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El azote de Hollywood

En Cine y Series 5 marzo, 2015

Violeta Kovacsics

Violeta Kovacsics

PERFIL

Dos años después, David Cronenberg volvió al lugar del «crimen», a la Côte d’Azur, a Cannes, al festival en el que afirmó, sin inmutarse, que para él el cine era un rostro hablando. Pronunció estas palabras con motivo de Cosmópolis, un filme difícil, a ratos críptico, volcado sin coartadas al texto original de Don DeLillo.

En Maps to the Stars, el cineasta canadiense sigue ahondando en la puesta en escena de la palabra, su principal preocupación desde que filmara Un método peligroso. Sin embargo, introduce ciertas variaciones. En Un método peligroso, Cronenberg filma el diálogo a partir de la profundidad de campo; en Maps to the Stars, lo hace a partir del corte. Si en Un método peligroso la relación de los personajes se definía según el lugar que ocupaban en el cuadro, en Maps to the Stars, predominan los planos contraplano. Los personajes no comparten el mismo encuadre, se muestran solos, despegados incluso del fondo, borroso.

La escena en la que una joven estrella, su madre, su representante y unos cuantos productores de Hollywood negocian el contrato del adolescente resulta paradigmática. Cronenberg los filma uno a uno, de manera frontal, imposibilitando el encuentro entre ellos.

El Hollywood que expone Cronenberg está poblado por adolescentes que son tiranos adictos a las drogas, por estrellas decadentes que harán cualquier cosa por un papel. En él, tienen lugar relaciones incestuosas y sus habitantes están enganchados a la medicación, a los masajes, a la osteopatía, al Yogi Tea, a la cienciología. Todos los personajes de este depravado fresco son perversos.

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Maps to the Stars no es tanto el retrato de Hollywood según Cronenberg como la traslación del universo cronenbergiano al escenario de Hollywood. De la mano de Agatha, una joven que viste guantes para tapar las quemaduras que le recorren todo el cuerpo, Cronenberg regresa al gusto por retratar lo físico, la carne. De la mano de Havana, una actriz de capa caída e incapaz de superar un trauma infantil y de escapar a la sombra de su madre, el cineasta ahonda en el concepto de dualidad, tan presente en películas como Inseparables, Spider o Una historia de violencia.

Parecería que Cronenberg hace aflorar la extrañeza con muy poco: un movimiento de cámara, un oscuro tema musical, un plano contraplano, un contrapicado. A la manera de Passion, de Brian De Palma, la aparente sencillez va conduciendo hacia una atmósfera extraña. Maps to the Stars se dirige inexorablemente hacia un universo de fantasmas e inseguridad, hacia una eclosión de violencia que el director resuelve, cómo no, con un plano contraplano.

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