Aquello que no leímos en 2022

Termina otro año, y aunque intento escaparme de esta atmósfera de búsqueda compulsiva del resumen y la compilación, no puedo dejar de reseñar algunas de las lecturas que este pasado año cayeron en mis manos, casi por casualidad, o por qué uno y otras estábamos destinados a encontrarnos, lecturas que definitivamente me han impactado hasta el punto de precisar linimento, Betadine y tiritas.

EL MISTERIO DEL CRYPTO EMBRUJADO, de Eduardo Zamendo: Un joven corredor de Wall Street, ambicioso pero de buen corazón (el pulso no le sube de 60 latidos), despierta una mañana dentro de un bitcoin. No recuerda como ha llegado allí ni evidentemente cómo salir de esta cárcel digital. A la manera del protagonista de Tron, va moviéndose por ese microuniverso chanchullero, compuesto en su mayor parte de fe y trilerismo. En el proceso reexamina su vida y los errores que le han llevado hasta allí, mientras va desplumando a una larga serie de cibertarugos codiciosos arrastrados por vendedores de humo. Su ingenuidad le ayuda a ver que la felicidad está en las cosas sencillas, a menudo seguidas de muchos ceros.

TODAS ESAS COSAS QUE TE DIRÉ MAÑANA, SEGÚN COMO ME LEVANTE, de Liz Benavent: Luisa, una joven administrativa hastiada de su trabajo —consistente en repetir monótonamente la frase Vuelva usted mañana a todos los que merodean por su ventanilla de atención al cliente—, es consciente un día de su soledad, al comprobar que ya nadie se acerca a preguntarle nada. Convencida de que hay un intrincado plan por parte de sus superiores para hacerle mobbing y que abandone el negociado, crea con la ayuda de una impresora 3D, y ayudada por un informático que lleva varios años pidiéndole el teléfono de su hermana, la réplica de un ciudadano que venga todos los días a reclamarle algo a su ventanilla. Con el tiempo, Luisa desarrolla un interés por su creación que va más allá de la habitual interacción entre funcionario y reclamante. Novela ganadora del premio “Inclusividad a doble cara 2022”.

TOMBSTONAZO, de Tiago Larenzo: Unos años después del tiroteo que la hizo famosa, los habitantes de Tombstone languidecen atrapados por el refrán Cría fama y échate a dormir, incapaces de vivir de algo más allá del turismo de cruceros, lo cual tiene mérito por cuanto la ciudad se encuentra a 1.500 km en línea recta del Océano Pacífico. Este impasse que parece eterno, parece tocar a su fin con la llegada desde el futuro de un ente mitad humano mitad coach, que intenta convencerles que la Tierra efectivamente es plana, y por tanto las Montañas Rocosas y el cañón del Colorado no existen. Bajo la apariencia de un ambicioso neowestern, esta historia de superación hunde sus raíces en una imponente sequoia de la que puede salir suficiente papel como para darle cabida a una parte significativa de la obra de Ken Follet.

ESTO NO VA BIEN Y NO SÉ COMO EXPLICÁRTELO PARA QUE LO ENTIENDAS. QUIZÁ CON MARIONETAS, de Michael Huelebec: El proceso de desintegración de la relación entre Claude y Maude, dos jóvenes activistas condenadas por sentencia judicial firme a permanecer inmóviles, es el telón de fondo de la propia desintegración de Francia, simbolizada por un queso de gruyere cuyos agujeros se van llenando de okupas. Cuando el detective español Bernard Connerie investiga la desaparición de un fotógrafo que denunciaba que la Torre Eiffel aparecía inclinada en sus fotos, y por tanto, corría peligro de colapsar, comienzan a desvelarse unas tramas cuyos fines parecen querer reducir a París a la máxima oblicuidad, y cuyas ramificaciones alcanzan a poderes en la sombra entre los que se encuentran el futbolista Kylian M´bappé, el Papa Francisco, Edurne, Keanu Reeves y la propia Reina Isabel II, que ha fingido su muerte para palpar y evaluar el apoyo popular a su reinado, mientras sigue dirigiendo los asuntos de Estado desde los sótanos de Balmoral, a través de un androide llamado Carlos III.

ROMA SOY YO, Y LA MEDICACIÓN NO TIENE LA CULPA de Santi Pastigollo: Historia ambientada a mediados del siglo primero antes de Cristo y que narra el apasionante ascenso de Julio César, siempre ayudado por un sherpa de nombre impronunciable, que acostumbra a parar para hacer campamento en los puntos más complicados de la montaña, y a usar manteca de cerdo como crema de manos, lo que hace que la cuerda para sujetarse en la escalada tenga la adherencia de una piel de plátano. Julio es consciente que otros escaladores como Pompeyo y Craso, con mejor equipamiento contra el frío, tienen más posibilidades de coronar la cima antes que él, pero cuenta con una ambición sin límites, aparte de amigos que trabajan de dependientes en la sección de deportes, y que sabe de buena tinta que han suministrado a sus rivales “piolets” oxidados y tiendas de campaña con goteras.

AMAR ES DIFÍCIL SI VISTES UN NEOPRENO, de Ángel Escaso: Jaime y Silvia son zombis y están enamorados, pero los tiempos han cambiado incluso en un colectivo tan monolítico, y los prejuicios y las diferencias de clase imposibilitan su relación. El padre de Silvia, un magnate del tiramisú, dedica su tiempo libre a vagar sin rumbo por su residencia de verano en busca de supervivientes, pero tiene claro que su hija merece algo mejor que un chófer que, desde que se convirtió en muerto viviente, ha olvidado como se maneja un cambio de marchas. En vistas a ello decide tras dos años de reflexión (los zombis padecen de un TDA bastante importante) que Silvia se case con el hijo de un magnate del mascarpone, aunque para ello tenga que gastar la familia otro año en desplazarse hasta Milán, pues los medios de locomoción zombi se reducen a andar o arrastrarse. Jaime deberá buscar una extraña alianza con un superviviente director de autoescuela para que vuelva a enseñarle a conducir, lo cual provocará un salto tecnológico en el colectivo similar a la revolución industrial, y permitirá que el padre de Silvia lo vea con otros ojos (al menos con el que le queda).

BONO, LA METABIOGRAFÍA, de Aaron Sorkin. La realidad se superpone en varios planos cuando una macroeditorial encarga a un prestigioso negro literario que escriba la autobiografía del cantante del grupo irlandés U2, Paul David Hewson, alias Bono. Por un lamentable error a la hora de consultar las fuentes, el autor realiza un estudio pormenorizado pero de otro Bono, expolítico español que precisamente lleva muchos años intentando que ciertos aspectos de su biografía no salgan a la luz. Perseguido por la editorial, el expolítico, los cuatro miembros de U2 y todo el fandom resultante, el autor acepta desesperado el consejo de un joven corredor de Wall Street, para pasar desapercibido ocultándose dentro de un Bitcoin.