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Héroes, 30 años de la leyenda

En Música miércoles, 19 de diciembre de 2018

Javier Caro

Javier Caro

PERFIL

La leyenda de Héroes del Silencio es tan alargada como la sombra que dejó su final en las bandas nacionales; una leyenda de banda seria, enigmática (sobre todo por las letras de Enrique Bunbury) y que desde el principio contó con la admiración del público y de los medios. El caso que nos ocupa es extraño e insólito en la historia de la música española. Héroes ya gozaba de popularidad antes de tener un disco editado, sus temas, los que tocaban en sus conciertos y en certámenes de música, ya eran tarareados por un público que se sentía identificado con su propuesta más ligada al sonido anglosajón.

El locutor de Radio Zaragoza, Miguel Mena, recordaba en un especial de la banda en 40tv, cómo comenzó el fenómeno en los medios locales: En la radio ya los poníamos, Héroe de Leyenda fue una canción que empezó a sonar sin estar grabada, y yo recuerdo, sobre todo Enrique, verlo en el escenario, en un escenario con 100 o 160 personas de público y parecía que estaba tocando ante cien mil espectadores. Sin embargo, antes de este iniciático elepé, en 1987 los maños habían tenido que grabar un EP para la compañía EMI, homónimo, que constaba de tres canciones. Para aquel trabajo, imposible de imaginar hoy en día, contaron con la experiencia de Gustavo Montesano (que ya había trabajado los madrileños Olé Olé) y con el ingeniero Steve Taylor, donde ya mostraban un particular gusto por los sonidos cercanos a The Cure.

Héroes del Silencio, Zaragoza (1988) Foto Javier Clos.

Héroes del Silencio, Zaragoza (1988) Foto Javier Clos.

Aquel EP solo constaba de tres canciones, a la postre con la icónica Héroe de leyenda. El objetivo que marcó la compañía fue alcanzar la venta de 5.000 copias, un objetivo difícil que los aragoneses transformaron en fácil. Los Héroes pulverizaron esa cifra, dejándola en una anécdota con 30.000 copias. Por supuesto, la implicación del Montesino tuvo parte de culpa. EMI se frotó las manos, ya sabían que el grupo captaba la atención de los medios, y lo más importante, de los fans, pero ahora podían estimar con datos reales el potencial de ventas que podrían conseguir. El mar no cesa fue grabado en Madrid, en los estudios Hipavox. Enrique, Juan, Pedro y Joaquín parieron el primer elepé en la víspera del día de Todos los Santos, ellos que provenían de diferentes grupos en la efervescente escena local, habían logrado cristalizar sus sueños en los surcos de ese primer trabajo.

Como todos los jóvenes inquietos, habían buscado expresarse en bandas similares como Zumo de vidrio o Proceso entrópico. Aunque el combo tenía prestigio y algunos fans, y en directo fueran más que solventes, todas esas características juntas per se no podían vislumbrar lo que más tarde sucedió con su segundo redondo, Senderos de traición (1990). Finalmente, El mar no cesa fue editado en dos versiones diferentes: un vinilo (material de culto hoy en día) con dos temas “Olvidado” y “La visión de vuestras almas. La otra versión, quizás la más conocida, fue en cedé, donde incluyeron “Agosto”. Dos canciones quedaron fuera del disco, “El cuadro” y “Holograma”, algo que la banda utilizó para su disco Rarezas (1998), el que para muchos es considerado como su quinto disco.

En directo, los zaragozanos eran unas bestias que insuflaban energía al público, Jaime Urrutia, vocalista de Gabinete Caligari, recordaba en un reportaje cómo estuvieron los maños teloneándolos en un concierto, recuerdo perfectamente a Enrique Bunbury tirándose al público, con su melena rubia espectacular, y todavía el repertorio de Héroes no era muy conocido, pero tenían la Plaza de Toros dando botes, tenían algo especial que se habían quedado con la gente. El mar cantábrico los bautizaba golpeando en las rocas donde se fotografiaron para la portada del disco, portada que venía acompañada del símbolo de la banda, aquellos dragones que hacía la H del grupo, algo que no sucedía en el EP.

El mar no cesa es uno de los álbumes debut más recordados de la industria española.

El símbolo del combo, en sus distintas reinterpretaciones, ha estado ligado indivisiblemente al grupo, siendo parte de su marca. Estrictamente en lo musical, el grupo estaba profundamente influido por el sonido que emergía del rock gótico, lleno de letras oscuras, mi futuro estoy buscando, en un torbellino de gatos, algún día encontraré, buscando entre las sombras, cantaba Bunbury en “Olvidado” o la letra de “No más lágrimas”: Silencio, he oído una voz, es posible que alguien se acuerde de mí, no puedo, trágica luz, siento tus ojos ocultos en nombres, tantos nombres. Frases crípticas, poesía laberíntica y una excelente intertextualidad que se ha nutrido de los mejores, por ejemplo el escritor inglés William Blake. El grupo no terminó demasiado contento con el resultado final, el sonido que habían sacado no reflejaba lo que los aragoneses eran capaces de hacer en directo. La gente que les conocía en sus conciertos esperaban más potencia en el sonido, más rock y menos pop.

En 1989 editaron un elepé en directo con cinco canciones que sonaban a ellos, a lo que hacían sobre las tablas. Así canciones como “Olvidado” crecieron más y se alejaron de cierto aroma a canción enlatada y sin personalidad. En esa canción, Enrique presentaba al grupo, por si alguien no los conociera ya. El público, por fin, sabía lo que se iba a encontrar en uno de sus conciertos. Sin duda, El mar no cesa es uno de los álbumes debut más recordados de la industria española, en él quedaran canciones que se han quedado en la memoria colectiva, como la emotiva “El estanque” o la hipnótica “Fuente esperanza”.

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