a las personas circular, literal y metafóricamente, a su antojo. La metáfora proveniente del folklore y destinada a forjar en los niños las creencias de inseguridad y necesidad de protección funciona como un marco conceptual, que el director ilustra magistralmente, con su minimalismo característico y también a través de la contundencia creciente a lo largo del filme. La anécdota de arranque de No Bears es la estancia de un director de cine, interpretado por el propio Panahi, en un pequeño pueblo de la frontera de Irán con Turquía. Desde allí, a distancia, está dirigiendo una película semi-documental sobre una pareja de exiliados que pretenden viajar ilegalmente a Europa. Seguir leyendo.
https://www.youtube.com/watch?v=K5Coj4oibi0
Esterno notte (Marco Bellocchio)
Desde su primer largometraje I pugni in tasca (1962) el director italiano Marco Bellocchio ha recorrido casi seis décadas de la historia de cine y de Italia, demostrando una vitalidad creativa y una madurez fructífera, que le han impedido acomodarse en sus logros formales e ideológicos. El director revisita un tema ya tratado en su filme Buon giorno, notte (2003), donde el espectador contemplaba la historia del secuestro y asesinato de Aldo Moro desde la subjetividad de una de las terroristas. Esta vez, sin embargo, será mediante el recurso a la polifonía, como obtendremos un marco más amplio para considerar los hechos narrados con tanta elegancia, sentido del ritmo, dosificación magistral de la información —que aun cumpliendo las reglas del serial no se subyuga a ellas— y una puesta en escena deslumbrante. La miniserie está escrita por Bellocchio junto a grandes guionistas como son Stefano Bises (The New Pope) y Davide Serino (1992 y 1993) y la coguionista de Il traditore, Ludovica Rampoldi. Seguir leyendo.
The Eternal Daughter (Joanna Hogg)
La directora británica, cuyo díptico The Souvenir (2019) y The Souvenir: Part II (2021) exploró de forma semi-autobiográfica sus inicios en el cine y una relación personal que marcó su vida, profundiza en The Eternal Daughter (2022) la inmersión en la intimidad familiar, los recuerdos de otra vida, la de su madre, y sus propios sentimientos respecto a ella, en un particular filme de género. La forma de trabajar de Hogg es una pura investigación abierta que, en ausencia de un guion milimetrado y unos diálogos encorsetados, va encontrando el encaje final definitivo en un trabajo colectivo con sus colaboradores. Tilda Swinton ha sido cómplice necesaria en la elaboración de un artefacto cinematográfico tan personal en la forma como en el fondo. El cine de Hogg se aleja de la literalidad de la memoria, porque su interés no está en el retrato sino en el proceso y sus resultados. Por ello, acepta que a lo largo del mismo puedan aparecer enfoques nuevos sobre recuerdos viejos, que transformen la experiencia y la doten de un sentido iluminador. Seguir leyendo.
Bones And All (Luca Guadagnino)
Maren (Taylor Russell) y Lee (Timothée Chalamet) hacen lo posible por entrar en el mundo adulto rompiendo reglas, créandolas cuando es necesario, porque sus circunstancias les fuerzan a una madurez literalmente desgarradora, y la mirada del director de Call Me By Your Name es cercana y empática, sin importar lo bizarras que sean aparentemente aquellas. Este romance envuelto en horror, cuyos protagonistas son a la vez inocentes y monstruosos, es tan delicado como punzante, estableciendo una antítesis aparentemente irreductible entre poesía y realidad, carnicería y sentimientos puros. En este baño de sangre, la motivación y la maldición que, a su pesar, sufren sus protagonistas nos mantiene en una tensión interior tan intensa como incómoda, y al mismo tiempo subyugadora, tan bien resuelta que no podemos sino aceptarla, entregarnos e incluso sentir una empatía no menos desazonadora. Seguir leyendo.
Pacifiction (Albert Serra)
La mejor película del director de Liberté (2019) nos sumerge durante tres horas en una atmósfera que consigue convertir un misterioso y original thriller en un ensueño tropical, à la Serra, donde la sugerencia se convierte en verdad y lo imaginado conforma la realidad. Pacificton podría ser un ensayo sobre el neocolonialismo, la amenaza nuclear, la melancolía de un modo de vida decadente que se aferra a la vida con la nonchalance ensimismada de quien se siente instalado secularmente en una posición de privilegio, pero también es una hipnótica experiencia de enorme belleza. La gran ausente de los premios Goya es una de las mejores películas de 2022, una coproducción con Francia, Alemania y Portugal, protagonizada por el actor francés Benoît Magimel, quien compone un personaje extraordinario, heredero y puesto al día, de aquellos diplomáticos y policías de la estirpe del Louis Renault de Claude Rains. Su De Roller es un seductor y ambiguo demiurgo que gravita y serpentea en un mundo tan real como imaginado, y cuyo estilo mimetiza por completo el tono del filme.
Rimini (Ulrich Seidl)
Constituyendo un díptico con la polémica Sparta, Rimini se centra en Richie Bravo, hermano del protagonista de aquella. Un cantante melódico en horas bajas, que en un universo asfixiantemente kitsch sobrevive con míseros bolos en hoteles de tercera para turistas alemanes jubilados, que completa con la prostitución o la extorsión, pasa su invierno en la ciudad italiana que da título a la película. Entre su padre senil que revive el nazismo en sus últimas horas y su hija reencontrada, que le planteará nuevos retos y confrontará sus creencias y prejuicios, Richie vaga a lo largo de las playas envueltas en la bruma invernal, entre chiringuitos que sobreviven a la temporada baja y hoteles cerrados, pero no para él. El siempre perturbador universo artístico de Siedl, que describe los comportamientos y las miserias más bajas de la Europa que vive un espejismo de civilización encuentra un marco perfecto para plasmar la decadencia social de un mundo con fecha de caducidad.
https://youtu.be/7_wlg1_PsY0
R.M.N. (Cristian Mungiu)
El director rumano volvió en 2022 al Festival de Cannes para diagnosticar a su país, pero también a Europa. En R.M.N. (acrónimo de resonancia magnética nuclear), ambientada en una comunidad rural de Transilvania, Mungiu amplía su objeto de estudio para analizar la realidad de un mundo en extinción y el nacimiento de un nuevo orden, como si investigara un cerebro humano. Con la misma asepsia con que filma un plano fijo de 17 minutos y la distancia aparentemente equilibrada con que permite expresarse a aquellos miembros de la sociedad que representan las fuerzas que lastran el progreso de la humanidad, el director de Los exámenes nos ofrece una película sobresaliente. En cuanto al ritmo y la dosificación de la información, el modo de trenzar lo íntimo con lo político y el retrato implacable, en trazos bien escogidos, del protagonista Matthias (Marin Grigore), Mungiu mantiene su pulso y su impasible fiereza. En el invierno transilvano, en plena navidad, trasciende el brutalismo e inmovilismo de un grupo, su miedo al extranjero, sus problemas para encajar más de una cultura en un único tiempo y espacio, cuestionando la legitimidad de su ascendencia, para reflexionar sobre una Europa débil y en peligro. Seguir leyendo.
Irma Vep (Oliver Assayas)
La actriz Mira Harberg, en la cima de su éxito, viaja a París para interpretar el papel más icónico de las malvadas del cine mudo, Irma Vep, quien fuera encarnada por la carismática Musidora en la película de Louis Feuillade Los vampiros. Cine dentro del cine, que a su vez revisita un rodaje real, la serie de Olivier Assayas es un complejo estudio de caracteres y de su transformación al entrar en contacto con una historia y unos personajes que han trascendido a su tiempo. Alicia Vikander es una Irma grácil, sexy y enigmática, saldando con creces el reto de enfrentarse a un rol actualizado que conserva su carácter esencial, la acompañan magníficamente Vincent Macaigne como el neurótico director René Vidal, Jeanne Balibar, Vincent Lacoste y el versátil Lars Eidinger. Irma Vep rezuma un humor inteligente y es una serie donde casi nadie se toma demasiado en serio a sí mismo y tiene suficiente valor para distanciarse, a veces desdoblarse incluso, y reflexionar sobre el proceso creativo y sus servidumbres.
Holy Spider (Ali Abassi)
Tras el éxito de su filme fantástico Border, el director iraní Ali Abbasi dirige una crónica negra basada en hechos reales, ambientada en su Irán natal. Holy Spider, que representa a Dinamarca en los Oscar 2023, narra la historia de un asesino en serie que estranguló a dieciséis prostitutas en la ciudad de Mashhad, entre 2000 y 2001. El móvil del criminal partía de su fundamentalismo, de un propósito mesiánico y redentor, de la necesidad de “limpiar” la ciudad de vicio y corrupción. La libertad creativa que muestra su director, inédita en Irán, pero comprensible cuando sabemos que ha rodado en Jordania, permite que accedamos a la intimidad de mujeres que actúan como en la vida real, comparten cama con sus maridos, son acosadas sexualmente e incluso, a veces, osan rebelarse. En el estilo de Abbasi reconocemos a un cinéfilo que ha sabido interpretar y trasladar sus fuentes de inspiración desde Travis Bickle —cambiando el taxi por la motocicleta—, al mismo Hitchcock, a quien nos recuerda inevitablemente en escenas prolongadas de violencia —la lucha entre el asesino y su última y frustrada víctima (Cortina rasgada, Crimen perfecto) y en los estrangulamientos (Frenesí). Seguir leyendo.
Mantícora (Carlos Vermut)
A pesar de que la pederastia es un asunto importantísimo, estamos ante una película de Carlos Vermut, no lo olvidemos. Esto significa que no vamos a encontrar en Mantícora una aproximación precisamente convencional al tema, que aquí no es ninguna excusa para desarrollar ni una trama policiaca ni un drama alemán de domingo por la tarde. De hecho, el momento en el que la película más se aproxima a una representación gráfica de la pederastia está resuelto con un particular fuera de campo. Lo que de verdad interesa mostrar a Vermut es unos personajes en permanente zozobra emocional, quebrados por el destino, como la Violeta de Diamond Flash o la Bárbara de Magical Girl. O el Julián de Mantícora, seguramente el personaje más arriesgado hasta la fecha en la filmografía de Vermut, por masculino y por el terrible conflicto moral que arrastra. Un personaje que lucha desesperadamente por ignorar, por enterrar, por esconder(se de) su pulsión pedófila. Un personaje que busca en su relación con Diana, más que la curación, la redención de sus pecados: con Diana puede encontrar la paz interior necesaria para mantener a raya ese impulso inconfesable. Seguir leyendo.
El prodigio (Sebastián Lelio)
La última película del ganador del Oscar con Una mujer fantástica está inspirada en la historia de real de las conocidas como jóvenes ayunadoras, célebres entre los siglos XV y XIX, por no ingerir ningún alimento durante meses, atrayendo la atención de curiosos y periodistas. La leyenda, y el mito que a su alrededor se construyó a base de historias de misticismo y magia, es actualizada en El prodigio, mediante una trama filmada con austeridad, que implica a una enfermera veterana de la guerra de Crimea, con un doloroso pasado familiar, y a una niña irlandesa de 11 años que, en 1862, supuestamente sobrevive sin alimentarse en un hogar humilde y fervientemente católico. La película se basa en la novela de Emma Donoghue, donde los dos polos opuestos, el pensamiento científico y el mítico, se retan en silencio, con respeto, para llegar al diálogo transformador, a través de metáforas —como el pájaro y la jaula pintados en dos caras de una chapa que gira— y una empatía libre de prejuicios, en un incansable ejercicio de psicoterapia, con reminiscencias de El milagro de Anna Sullivan. Seguir leyendo.
From The Main Square (Pedro Harres)
Esta película es lo más alejado de un videojuego y lo más inmersivo que se pueda imaginar en este género de producciones, cuya línea de división entre el puro entretenimiento que explora soluciones técnicas e interactivas con más o menos brillantez, es extraordinariamente fina. Redefiniendo el papel del espectador como parte activa del filme, cuya colaboración se solicita de diversas formas, y la necesidad que impone el medio de lograr una entrega total a la narración, From The Main Square, ganadora en los festivales de Venecia y Tesalónica, muestra las prometedoras posibilidades con las que la técnica puede enriquecer la experiencia cinematográfica tradicional. La película de Pedro Harres nos sitúa literalmente en el centro de una plaza mayor, en la que vemos crecer y transformarse no solo una ciudad, sino una civilización. Los valores que nos representan, la diversidad, la ideología, la filosofía, la religión, los conflictos que nos enfrentan y destruyen son narrados sin palabras, con un especial sentido del humor y con el único soporte de música, sonidos y onomatopeyas, apelando a nuestra acción para amplificar una imagen o desencadenar un acontecimiento a lo largo de 19 minutos. Seguir leyendo.
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