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Sinéad O´Connor, pionera en éxito y cancelación (Primera parte)

En Música 18 noviembre, 2023

Fernando Ruiz Goseascoechea

Fernando Ruiz Goseascoechea

PERFIL

Está a punto de amanecer y Sinéad O’Connor ya se encuentra despierta y en la terraza, no ha dormido bien. Lleva días dándole a la cabeza con Black Boys on Mopeds, la canción que escribió en 1990 sobre la frustración en la Inglaterra de Margaret Thatcher. Ella, la artista más icónica de los 90, es consciente de que el estrellato le vino muy pronto y muy rápido, a la misma velocidad que fue la caída. Tiene la certeza de que también fue pionera en sufrir la primera cancelación de la historia. Enciende el primer Marlboro light de la mañana, mira a ver si ya despunta el sol y repite como una advertencia la estrofa de su canción: Remember what I told you. If they hated me they will hate you (Recuerda lo que te dije. Si me odiaron te odiarán).

Sinéad O'Connor.

Sinéad O’Connor ya había vivido en el barrio de Brixton, pero de eso hace tiempo. Los últimos años, bastantes complicados, los ha pasado en Montobello, una enorme casa de seis habitaciones que compró en 2007 en Strand Road, el paseo frente al mar de Bray, una pequeña ciudad situada a 20 kilómetros al sur de Dublín, muy cerca de la casa donde vivió Oscar Wilde y que hoy es un hotel.

Sinéad O'Connor.

Bray, cerca de Dublín, esta es la casa donde vivió Sinéad O’Connor los últimos años de su vida antes de trasladarse a Londres.

Desde hace unas semanas, exactamente desde el 9 de julio, Sinéad habita en un coqueto ático situado en un antiguo almacén reformado de los años 40 y ahora reconvertido en un edificio de apartamentos, el Node Brixton, situado en Shakespeare Road, al sur de Londres, en la frontera entre Herne Hill y Brixton. La finalidad del cambio es sentirse menos sola, según comenta a algunos vecinos del inmueble, nada más llegar. Brixton es multicultural, alternativo, bullicioso y colorido. Todo indica que es un lugar perfecto para establecerse un tiempo.

A veces echa de menos la casa de Bray y cuando sale a fumar a la terraza de su nueva vivienda se entretiene pensando en aquel pasillo que tenía pintado en rosa y morado, en su cocina, también pintada de rosa y el cuarto de servicio en morado. Había puesto mucho interés en los colores de la casa para que fuera un efecto milagroso y le levantase el ánimo y así puso una alfombra azul en una habitación con paredes naranjas, y en su habitación había pintado una especie de diosa gigante como cabecero de la cama.

Node Brixton es un edificio habitado por jóvenes bien situados y bien vestidos, con ese estilo que oscila entre el conciso y negro urbano de Canary Whar, la zona de negocios, el casual moderno de Chelsea y el más colorido hipster de Shoreditch. Sinéad contrasta con sus vecinos cuando baja a fumar a la acera vestida con la habaya y tocada con el hiyab; y eso que en Londres es difícil llamar la atención con la vestimenta. En realidad, no usa el hiyab siempre sino cuando le apetece. Ella misma ha explicado varias veces que no hay regla para su uso: A mi edad no estoy obligada a usar el hiyab. Lo uso porque me gusta.

Sinéad O'Connor.

Bloque de apartamentos Node Brixto, en Londres, donde vivió Sinéad O’Connor sus últimos 17 días y donde falleció.

Cada día que pasa los vecinos van reconociendo a la nueva vecina del ático, y ahora casi todos saben que en la escalera vive una estrella de la música. Una estrella caída pero que mantiene —puede pensar la misma Sinéad— un cierto equilibrio. Y ante esta disquisición que puedan tener los vecinos ella suelta una carcajada y recuerda lo simpática y de buen rollo que puede llegar a ser; y le viene a la cabeza cuando hace pocos años hacía cosas como grabarse, y enviar a las redes, videos en casa bailando y cantando canciones antiguas, como «Pennies From Heaven», el tema de Bing Crosby, pero en la voz de Rose Murphy.

Pero Sinéad tiene, desde hace tiempo, infinitos motivos para estar triste y la mayoría de sus seguidores lo saben; para colmo, hace apenas un año y medio, su hijo Shane (Nevi’im Nesta Ali Shane O’Connor), se suicidó con 17 años. Shane se había escapado en enero de 2022 de un hospital donde estaba bajo vigilancia tras haber intentado quitarse dos veces la vida.

Sinéad O'Connor.

La cantante con su hijo Shane, que falleció en 2022.

Su madre publicó un tuit para que el hijo pudiera leerlo: Este es un mensaje para mi hijo. Shane, ya no es gracioso que todo esto se pierda. Me estás asustando muchísimo. ¿Podrías hacer lo correcto y presentarte en una estación de policía? Si alguien está con Shane, llame a los policías por su seguridad.

Tras este mensaje volvió a publicar otro aún más alarmante: Shane, tu vida es preciosa. Dios no esculpió esa hermosa sonrisa en tu hermoso rostro por nada. Mi mundo colapsaría sin ti. Tú eres mi corazón. Por favor, no dejes de latir. Por favor, no te hagas daño. Ve a la comisaría y te llevaremos al hospital.

Ya está eliminado el tuit dando cuenta del fallecimiento de Shean: Mi hermoso hijo, Nevi’im Nesta Ali Shane O’Connor, la luz misma de mi vida, decidió poner fin a su lucha terrenal hoy y ahora está con Dios. Que en paz descanse y que nadie siga su ejemplo. Mi bebé. Te quiero mucho. Por favor, que estés en paz.

A O’Connor la hospitalizaron tras el fallecimiento de Shane, por comunicar que pensaba suicidarse por sentirse culpable de la muerte de su hijo. Unos días después, difundió una disculpa por las publicaciones alarmantes y aseguró que estaba buscando ayuda. ¿Puede haber mayor tristeza en un ser que tener la certeza de que el hijo que se ha suicidado era la única persona en todo el mundo que la quería?

Sinéad O'Connor.

La irlandesa lleva desde hace mucho tiempo utilizando frenéticamente las redes sociales, para dar a conocer a todo el mundo sus problemas, pánicos y desasosiegos.

Este verano parece que se encuentra animada y está levantando cabeza. Lo primero que hace al llegar a Node Brixton es colgar un video en el que enseña su nuevo hogar y se muestra de excelente humor. Exhibe un ramo de girasoles que le ha regalado una amiga y su guitarra Martin Johnny Cash colgada en un lugar destacado de la pared.

Ocasionalmente pasea por el barrio mirando escaparates y se reconforta pensando en el último gran reconocimiento público que ha tenido apenas hace cuatro meses, y es que en Dublín se le sigue adorando. En el Vicar Street, la mejor sala de conciertos de la ciudad, se celebró la entrega de los RTÉ Choice Music Awards, los premios más prestigiosos de la industria musical irlandesa. Sinéad recibió el galardón al Mejor álbum clásico de Irlanda por Do Not Want What I Haven’t Got. El jurado consideró que ese trabajo de O’Connor de 1990 muestra el impresionante cuerpo de trabajo, lleno de originalidad y con unas canciones que tienen tanta repercusión hoy como lo tuvieron hace más de 30 años. Y Sinéad se muestra satisfecha ante lo que afirmaron los organizadores del evento: Una mujer sin miedo a denunciar la hipocresía dondequiera que la viera.

Sinéad O'Connor.

Sinéad en la entrega de los RTÉ Choice Music Awards, donde recibió el galardón al Mejor álbum clásico por Do Not Want What I Haven’t Got.

A mediados de mes tuitea que tiene varios proyectos entre manos y que va a acabar un nuevo álbum. El disco No Veteran Dies Alone lleva en producción desde hace unos cinco años y sería el primero desde Not Bossy, I’m the Boss, de 2014.

La O’Connor se ha vuelto con los años cada vez mas fumadora y sigue hablando como un carretero cuando se crispa o emociona. Pero la terraza le relaja, sobre todo cuando se acomoda en la tumbona y ve llegar el anochecer de este caluroso verano. Y sonríe ella sola pensando en Nothing Compares, el documental,dirigido por Kathryn Ferguson que examina su ascenso (y caída) y que brilló en 2022 —hace ya un año, cómo pasa el tiempo—, en el Sundance Film Festival, con críticas muy favorables.

Sinéad O'Connor.

Cartel de promoción del documental Nothing Compares.

Parece una Sinead renacida en sus primeros días en Brixton. Frente a su terraza tiene la fachada del Grace Arena Ministry, un centro evangélico en el que hay un trasiego frecuente de gente que vibra con la religión; la observa y recuerda que ella nunca ha creído en la rigidez confesional, sea la religión que sea. A estas alturas de la vida se ve a sí misma como una simple aventurera espiritual. Mira por el retrovisor y comprueba que da lo mismo la vía de rastafarismo y la marihuana como herramienta para la meditación, la conexión espiritual y la elevación de la conciencia; el catolicismo romano con sus viejos ritos y sus sentimientos de culpa, o el islam y la prioridad obsesiva de la shahāda (profesión de fe) y la unicidad divina. Otea el atardecer sobre los tejados de Brixton y confirma tranquila que todos los caminos conducen al creador y que la prioridad vertebral es tener fe en Dios y en su bondad infinita.

Sinéad Marie Bernardette O’Connor fue la tercera de los cinco hijos que tuvieron John Oliver Sean O’Connor, un ingeniero que más tarde se convertiría en un prestigioso abogado, y Johanna Marie O’Grady, que trabajaba de modista. A ambos les encantaban la música y el canto. Se casaron en 1960 en la iglesia Nuestra Señora del Buen Consejo, en Drimnagh, una zona del sur de Dublín.

Sinéad O'Connor.

John Oliver Sean O’Connor y Johanna Marie O´Grady, los padres de la cantante.

Sinéad nació el 8 de diciembre de 1966 en la clínica Cascia Nursing Home, en Pembroke Rd, en pleno centro del Dublín georgiano. El origen del nombre Sinéad es peculiar, ya que es en honor a Sinéad de Valera, la madre del médico que presidió su parto, Éamon de Valera, Jr., un conocido ginecólogo de la ciudad. Su madre, Sinéad de Valera fue una escritora irlandesa casada con el Taoiseach (jefe del gobierno de Irlanda) y tercer presidente de Irlanda, Éamon de Valera. El nombre de Bernadette es en honor a Santa Bernadette de Lourdes, también conocida como Bernadette Soubirous (1844-1879), una pastora mística canonizada en 1933.

Sinéad O'Connor.

La cantante era la tercera de los cuatro hijos de John y Marie O’Connor y se crio, junto a sus hermanos, según la estricta tradición del catolicismo irlandés, por lo que de pequeña asistió a varias escuelas católicas de Dublín. Entre sus hermanos destaca Joseph O’Connor, tres años mayor que ella, un periodista del diario Sunday Tribune y de la revista Esquire, que derivó hacia la literatura y ha ganado diversos premios como novelista; su novela histórica Estrella del mar, fue en 2002 un éxito de ventas número uno a nivel internacional.

La familia O’Connor vivía en Glenageary, un suburbio de Dublín que hasta finales de los años 40 estaba formado por grandes propiedades señoriales, cada una de las cuales comprendía una casa grande, algo de bosque y campos cultivados o ajardinados. Años después, la mayoría de las mansiones fueron demolidas y se convirtieron en urbanizaciones de baja densidad.

Sinéad O'Connor.

Los padres se casaron jóvenes y se separaron pronto, la relación del matrimonio fue a menudo tormentosa. Terminó cuando Sinéad tenía 8 años, su padre se fue de casa y ella se quedó junto a sus dos hermanos mayores con su madre.

Cinco años después, en 1979, debido al abuso físico, sexual y psicológico que sufrió por parte de su madre, el padre —que se había casado de nuevo dos años antes con Viola Margaret Suiter en Estados Unidos, para evitar las leyes católicas irlandesas—, solicitó la custodia de Sinéad y esta se mudó con él. La cantante vivió con su padre y su madrastra durante unos nueve meses. Este regreso a la casa paterna inspiró años más tarde «Fire on Babylon».

Hoy se conoce la mala relación que tuvo Sinéad con su madre y muchas de sus canciones, escritos y declaraciones dejan buena fe de ello. Hasta su propio hermano, Joseph, ha narrado en alguna ocasión que su madre había sido profundamente infeliz y perturbada, y propensa al abuso físico y emocional de sus hijos.

Sinéad O'Connor.

La madre de Sinéad de joven, cuando formaba parte de Movimiento Scout.

Pero en el libro autobiográfico Rememberings (Remembranzas) publicado en 2022, la cantante también recuerda a su padre, sus manías, miedos e incapacidades. Con mi padre —dice Sinéad— me siento incómoda. Realmente no lo conozco y él no me conoce. No es culpa suya ni mía, es de mi madre, porque estuvo mucho tiempo sin dejarnos ver. Me enfado si me dice qué hacer y digo cosas desagradables como que ahora no tiene ningún derecho a actuar como padre.

Sinéad O'Connor.

Habla de su madrastra con ternura: Es tan inocente. Adora el suelo sobre el que camina mi padre. Ojalá fuera mi madre; a veces estoy enojada con ella porque no lo es. Me enfadé con ella por no haber conocido a mi padre antes.

Y acaba, con el inefable reproche a su madre, aunque le da un aire humorístico: Mi madre nos decía que nuestra madrastra no nos debería de agradar. Cuando íbamos en coche por la ciudad, señalaba las tiendas donde, según ella, mi madrastra compra ropa y decía: «Allí sólo van las putas». También señalaba hoteles y clubes, y decía lo mismo. Nos hacía reír a mi hermana y a mí, y nos daban ganas de ir a todos esos lugares.

Sinéad O'Connor.

Del reformatorio al éxito

La vida de Sinéad, enmarañada desde el principio, se empieza a complicar a partir de los 15 años. Tiene un frecuente absentismo escolar y cambia de colegio. Bueno, en realidad, en un año escolar la expulsaron de tres colegios. Salía a la calle y se dedicaba a robar ropa para sus compañeras de colegio. La cantante ha revelado en diversas ocasiones que su etapa de hurtos cuando era adolescente marcó el comienzo de su carrera. En declaraciones a Irish Times, Sinéad explicó que La razón por la que robaba era porque mi mejor amiga en ese momento, Ciara O’Flanagan, (que luego se convirtió en su asistente personal) y yo podíamos correr 100 metros en 11,3 segundos. Los niños de la clase, los adolescentes, me hacían robar la ropa para ir a los conciertos porque, simplemente, me la ponía en la tienda y salía corriendo.

Sinéad dio detalles a la prensa de como, finalmente, la descubrieron tras robar un par de zapatos para su amiga en British Home Stores, una cadena de grandes almacenes que había en la céntrica calle O’Connell de Dublín. Lo que pasó —dijo Sinéad al Iris Times—, fue que una compañera me pidió que le robara un par de zapatos dorados porque íbamos a ir todos a ver un concierto de los Pretenders. Robé los zapatos dorados, pero esta vez no corrí, me puse chula y me fui con los zapatos puestos. Y al rato sentí una mano en mi hombro: ¡disculpe señorita!. Esa mano en mi hombro fue el comienzo de mi carrera porque me envió a An Grianán!. Y soltó una carcajada.

El colofón de esta anécdota llega en 1999, cuando se celebra el Concierto para Linda, un homenaje a Linda McCartney, esposa de Paul McCartney, en el Royal Albert Hall de Londres en 1999.

Sinéad O'Connor.

Con Chrissie Hynde, cantante y alma de The Pretenders.

Fue organizado por dos buenas amigas de los McCartney, la escritora Carla Lana y Chrissie Hynde, cantante y alma de The Pretenders, que fue quien hace poco reveló que el día del show llevaba un par de zapatos de tacón dorados y Sinéad le contó cómo había robado unos parecidos cuando era adolescente para ponérselos y asistir a un concierto de The Pretenders. Y cuenta Chrissie: Inmediatamente me los quité, se los di, y ella los usó el resto de la noche. Cada vez que la miraba me recordaba a un niño pequeño mirando hacia abajo sus zapatos nuevos, moviendo los pies en diferentes ángulos para admirarlos. Se puede ver aquí a Sinéad cantando y bailando en el escenario aquella noche.

Durante este curso escolar, Sinéad tuvo su primer contacto con la música profesional. The Fureys, un grupo de folk creado 1974 y muy reconocido en el Dublín de aquellos años, actuó un día en el colegio, y cuando acabó el concierto ella se acercó a hablar con el líder, Finbar Furey, a quien le transmitió que era una gran inspiración para ella y que deseaba fervientemente dedicarse a la música.

El caso es que el asunto de los robos se saldó con una orden judicial de ingreso en el Centro de capacitación An Grianan de Dublín, originalmente creado para encarcelar a niñas jóvenes conflictivas. El centro, también conocido como Asilo de las Magdalenas bajo el mando de las monjas de la Congregación de la Misericordia, se había creado en el siglo XVIII para albergar a las mujeres caídas, madres jóvenes que tenían hijos fuera del matrimonio. Se estima que 30.000 mujeres estuvieron confinadas en ellos.

Sinéad O'Connor.

Centro correccional donde estuvo internada la cantante en su adolescencia.

Sinéad pasa las mañanas en clase y por las tardes hace un curso de secretariado. Como ella misma explica en su autobiografía lo más destacado del centro es el aura siniestra, dickensoniana e incluso aterradora de las instalaciones. El centro escolar sirve en esos años también como albergue para enfermos terminales; la higiene y las condiciones sanitarias son precarias y la población reclusa no siempre esta adecuadamente separada de los residentes adultos. Es fácil comprender que quede marcada para siempre. El centro cerró en 1993.

Pero no todas las profesoras y tutoras de An Grianan son malas o desagradables. Una monja del centro descubre que la única forma de mantener a raya a esta chica rebelde es comprándole una guitarra y poniéndola en contacto con un profesor de música. Sinéad, que aspira a convertirse en escritora, comienza a tocar la guitarra y a cantar durante su estancia en el centro. Y también empieza a componer sus propias melodías.

Algunas tardes se escapa del reformatorio para participar en concursos de canto… y gana más de un premio. Una de las voluntarias del centro desarrolla un aprecio por la inclinación musical de la interna y le pide que cante en una boda. Al poco tiempo, le presenta a su hermano, Paul Byrne, batería de la banda In Tua Nua, con los que graba una canción, pero con 14 años es demasiado joven para convertirse en miembro a tiempo completo del grupo.

Sinéad O'Connor.

El caso es que por una serie de contactos, finalmente llega a conocer a los integrantes de una de las bandas más importantes de aquellos años en Irlanda, U2. Y todo empieza a cambiar…

Al finalizar su arresto en el An Grianán, en 1983, Sinéad es matriculada en la escuela liberal Newtown Quaker, en Waterford. Años después, Joseph Falvy, un antiguo profesor de lengua de Sinéad durante su quinto y sexto año de secundaria, reveló que la encontró en uno de los jardines de la escuela cantando y tocando la guitarra y se quedó maravillado por la calidad de la música, en especial cuando la alumna le explicó que las composiciones eran suyas. Era tan pura, tan genuina, tan real, explicó el profesor. Dijo que su asombro por su voz y los temas que ya había compuesto le llevaron a ponerla en contacto con el cantante de folk Dominic Mulvaney para darle una oportunidad.

Debía obtener su Leaving Cert (el examen final de Secundaria y el examen de matriculación universitaria en Irlanda) en 1985, pero la música se convirtió en una fuerza tan importante que no se quedó para graduarse. Pero con la ayuda y el aliento de su profesor grabó una maqueta con cuatro canciones, dos versiones y dos de sus propias canciones, que más tarde aparecerían en su primer álbum. En el verano de 1984, formó un grupo llamado Ton Ton Macoute. En otoño, la banda se trasladó a Waterford brevemente, mientras Sinéad asistía a las clases de Newtown, pero pronto abandonó la escuela y los siguió a Dublín.

El 10 de febrero de 1985, la madre de Sinéad murió en un accidente de coche. Para ella fue devastador, pese a la tensa relación con su madre. Poco después, deja la banda y se matricula en el Dublin College of Music, un prestigioso centro de enseñanza musical en Irlanda.

Al año siguiente es cuando se produce el gran salto cualitativo en la incipiente carrera de la cantante. Resulta que Ton Ton Macute estaba con Mother Records, el sello de U2 en Irlanda. Y ahí es donde Sinéad conoce a Dave Howell Evans conocido como The Edge, el bajista de U2. Un dato solo para darnos cuenta de la importancia del encuentro para Sinéad: The Edge es, según la revista Rollings Stone en 2003, uno de los 100 mejores guitarristas del mundo. En ese momento The Edge quería encontrar una banda sonora en la que trabajar en sus ratos libres de U2.

Sinéad O'Connor.

Junto a The Edge, el batería de U2, con el que colaboró en un tema para la banda sonora de la película Captive.

El resultado de esa búsqueda fue la película Captive, para la cual compuso la música junto al canadiense Michael Brook. Se trataba de un álbum que aunque su mayor parte era instrumental, se necesitaba una voz para cantar el tema «Heroine». Y ahí es donde se contrata a Sinéad, precisamente esa fue la canción que se utilizó para promocionar la banda sonora de la película. «Heroine» es una de las primeras canciones grabadas por O´Connor. Además, se trata del único álbum en solitario de The Edge, además de ser el único álbum en solitario de uno de los miembros de U2.

En ese momento Sinéad ya es conocida y se reúne y participa en proyectos con grupos punteros de Irlanda. Es el momento en el que colabora en un tema con Word Party, una banda derivada de la legendaria agrupación The Waterboys, capitaneada por Karl Wallinger. Private Revolution es, probablemente, el primer video en el que se puede ver hacer coros y bailar a Sinéad. Son encantadores sus movimientos tecno ochenteros y, sobre todo, la felicidad que transmite.

Sinéad O'Connor.

De Barbra Streisand a The Pogues

La característica musical más destacada de Sinéad es, no solo el bombazo que pega, sino la impresión que causa desde el primer momento. Hoy, con la precipitación que caracteriza el segundo decenio del siglo XXI, (el periodo post pandemia) vivimos también un momento en el que se aprecian con parsimonia cambios violentos a velocidades supersónicas, tanto en los gustos musicales como en las mismas estrellas que emergen. Pero lo cierto es que la velocidad de llegada a la galaxia de la irlandesa, en 1990, fue tan meteórica como asombrosa.

Las influencias musicales de O’Connor comienzan, como pasa tantas veces, no por un intérprete o compositor sino por un tema concreto. Da la impresión de que todo empieza con el Evergreen de Barbra Streisand que canta en la boda de la hermana de una cuidadora de su reformatorio, con Your Song de Elton John, y con The Fureys.

Un capítulo especial es la suma de Jamaica, el reggae y el movimiento rastafari. Para Sinéad eso no es gusto musical, es devoción; no en balde llegó a referirse a los artistas jamaicanos como su mayor inspiración y a los nacionales del país como las personas más grandes del planeta Tierra.

Sinéad O'Connor.

Bob Marley & The Wailers.

Throw Down Your Arms su séptimo álbum de estudio (2005) está compuesto por versiones de canciones clásicas de reggae de raíces. El álbum fue grabado en Kingston, en Tuff Gong Studios y Anchor Studios. O’Connor pagó 400.000 dólares de su bolsillo por la producción del disco y donó el 10 por ciento de las ganancias para apoyar a los ancianos rastafari de Jamaica. Obviamente. el álbum contiene «War», de Bob Marley, la canción que en 1992 narró en Saturday Live, antes de romper una foto del Papa.

Regresemos al recorrido de los influencers empezando por Bob Dylan con Gotta Serve Somebody, John Lennon con Jealous Guy, Leonard Cohen con Sisters of Mercy, Burning Spear con Marcus Garvey, Van Morrison con Wild Nigth, David Bowie con Oh! You Pretty Things y mucho Peter Gabriel. Sin olvidar el Neil Young de Heart of Gold y el Willie Nelson de Always on My Mind.

Sinéad O'Connor.

Foto de promoción de «Blood of Eden», junto a Peter Gabriel.

Sinéad bebe también en la rica fuente de la música tradicional irlandesa y celta: Clannad (La familia Brennan, de la que salió Enya), The Dubliners, The Chieftains, The Irish Rovers y, por supuesto, el punk folk de sus amigos The Pogues.

También hay estudiosos que aportan más influencias: Siouxsie & The Banshees, Ian Dury, Nirvana, Pretenders, The B-52, The Animals, Nick Cave, The Boomtown rats y hasta The Animals…

El primer álbum, en 1987 y con 21 años, es The Lion and the Cobra, que sale a la luz tras una pelea con el productor contratado (que quería atiborrar los temas con violines) y la discográfica permite finalmente que ella lo produjera. En ese momento estaba embarazada de siete meses de su baterista John Reynolds, situación que querían ocultar en la discográfica.

Sinéad O'Connor.

Carátula de The Lion and the Cobra el primer álbum de Sinéad O’Connor.

El álbum fue un éxito rotundo, especialmente gracias a dos potentes temas: «Mandinga y Troy» y una canción que apareció también como single, «I Want Your hands on me», que cambia el curso de la participación de la mujer en el hip-hop, y que cuenta con la colaboración de la rapera MC Lyte. Presentaba lo que se convertiría en el sonido típico de O’Connor y su distintiva voz. Obtuvo una nominación al Grammy a la mejor interpretación vocal femenina de rock. Pero no es nada comparado con el segundo álbum (1990) I Do Not Want What I Haven’t Got que contiene «Nothing Compares 2 U», y es cuando todo se dispara.

De sus 10 álbumes y sus casi 40 años de carrera musical, su estremecedora versión (y el video) del tema «Nothing Compares 2 U» ha pasado a la historia de la música. Originalmente escrita por Prince, se volvió un éxito inolvidable en la potente voz de O’Connor, y su versión alcanzó el número 1 en las listas de más de una decena de países, fue reconocida en los Billboard Music Awards como el sencillo número 1 a nivel mundial del año 1991 y le valió la nominación a cuatro premios Grammy, entre ellos la prestigiosa Grabación del año por «Nothing Compares 2 U».

Sinéad O'Connor.

La histórica foto de promoción del video de «Nothing Compares 2 U».

Pero Sinéad anunció que no estaría presente en la ceremonia. Al explicar su decisión de no asistir, escribió: Como artista, creo que nuestra función es expresar los sentimientos de la raza humana: decir siempre la verdad y nunca ocultarla, aunque estemos operando en un mundo al que no le gusta el sonido de la verdad. Creo que nuestro propósito es inspirar y, de alguna manera, guiar y sanar a la raza humana, de la cual todos somos miembros por igual.

Este fue el primer día en que Sinéad enseñó el plumero. Y eso quiere decir que los problemas estaban a punto de comenzar.

Continuará…

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