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Nina Hagen, el icono punk que vino del frío

En Música martes, 10 de mayo de 2022

Fernando Ruiz Goseascoechea

Fernando Ruiz Goseascoechea

PERFIL

A principios de los años 80, con una Europa dividida en bloques y una juventud sumergida en el desencanto político, social y generacional, la música, más líquida que nunca, flotaba como una tabla de salvación entre bandas punk, grupos new age, y pistas de baile con mucho electro funk y electro pop pre cibernético.

Los hermanos pequeños de la generación de mayo del 68 toman conciencia  de que el asalto a los cielos solo se va a producir por vía milagrosa y que el futuro no se encuentra ya bajo los adoquines sino en la sumisión social y la docilidad laboral. Se atrincheran en la música y adoptan canciones a modo de mantra para expresar lo que sienten, que se resume, precisamente, en el “No hay futuro” de los nihilistas Sex Pistols, o en el compromiso ideológico de The Clash. Un tema también de culto de esos  años es “Love Will Tear Us Apart” de Joy Division, que tras un mensaje romántico muchos le dan una lectura política con la llegada al poder de Margaret Thatcher: Gritas en sueños, todos mis fracasos al descubierto, y queda un sabor en mi boca, mientras la desesperación se enraíza en mí.

The Clash

Y entre The Adicts, New York Dolls, The Slits y Ramones,  emerge Nina Hagen,  un  eslabón ideológico perdido, -entre Janis Joplin y Pippi  Calzaslargas-, que  con el tiempo culmina una carrera brillante a pesar del peso de su actitud y aspecto;  pero es en este habilidoso funambulismo de la berlinesa, que hace equilibrios y gorgoritos entre sus paisanos Bertolt Brecht y Marlene Dietrich, donde se ubica su perenne hechizo.

La historia de los padres ayuda a entender la especial cosmogenia de Nina en la que gravitan cuatro tensiones permanentemente: judaísmo, política, música y familia. Catherina Hagen (sus abuelos, ante la amenaza nazi, se cambiaron el apellido, que era Levi), es hija única de dos personajes famosos de la República Democrática Alemana (RDA): Hans Oliva-Hagen,  escritor y guionista premiado, y Eva-Maria Hagen, actriz exitosa, cantante y pintora.

NIna Hagen

El padre es un tipo que en 1937, con 15 años, viaja a España para apuntarse a las Brigadas Internacionales, aunque es rechazado por su corta edad. Como miembro de la resistencia alemana al nazismo es detenido repetidamente y acaba recluido en el campo de Moabit, hasta que es  liberado en 1945. Los padres de Hans son asesinados como represalia por el atentado en el que muere Reynhard Heydrich, uno de los arquitectos del Holocausto. Una venganza en la que son asesinadas 1300 personas, incluidos ancianos, niños y, como los abuelos de Nina, internos en  Sachsenhausen, un campo destinado a judíos, gitanos, homosexuales, masones y Testigos de Jehová.

La Guerra Fría

Para entender la sociedad en la que florece una  personalidad tan singular hay que imaginarse el Berlín del final de la II Guerra Mundial, cuando Francia, Gran Bretaña, EEUU y la URSS dividen el territorio alemán en cuatro zonas de ocupación, además de una parte de Berlín.

NIna Hagen

En 1949, la zona de ocupación soviética se convierte en la  República Democrática Alemana (RDA) y, aunque mantiene una estrecha relación con Moscú, se trata de un estado independiente. La gente se  mueve libremente de un sector a otro y los americanos cubren de cines la zona fronteriza de Berlín Occidental; para salir de copas los jóvenes  prefieren la parte oriental y frecuentan Clärchens Bühlere, un garito de moda que todavía hoy sigue abierto.

Pero lo cierto es que en este periodo tan especial, los jóvenes alemanes viven mezclados al margen de las ideologías  y comparten cine, teatro, cabaret y exposiciones; incluso los occidentales prefieren compran en la zona comunista libros, equipos de fotografía, y hasta se cortan el pelo en sus peluquerías.

NIna Hagen

Louis Armstrong en 1965.

Los conciertos de música son un elemento clave en la división cultural entre las dos zonas de Berlín. Los jóvenes berlineses orientales acuden a ver a Louis Armstrong en el Sportpalast de Berlín Occidental en 1955, y eso no gusta nada al régimen Oriental. El estalinismo alemán consideraba el jazz como cultura imperialista de monos, aunque eran conscientes de que no podían impedir su creciente popularidad, por lo que en 1965  invitan a Armstrong a la RDA, y es la primera estrella estadounidense invitada a Berlín del Este.

Pero todo cambia radicalmente la mañana del 13 de agosto de 1961 cuando los habitantes de Berlín  se aterrorizan al salir a la calle y ver que la ciudad está dividida por un alambre, y que policías y militares  vigilan una nueva frontera e impiden el paso a las personas no autorizadas. A partir de ese día  se empieza a entender que  la división es  más que una frontera geográfica y que consolida dos modos de entender la política y la vida misma. Ese día de verano comenzó realmente la famosa Guerra Fría, concepto que acuñó ya en 1947 el periodista estadounidense Hebert B. Swope, ganador del primer Premio Pulitzer.

NIna Hagen

Construcción del muro de Berlín.

La música que imperaba en esa época en los dos estados alemanes  pero también en Escandinavia, países bálticos, Países Bajos y la zona francesa de Alsacia era el Schlager, un estilo creado en los años 30 que evolucionó hacia el pop eurovisivo en los 60, ligero y pegadizo, con temas centrados en asuntos sentimentales. A España llegó triunfante de la mano de los suecos Abba.

En esos años en la RDA se autoriza alguna música de Occidente y hasta se editan discos de gente como Phil CollinsMichael Jackson o Santana. Actúan Big CountryBryan Adams  y Marillion, junto a bandas del país, y en 1988 Bruce Springsteen realiza el mayor concierto de rock en la historia de la RDA frente a 160.000 personas

NIna Hagen

Al margen del estado, a lo largo de los años  50, 60, 70 y 80, la juventud de la RDA adopta, al igual que en el resto de Europa,  las tendencias sociales que se reflejan en la música. Con cierto desfase temporal frente a Occidente, -y  más minoritario-, se desarrollan ambientes rockers, el primer punk (Planlos, Namenlos, AuSSchlag, Wutanfall o Schleim Keim), skins, heavies… quienes representan una provocación a combatir por el régimen.

La Kriminalpolizei y la Stasi reprimen el movimiento punk al que acusan de estar auspiciado desde la RFA. La escena punk se desarrolla en la clandestinidad desde 1982, pero de manera especialmente dura y represiva durante 1983 y 1984, y sólo encuentra refugio en las iglesias luteranas. Y tras la caída del Muro hubo grandes sorpresas: los líderes de la banda Die Firma, que brillaba en la disidencia, colaboraban con la policía secreta.

NIna Hagen

Tatjana Besson, bajo de Die Firma, una banda cuyos lideres fueron acusados de haber sido colaboradores de la STASI, policía secreta

A mediados de los 80 aparecen simpatizantes del nazismo,  especialmente entre el movimiento skinhead y hooligan de la Alemania del Este. Agreden a extranjeros, punks e, incluso, a la propia policía. Las autoridades definen estas acciones como vandalismo pero las explosiones de odio fascista se suceden, la violencia se  incrementa y hay ataques, incluso, con explosivos. Según cifras oficiales, en 1988 hay 185 delitos de extrema derecha en la RDA y el número aumenta a más de 300 en 1989.

La vida de los otros

Regresemos a Nina. Cuando tiene cuatro  años sus padres se separan, y su madre la pone a estudiar ballet; a los nueve inicia su carrera de cantante lírica, con estudios de canto, piano, guitarra y danza, y a los 16 años se traslada un tiempo a Polonia donde  empieza su carrera musical.

En 1965 comienza una nueva etapa cuando Nina y su madre forman un hogar junto a Wolf Biermann, un conocido cantautor y poeta (… Recitadme un horizonte sin cerradura y sin llave como la choza de un pobre…), fundador del Teatro obrero y estudiantil de Berlín-Este, y colaborador del Berliner Ensemble, junto a la viuda de Bertolt Brecht, Helene Weigel.

NIna Hagen

El padre de Biermann, comunista y judío, muere en el campo de Ausschwitz. El joven Wolf crece anhelando ser comunista como su padre hasta el punto de que a los 16 años abandona su Hamburgo natal y se establece en la RDA, donde estudia economía política y se hace músico y cantautor comprometido.

Con el tiempo se separa del aparato militante, evoluciona hacia la disidencia, admira la obra de Rosa Luxemburgo y conecta con círculos  trotskistas. A través de la poesía  y la música,  se convierte en una de las cabezas visibles de la oposición de izquierdas en la RDA; Ermutigung (Aliento) deviene en una canción muy popular. Y es en esa época en la que, además de ser el padrastro de Nina, se convierte en el mentor artístico e influencer político de la futura estrella musical.

A pesar de considerarse comunista, en 1963 Biermann es expulsado del gobernante Partido Socialista Unificado de Alemania (SED); más tarde es denunciado como traidor de clase, y se le prohíbe publicar y actuar. Para romper este aislamiento, artistas como Joan Baez y Allen Gisberg le visitan en su casa de Chausseestraße 131 (título de uno de sus discos), tan plagada de micrófonos instalados por la Stasi que podía haber servido de set de rodaje  de La vida de los otros.

Nina Hagen

Wolf Biermann y Nina fotografiados por la Stasi.

En 1976 Biermann se traslada a Colonia, ofrece un multitudinario concierto e inmediatamente es privado de su ciudadanía en la RDA. La flor y nata de la intelectualidad alemana firma un documento de protesta, en el que se cita a  Marx en 18 Brumario para recordar que la revolución proletaria se critica incesantemente a sí misma-, y al que se adhieren desde Peter Weiss a Christa Wolf, pasando por Jurek Becker, Stephan Hermlin, Ulrich Plenzdorf, y las actrices Jutta Hoffman, Angelika Dornrose y Hillmar Thate.

Nina y su madre  (Ana-Maria ya estaba separada de Wolf) no dudan en acompañar a Biermann, y se expatrían también en Hamburgo, donde su padrastro la pone en contacto con la CBS. Es el periodo en el que Nina, que viaja con frecuencia a Londres, despega con su punk operístico, aunque antes de exiliarse ya había escrito la letra de su primer bombazo, TV-Glotzer, una versión de White Punks on Dope  de  los californianos  The Tubes.

Nina Hagen

Portada de TV-Glotzer (1978)

Fuera de Alemania no se duda en relacionar los éxitos musicales de Nina Hagen con el punk, pero antes de grabar sus primeros grandes  éxitos como TV-Glotzer, Unbehagen, NunSexMonkRock, Angstlos… Nina ya era una  figura musical en su país. A los 19 años, junto al grupo Automobil estrena en la televisión Du hast den Farbfilm vergessen (Olvidaste la película en color), una canción icónica en la historia de la música alemana, que se sigue cantando en cumpleaños y celebraciones. Es el aireado tema que Angela Merkel pidió que se tocase en la ceremonia militar de su despedida como canciller de Alemania en diciembre de 2021.

Es difícil entender esta complicidad musical porque, aunque Angela y Nina son de la misma edad, de lejos se adivinan diferencias  sociales y culturales. Angela es hija de un pastor luterano y de una profesora de latín. Pero fue militante de las Freie Deutsche Jugend, la organización juvenil del comunista Partido Socialista Unificado (PSU) de la RDA, en el poder, como tantos miles de jóvenes del país.

Quizá sea el recuerdo de una etapa de su juventud lo que ocasionó que la conservadora  Angela Merkel pidiese a la banda militar que tocara la famosa canción popularizada por Nina Hagen, hasta hace poco votante de Los verdes (Die Grünen) y últimamente de La Izquierda (Die Linke), una coalición de izquierdas que engloba al Partido Comunista (KPD).

Nina Hagen

Nina en 1974.

La letra de Du hast den Farbfilm vergessen es de Kurt Demmler, teclista del grupo Automobil y compositor de muchas bandas alemanas. La letra, en puro estilo Schlager, es simpática y pegadiza; trata de los  reproches que hace una chica a su novio, que solo llevó carretes de fotografía en blanco y negro a una excursión a las playas de Hiddensee, en el Báltico, punto culminante de felicidad para los ciudadanos de la RDA.

El mensaje que llegó a las masas era el lamento ante un país gris, desolado y monótono, y la necesidad de tener color, motivación y alegría en sus vidas. Quizá la vertiente crítica  no fuese tan premeditada aunque años después la propia Nina Hagen escribió: Probablemente tengas que nacer en la RDA para comprender todas las alusiones y, a veces, referencias ásperas que hicieron de esta canción el himno nacional secreto de toda una generación.

La idea de la canción de Automobil parte del hecho real de que Agfa tenía en esos años el monopolio de la producción de películas con la marca alemana oriental  ORWO, un sistema muy anticuado respecto al de Kodak, generalizado en los países industriales occidentales. Para colmo, la llegada de los carretes Kodak era complicada y el precio muy caro. Y ahí arranca el tema…

Nina Hagen

“Du hast den Farbfilm vergessen”, la segunda canción mas oída en la historia de la RDA y más de un año en el Top 40.

Como la canción no decía nada subversivo ni ofensivo, jamás fue prohibida. No sólo fue la canción más vendida y escuchada ese año en Alemania sino que está considerada como la segunda mejor canción de la historia de la RDA.

Muchas han sido las versiones que artistas alemanes han hecho de la canción, pero es de destacar, por su guiño político, el de Katrin Sass,  la protagonista de la película Good bye, Lenin!

Los años pasan desde aquel verano que empezó la Guerra Fría. Tres décadas después, la población alemana derriba el Muro pacíficamente, conllevando a la unificación alemana. En las manifestaciones de cientos de miles de personas que desfilan ante el cuartel de la temida Stasi en Leipzig  se canta ¡Wir sind das Volk! (¡Somos el pueblo!).

No esperes tiempos mejores

Wolf Biermann abandona el comunismo en 1983, tras un encuentro en París con su viejo amigo, judío y camarada, Manès Sperber, reconocido novelista, ensayista y psicólogo francés. Biermann es de los pocos que en los años 50 abandona  Europa Occidental para vivir en un régimen comunista, del que muchos de sus habitantes quieren huir.  Y es de los pocos que se enfrenta  públicamente  a ese régimen y es expulsado. Hoy, el eterno incomprendido, sigue en estrecho contacto con el Berliner Ensembler, ha  publicado sus memorias con el título No esperes tiempos mejores (el nombre de su canción más emblemática),  vive  entre París y Berlín, y es padre de 10 hijos que ha tenido con diferentes mujeres.

Nina Hagen

Wolf Biermann sigue cantando y creando polémica.

La madre de Nina Hagen, la cantante, compositora  y actriz Eva-Maria Hagen, tan bella que fue conocida como  la Brigitte Bardot de la RDA, se forma en la Academia de Artes Escénicas de Berlín y en 1953  se une al Berliner Ensemble. Con una dilatada filmografía lleva una vida de gloria hasta que se une a Biermann; es marginada laboralmente y finalmente se queda sin trabajo por motivos políticos. Tras la caída del muro regresa con éxito a los escenarios y colabora con frecuencia en las actividades públicas de su hija. Juntas suelen tocar la guitarra y cantar canciones de folk y góspel. Y es la feliz abuela de Cosma Shiva y Otis, los dos hijos de Nina.

Nina Hagen

Nina, junto a su madre y Wolf, cantando y bebiendo.

El  punk  (una etiqueta de los medios de comunicación) hoy día sigue existiendo a través de diferentes subgéneros y corrientes, y resulta evidente su influencia en la música de finales del siglo XX hasta nuestros días. Se han desgastado  algunas vertientes del punk de los 70 como es la actitud contra el músico-estrella de rock virtuoso y el negocio discográfico. Pero es que el fenómeno nace, precisamente, redefiniendo el rock y dándole glamur a los desechos de una sociedad en decadencia económica. No olvidemos que el punk británico nace en los núcleos de inmigrantes jamaicanos de los barrios londinenses de Brixton y Notting Hill, que bailan y cantan  temas de Desmond Dekker. De ahí a la aparición de  The Specials, Madness, el sello 2 tones y The Clash, un paso.

Nina Hagen

Vivienne Westwood, diseñadora y pareja de Malcolm McLaren, supuesta responsable de la moda de vestir punk.

El conservadurismo de muchos de sus intérpretes y la comercialización de sus símbolos alteró negativamente  el movimiento y, en muchos casos,  pasó de ser un fenómeno social  a  la  banalidad  de entender la música como mero entretenimiento bailable. La  moda punk, una vertiente del fenómeno musical, empezó como ética y acabó, salvo contadas ocasiones, como pura estética. En Europa fue de la mano de  Vivienne Westwood y Malcolm McLaren, mánager de los Sex Pistols y su tienda londinense Sex, y en Nueva York fueron pioneras las hermanas Tish y Snooky Bellomo, coristas de Blondie, y  su boutique Manic Panic. Pero es evidente que entender el punk sólo como tres acordes, una cresta, una falda escocesa y unas tachuelas es una visión reduccionista y conservadora del fenómeno.

Nina Hagen

Manic Panic, la tienda de moda punk de NY creada por Tish y Snooky Bellomo, coristas de Blondie.

Tras la caída del Muro el movimiento skinhead de la RDA estuvo ligado principalmente a la extrema derecha política y muy presente en los estadios de fútbol. Hoy, en el país germano,  como en otros, el pensamiento de extrema derecha se normaliza e intelectualiza; pero Alemania va en cabeza y ya se ha evidenciado que hasta las fuerzas de seguridad están infiltradas de extremistas.

Además de tener sólidos conocimientos musicales (siempre acompañada de músicos excelentes) y ser dueña de una voz privilegiada, Nina Hagen desconcierta a veces a sus fieles cuando alterna sus temas emblemáticos con rockabilly, hiphop, blues, swing y cabaré. Pero eso es lo que hay en esa personalidad sin clasificar que lo mismo presenta un programa de ciencia ficción en la televisión, que debate  sobre política, actúa en actos a favor de la paz, graba el himno de su club de fútbol, hace publicidad de Ikea disfrazada de Pippi Langstrump o escribe prólogos para libros de teología.

Nina Hagen

Nina/Pippi Calzaslargas en la publicidad de un nuevo almacén de Ikea en Berlín.

Esta berlinesa universal que  canta lo que le apetece, unas  veces por el contenido de las letras y en otras por el placer de la deconstrucción musical, tiene en su haber un significante número de versiones de buena factura que ha grabado desde los primeros momentos de su carrera; no sólo de temas exitosos, como “My Way” (20 años antes que  Julio Iglesias)  sino también a partir de joyas escondidas a las que ella ha dado un brillo especial.

En los últimos tiempos, Nina Hagen, vegetariana desde los 80, ecologista y religiosa, suele ofrecer recitales, generalmente acústicos, en teatros, iglesias o calles, en los que (a veces junto a su madre) canta góspel, temas de BrechtBob Dylan, Curtis MayfieldElvis Presley, el “Hasta siempre comandante”, de Carlos Puebla (que también cantaba su padrastro) y su versión de We Shall Overcome de Pete Segeer.

Nina Hagen

Nina Hagen en un concierto acústico junto a su madre, Eva-Maria Hagen.

En enero de 2022 publicó “Shadrack”, un tema basado en El cántico de los tres jóvenes, un pasaje bíblico de El Libro de Daniel. Pero Nina no canta la versión de Jhonny Cass sino que recrea la versión que hizo popular en los años 60 Louis Amstrong, el primer occidental que cantó en la RDA.

Nina Hagen

Con el menor de sus dos hijos, Otis Chevalier.

Desde hace años forma parte de una corriente espiritual en la que aboga, a partir de una concepción religiosa cristiana (en su caso de corte protestante evangélico) a confluencias enriquecedoras con aspectos del hinduismo y el budismo. Pero a lo largo de su vida, la familia de Nina Hagen juega un papel tan vertebrador que hasta el  párroco que la bautizó en 2009, cuando tenía ya 54 años, era un antiguo comunista del KPD, del que fue expulsado en 1977 por protestar  contra la expatriación de Biermann. Un párroco que, como no podía ser de otra forma, también vino del frío.

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