Entrar en contacto con el talento creativo de Chema García Ibarra a través de su primer corto, El ataque de los robots de nebulosa-5 (2008), nos dejó ya anhelantes de esta portentosa Espíritu sagrado (2021), porque solo era cuestión de tiempo que desplegara ante nuestros ojos un largometraje imbuido de su personalísimo estilo. Con una mirada sostenida, que ni subraya ni envilece, el director ilicitano se inscribe en la división de honor de los que sirven con sinceridad a un universo propio que no necesita afeites ni crudeza añadida, seguro de que su cámara muestra lo más revelador, contradictorio y provocador. El zoo humano que rescata de Carrús, el barrio más pobre de España, resiste a la caricatura, porque el objetivo es puro espejo del feísmo, de la ignorancia, la ingenuidad, pero también revelador de la profunda conexión entre cualquier clase, a través de una de las inquietudes más primigenias: el misterio de la existencia y el deseo de trascendencia.
En Espíritu sagrado los conceptos de arriba y abajo, adentro y afuera, el espacio y el tiempo son solo espacios mentales, para crear el misterio de la cosa única, según predica el Hermetismo, aunque se divida entre buenos y malos, polis y malhechores y verdaderos y falsos. La película —que obtuvo mención especial en el Festival de Locarno y premio a la dirección de arte a Leonor Díaz en Mar del Plata y premio Fipresci en el festival de Miskolc— envuelve en costumbrismo una poderosa propuesta tan singular como seductora, plagada de ese sentido del humor que nos interroga constantemente, y demuestra la perspicacia y la intencionalidad de García Ibarra, cuya firmeza al volante de este Espíritu sagrado no permite el mínimo desvío de tono, a lo largo de todo el metraje. La fotografía de Ion de Sosa (director de Sueñan los androides, 2014) transforma el kitsch en documento, el brutalismo de VPO en antesala de lo extraordinario y el acero inoxidable de una barra de bar en metonímia de un way of life. Los bibelots y la iconografía sagrada o esotérica de todo a cien, trascendida solo por la eventual voluntad tribal, se alejan del poder decorativo como significantes, que les otorgan creadores con más ínfulas y menos redaños, para constituirse en significado por sí mismos.
Sin embargo, la avalancha con que nos arrolla Espíritu sagrado lleva los nombres de sus protagonistas, personas normales de varias edades que crean un cosmos social tan atrayente como estupefaciente, en sus dos acepciones. Nacho Fernández, Llum Arques, Joanna Valverde, Rocío Ibáñez, José Miguel Sánchez Carrión… nos seducen, nos obligan a observarlos hipnóticamente, a beber sus palabras, creyendo que conocemos el camino por donde nos van a guiar, pero dejándonos sorprender. Y una de los descubrimientos más importantes es su fuerza en conjunto, su capacidad de subyugar y la profunda verdad que transmiten como personas normales que acudieron a un casting en Elche y se han convertido en actores de un docudrama de secano, del que nadie sale indemne.
Si alguien puede describirnos desde dentro este pequeño, y quizá explicable, milagro es José Miguel Sánchez Carrión, un actor no profesional (todavía) que interpreta en Espíritu sagrado al dueño de la sala Teosófica Gnóstica, donde acoge y presenta a una eminencia del ocultismo. El suyo es un papel coral, pero interpretado con una soltura, dicción, dominio de las pausas y el lenguaje corporal, cuya verosimilitud podría hacernos creer que, o bien es un actor o un iluminado que se interpreta a sí mismo.
¿Cómo fue el proceso de casting de Espíritu sagrado, donde no participa ningún actor profesional?
Más que un casting, parecía una oferta de empleo. El anuncio decía así: El próximo otoño 2020 se llevará a cabo en Elche el rodaje de un largometraje dirigido por Chema García Ibarra, producido por Jaibo Films y realizado con el apoyo de Televisión Española. Buscamos personas normales de varias edades en la zona Elche-Alicante-Murcia. Me llamó mucho la atención, porque esta forma de convocatoria hacía que todos tuviéramos la mismas oportunidades para formar parte del reparto de una película, aunque no fuéramos actores profesionales, me motivó a echar la inscripción para la película, porque, por primera vez, podía cumplir uno de mis sueños, que era salir en una película, si era elegido. Pero antes de cumplimentar la solicitud de inscripción, me informé de su director, de su trayectoria profesional y el tipo de películas que realizaba. Lo que más me convenció a inscribirme fue el nombre de la película: Espíritu sagrado, ya que, unos días antes, ese nombre aparecía de forma recurrente en mis sueños. Y cuando me ocurren estas sincronicidades, sigo fielmente a mi instinto, porque siempre me da buenos resultados. Unos meses después me citaron para el casting de la película en el Palacio de Congresos de Elche. Fue el jueves 27 de agosto de 2020, a las 11.15 horas.
Si me preguntas si estaba nervioso por el casting presencial, te puedo responder que no y es más, esa mañana ya me había tomado tres cafés largos en compañía de mi cuñada, que fue la que me llevó a Elche en su coche. La entrevista me la hizo el propio director de la película, me pidió una improvisación y que mirara fijamente a la cámara, sin decir nada, durante un minuto. En ese encuentro con Chema, me encontré muy a gusto e incluso disfruté mucho de la experiencia y le agradecí su atención y amabilidad conmigo. Me despedí de Chema García Ibarra con la sensación de que formaría parte del reparto de la película. La certeza me la dio lo bien que transcurrió la entrevista y el buen rollo que se creó entre nosotros. El lunes siguiente, me llamó Chema para ofrecerme un pequeño papel para su película y por supuesto que mi respuesta fue un sí rotundo.
El papel que interpretas en Espíritu sagrado es tu debut en el cine, ya que vienes de otro ámbito profesional. ¿Cómo has llegado a la interpretación?
Es mi primera experiencia cinematográfica y espero que no sea la última. De muy pequeño, jugaba a ser el maestro de ceremonias de un gran Circo Mundial, cobrando a mis amigos y vecinos una peseta por entrada. Por las tardes, después del colegio, en la calle de detrás del patio de mi casa, jugaba al mítico programa: “Un, dos, tres…”, siguiendo la estela del gran Kiko Ledgard. Mi afición a la lectura, a tan temprana edad, me proporcionó los escenarios mentales necesarios para recrearlos e interpretarlos en mis juegos. Tantas tardes, en el patio de mi casa, jugaba a ser el protagonista de miles historias de ficción, de mundos imaginarios, donde los espectadores eran: mi perro, mis gatos, mis gallinas y todos los animales que vivían con nosotros. En el colegio, descubrí a los poetas, escritores y dramaturgos de la literatura universal. Aprendí a recitar poesía, a leer teatro e interpretarlo en clase.
Cuántas veces, me ponía delante de un espejo con un lápiz en la boca, para ir deletreando palabra por palabra, ya que tenía un problema leve de tartamudez. No solo trabajaba con el espejo sino que escribía más de cien veces las palabras que no pronunciaba bien o escribía mal. Más tarde, descubrí que tenía un pequeño problema de dislexia y con ello, de dislalia. Mi constancia y mi tozudez, hicieron que mi hándicap se convirtiera en una bendición hasta estos días. Me formé en dicción, vocalización, locución, interpretación y en doblaje. En mi juventud, formaba parte de un grupo de teatro y también me ha gustado escribir.
Al cumplir los diecisiete años y comenzar la universidad, todo aquello desapareció, para centrarme en mi carrera de Pedagogía. Afortunadamente, después de mi formación en coaching profesional y en terapia Gestalt, entre otras, me enfoqué en el teatro terapéutico y en el psicodrama. Hace unos años, decidí retomar mi parte artística, que estaba muy olvidada, compaginando mi profesión, con la interpretación, la locución y la presentación
Tienes un perfil muy conectado al mundo espiritual. ¿Chema lo conocía? ¿Influyó para que fueras seleccionado en el casting?
Uno de los rasgos más sobresalientes y característicos de mi personalidad es mi agudizada intuición. Soy una persona bastante sensitiva, hecho que me ha ayudado a conocerme a mí mismo y a conocer a los demás. Mi intuición me ha ayudado mucho en mi profesión, a la hora de acompañar a mis clientes en su proceso de transformación personal y profesional, una herramienta útil para el autoconocimiento y autorrealización personal. Te permite elaborar un plan de acción, junto con otras herramientas, a la consecución de tus objetivos primordiales. Mi extraordinaria sensibilidad de conectar con lo más sutil del ser humano me ha ayudado a colaborar en programas tan importantes como: Expreso de Medianoche y Murcia Misteriosa TV. He conocido muchas personas del ámbito empresarial, financiero, artístico y cultural, que me han reconocido que parte de sus éxitos, se los debían también, a determinados estados intuitivos de acción.
En la entrevista con Chema, tuve la oportunidad y la confianza de hablarle abiertamente de mi vida personal y profesional. Fue tan grande el clima de confianza que se creó, que aunque no hubiera sido seleccionado para la película, me sentí satisfecho de encontrarme con una persona de mentalidad abierta y empática a la hora de escuchar. Y que tan solo una simple conversación llegara a ser tan enriquecedora. Siempre he creído que las personas más exitosas son las más humildes y es una de las cualidades que más les caracterizan. Lo que percibí de Chema, aparte de ingenio y talento, fue su profunda humildad y timidez. En el rodaje de mi secuencia, me sentí arropado y atendido por mis compañeros y por todo el equipo.
La espiritualidad no es sinónimo de religiosidad, sino todo lo contrario, a algunas religiones les falta espiritualidad.
¿Cómo fue tu relación el resto de actores?
Algunos de mis compañeros de reparto y figuración, se creían que era actor profesional, presumiblemente por mi actitud camaleónica de enfrentarme a las cámaras y vencer mi timidez. Recuerdo con mucho cariño cuando me felicitaron por mi excelente trabajo, después de rodar mis escenas e incluso en el mismo preestreno, algunos espectadores y uno de los productores de la película, Miguel Molina de Jaibo Films, me felicitó por mi excelente trabajo, según sus propias palabras, y quería que supiera que mi papel e interpretación en la película no pasaban desapercibidos, sino todo lo contrario, que llamaban la atención.
En tu experiencia, ¿Hasta qué punto es realista la película? ¿Somos tan fáciles de manipular por los farsantes? ¿Has encontrado personajes similares en la vida real?
Chema García Ibarra retrata con bastante acierto una realidad que subyace en el mismísimo folklore español y de nuestra cultura más popular. Enraizada, a su vez, en viejos arquetipos del inconsciente universal. El director nos presenta de forma magistral la convivencia tan natural y arraigada del pensamiento mágico en nuestras costumbres y tradiciones populares. Nos advierte, también, del peligro que hay en los fanatismos y extremismos de determinadas personas, que esconden una psicopatología criminal. Estas personas malvadas y depravadas, encuentran a sus víctimas en la candidez e inocencia de algunas personas. Por eso es tan importante la educación y la formación en valores.
Muchos de nosotros hemos vivido en la cultura y tradición ancestral del mal de ojo, el aliacán o mal de la tristeza, que se cortaba con una oración, transmitida de forma generacional, de unos a otros. Esta oración era transmitida en días muy señalados, como el día de Todos los Santos o la noche de Jueves Santo a Viernes Santo. Cuántas veces nos han llevado al curandero, o hemos visitado a la vidente de nuestro pueblo con males de amores, como se decía antiguamente, o simplemente para saber de nuestro porvenir. Eran costumbres amables y benignas, que favorecían la comunicación, la empatía y la convivencia entre los vecinos.
Recuerdo con mucho cariño los ritos de muerte que se hacían en el Campo de Cartagena. Uno de los ritos más importantes que se hacían era el de “ayudar al buen morir” que consistía en transportar tierra del huerto o del Monte Carmelo (si eras devoto de la Virgen del Carmen) para que el moribundo expirara plácidamente e hiciera el tránsito en paz. Cuántas veces he acompañado a mi madre a velatorios, que se hacían en las casas y cómo las vecinas se ocupaban, junto a los familiares, de amortajar al muerto y dar a los asistentes caldo de gallina, para pasar las largas noches. De esta forma, los afligidos familiares se sentían acompañados en la pérdida.
Era muy típico en mi pueblo el “tomar el fresco” y con mis amigos el contemplar el cielo por las noches, para posibles avistamientos ovni o contar historias de miedo y apariciones fantasmales, todos los 31 de octubre, acompañando la velada con unos buenos tostones o palomitas de maíz. Por otra parte, era muy corriente en mi época de estudiante y de juventud, la proliferación de muchas sectas esotéricas y satánicas.
Apenas tenía 19 años cumplidos, cuando conocí a una de estas sectas esotéricas. Por mis inquietudes filosóficas, mi interés por el misterio y el ocultismo, fui captado por una de ellas, durante unos largos meses. Gracias a mi intuición y a ciertos sueños lúcidos que tuve en ese momento, pude desenmascarar a la organización, y convencer a algunos compañeros para salir de esta peligrosa secta, a pesar de las amenazas dirigidas a mi persona.
Esta experiencia desagradable que viví hace muchos años, me ha servido como inspiración para la construcción de mi personaje en la película. Tuve el apoyo de Chema y de la directora artística, Leonor Díaz, para preparar mi personaje. En todo momento, aceptaron mis proposiciones y me apoyaron en todas las decisiones que tomé, dejándome libertad absoluta. Me inspiré en el gurú de la secta copiando sus ademanes, vestimenta, su físico, su actitud, su timbre y su forma de andar. Así nació David, una persona de pelo teñido, rubio plata, con vestimenta años 20, muy exquisito en el trato, con semblante angelical, de mirada penetrante e hipnótica, de vocabulario exquisito, muy cautivador y con apariencia empática. Todo ello, edulcorado con un halo de misterio e inocencia. Solo en su forma de andar hacia delante y la cabeza inclinada hacia abajo, se percibe signos de sometimiento a sus creencias extrañas y delirantes.
Hoy en día, en pleno siglo XXI, en el siglo de la información y aunque parezca que estamos todos interconectados, no estamos nada comunicados. Las redes sociales han hecho que vivamos en un mundo virtual e ilusorio, donde prima más el postureo y los falsos ideales, condenándonos a una ficticia felicidad y a una absoluta soledad. Esta apariencia de vida engañosa y de falta de valores en nuestra sociedad es un claro cultivo de depravadores, delincuentes y malhechores, que acampan sin impunidad.
Por eso, es tan importante hacernos eco y plasmar esta realidad en el cine y sobre todo, a través del humor. No se trata de alarmar sino de concienciar. Mi abuela me decía: Se atrapan más moscas con miel, que con hiel, y estoy totalmente de acuerdo con ella. En estos casos, la educación resulta muy valiosa cuando se enseña a aprender a vivir, a elegir y a tomar decisiones entre las opciones que se nos presentan, aprender a cuestionar la información que recibimos, y a liberarnos del deseo de recompensa inmediato, que nos genera miedo y conformidad. Potenciando la libertad, la creatividad, la independencia, talento y confianza en nosotros mismos.
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La película se muestra respetuosa con sus personajes, se mantiene distante y tampoco se compromete con ninguno. ¿Busca que sea el espectador quien juzgue? ¿Cuál crees que es su conclusión?
Hay un momento de la película que cobra todo el sentido para mí y nos da las claves para entender el mensaje del director. La escena del carrusel con la música de Los Sobraos, que sube y baja. Es lo que Chema García Ibarra hace con el espectador, lo lleva de la mano para transitar por todas las emociones. Al igual que el carrusel, hay momentos que nos energetiza, nos motiva con la alegría, las risas que nos provocan algunas escenas. Para luego conducirnos a una angustia vital, a desesperarnos, a inquietarnos, a sentir nuestra respiración entrecortada y agitada, por lo que está aconteciendo en el desarrollo de la película. Un descenso a los infiernos más dantescos, donde podamos vislumbrar nuestros propios monstruos y demonios.
Chema, con gran maestría profesional nos muestra el otro lado del espejo. Donde nada es lo que parece y donde todo empieza a cobrar sentido. No juzga ni moraliza, deja que sea el espectador el que tome sus propias conclusiones y en consecuencia, sus propias decisiones. Y todo magistralmente contado, a través del humor, como hilo conductor para llevarnos al desenlace final.
¿Tuviste todo el guion o solo tu parte? ¿La película acabada fue como la imaginabas?
Solo tuve acceso al guion de mi parte de la secuencia. Lo tuve en mis manos para echarle un vistazo, hasta que lo tuvimos que dejar para hacer un único ensayo. Tenía un ligera idea de la historia de la película, al igual que los espectadores. Pero me sorprendió la trama y el desenlace final cuando vi la película. Es como te he dicho anteriormente, nada es lo que parece. Por eso este largometraje está siendo tan premiado. Es otra forma de hacer cine, de contar las cosas. Es un cine totalmente diferente.
Incluso te diría que los actores están muy bien elegidos y seleccionados para el papel que interpretan. Un casting muy cuidado y estudiado a la perfección, ya que no deja nada al azar. No me imagino otros actores haciendo los mismos personajes. El ojo clínico de Chema para seleccionar a los actores para interpretar a los personajes de su primer largometraje, Espíritu sagrado es incuestionable.
No juzga ni moraliza, deja que sea el espectador el que tome sus propias conclusiones y en consecuencia, sus propias decisiones.
La película trata la espiritualidad, pero está muy apegada a lo terrenal como se ve sobre todo al final. ¿Cómo se pueden conjugar ambos mundos?
Mi abuela me decía que había que tener los pies bien el suelo, pero con las manos, siempre, bien arriba. Yo siempre he intentado ver lo divino en lo humano y lo humano en lo divino. Es decir, aparte de mi formación académica y científica, no me hace convalidar con mis creencias. No me gusta prejuzgar ni tener ideas preconcebidas de antemano. Me considero una persona con una mente abierta y nada limitante. Tampoco intento convencer a nadie. Solo cuento mi experiencia y mis vivencias.
Dicho esto, soy una persona tremendamente intuitiva, pero a la misma vez, pragmática. No doy nada por hecho o por verdad absoluta. Sencillamente me limito a comunicar lo que percibo de las cosas y de las personas. Posiblemente sea un lenguaje individual que tengo con mi propio universo personal, que me ayuda a interactuar con el universo de los demás. Siempre he creído que hay muchos más mundos, pero que están dentro de este. Y que tenemos todos la capacidad de conectar con lo más sutil del ser humano y de su entorno. Unas herramientas maravillosas para mejorar y contribuir a dejar un mundo mucho más humano.
La espiritualidad no es sinónimo de religiosidad, sino todo lo contrario, a algunas religiones les falta espiritualidad. Mi intuición ha sido mi guía en muchas situaciones de mi vida y sobre todo para entender que la muerte es solo una transformación. En estos años he sido testigo de que no morimos solos y tampoco nacemos solos. Estas vivencias me han hecho amar más la vida y sobre todo, cuando tuve la oportunidad de acompañar a mis seres queridos en su último viaje. ¿Cómo saber si tu intuición es certera o simplemente es un deseo? Mi respuesta es siempre la misma, cuando la respuesta o lo que sientes te resuena interiormente.
¿En tu experiencia has encontrado algún incrédulo convertido tras experimentar en su propia carne la presencia de lo espiritual?
Solo te puedo decir que, a lo largo de mi vida, me he encontrado personas de discurso científico para afuera, con miedos de expresarse libremente por el temor a las críticas y al rechazo. Pero que en petit comité creían en la transcendencia e inmortalidad del alma, en el mundo espiritual, en la intuición, etc. He tenido vivencias y experiencias extraordinarias, que me han hecho cuestionarme interiormente y sobre todo, me han ayudado a conocerme a mí mismo.
¿Deseas continuar tu carrera en la interpretación?
Como te dije anteriormente, he vuelto a retomar mi vida artística y me gustaría dedicarme a este mundo tan maravilloso. Creo que tengo mucho potencial que descubrir y que demostrar. Creo que toda mi vida me he estado preparando para esto y deseo que Espíritu sagrado me abra las puertas al mundo de la interpretación. Mientras tanto, como dijo un ingenioso artista, que me pillen trabajando.
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