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Las mejores canciones de los Talking Heads

En Música 20 mayo, 2022

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Los Talking Heads fueron la rama intelectual del punk neoyorquino y la escena CBGB. En su primera gira, junto a los Ramones, éstos se sorprendían cuando el cuarteto de David Byrne sacaba tiempo para ir a los museos. Ése punto arty se nota en toda su producción pero, lo curioso, es que sus ganas de experimentar fueron aumentando durante los primeros discos, demostrando que el punk para ellos era una filosofía más que una cerrada estructura musical.

Pero que nadie piense que la banda era puramente cerebral, a éstos cuatro tipos, el mencionado Byrne, Chris Frantz, Tina Weymouth y Jerry Harrison, les gustaba bailar y hacer bailar a su público, Byrne les ponía a reflexionar con sus letras pero era imposible resistirse al groove de una banda que fue metiendo en el saco influencias tan diversas como el afrobeat, el hip hop o la salsa. No es de extrañar que su música fuera la que sirvió para bautizar a esa corriente más fresca y desprejuiciada del punk que fue la Nueva Ola.

Talking Heads

Estuvieron juntos muchos años y lograron un éxito fenomenal pero aquello no terminó bien, con David Byrne totalmente distanciado del resto de la banda, lo que llevaría incluso a un disco conjunto de los otros tres miembros que se llamó, significativamente, No Talking, Just Head. Aun así, quiero aprovechar el 70 cumpleaños del dicharachero Byrne para recordar alguna de las mejores canciones de una banda absolutamente fundamental.

12. «Heaven» (1978)

La más bella y desesperada canción de la banda, una elegía desencantada a un paraíso en el que nunca ocurre nada. Compuesta por David Byrne y Jerry Harrison, “Heaven” tiene una de sus mejores melodías, una lo suficientemente atractiva como para que alguien tan alejado del sonido de la banda como Eric Burdon, el cantante de los Animals, decidiera hacer una versión de la misma.

11. «Road To Nowhere» (1985)

David Byrne es uno de los vocalistas más especiales y únicos de la historia, la forma en la que encara el final de esta canción es uno de los mejores ejemplos de su estilo personal, con su voz sonando totalmente feliz y liberada de cualquier atadura. La canción comienza a capella, casi góspel, para dar paso a un ritmo trotón y galopante que te va transportando a algún lugar totalmente feliz. Byrne se va implicando cada vez más, sintiéndose más y más libre, alimentándose de las alegrías más simples de la vida.

10. «Wild Wild Life» (1986)

True Stories, el sétimo disco de la banda, no es el disco preferido por los seguidores de Talking Heads, aquí ya se ve claro que el talking, Byrne, va por otro lado que los heads, los otros tres componentes, siendo el primer disco en el que firma en solitario todos los temas. Eso sí, ni el más amargado por este distanciamiento podría denegar el enorme gancho pop que tiene su canción más recordada, este “Wild Wild Life” que tiene otro de los estribillos más adictivos de toda su carrera, además de contar con el vídeo más divertido que hayan grabado nunca, con apariciones de un desconocido, por entonces, John Goodman, y los cuatro miembros apareciendo caracterizados como otros, mientras hacen como que cantan la canción. El premio especial del jurado va para Jerry Harrison que se lo pasa en grande disfrazado de Karate Kid, Billy Idol y, sobre todo, Prince, con Tina Weymouth dándole la réplica como Apollonia

9. «Take Me To The River» (1978)

More Songs About Buildings and Food fue el primero de los tres discos que les produjo el gran Brian Eno. El ex Roxy Music les descubrió con su primer disco y le impresionaron tanto que incluso les dedicó una canción, “King’s Lead Hat”, un anagrama con el nombre de la banda (el nombre de esta banda es Talking Heads, por si no lo recordaban…), y se ofreció a producirles. Con él encontraron una de las más provechosas colaboraciones productor-artista de la historia del rock, y una mente afín y despierta.

Eno puso más foco en la sección rítmica de Frantz y Weymouth, e hizo énfasis en la parte más funk y bailable de la banda. Por ello la canción más significativa del disco es su relectura del clásico de Al Green “Take Me To The River”. Es increíble que Byrne se atreviera a ponerse en los zapatos de una de las mejores voces de la historia, con un registro vocal que se encuentra a años luz de la sensualidad de Green, pero lo compensa añadiendo su nerviosa y explosiva energía a una canción en la que se mezclan esos dos opuestos que luchan en muchas de las canciones del cantante soul, la lujuria y la espiritualidad, la carnalidad y el alma. Increíblemente este fue el primer gran éxito de la banda, colándose en el Top 30 por primera vez.

8. «And She Was» (1985)

Poca gente sabe que fue el jefe de los Talking Heads, Seymour Stein, es el que se inventó eso de Nueva Ola para referirse a su música y a la de Blondie, para diferenciarlos del resto de bandas punk. Bien, pues puede que no tengan una canción más refrescante, chispeante y nuevaolera que este irresistible tema de su disco de 1985, Little Creatures. Eso sí, que su (maravillosa) ligereza no te engañe, la canción va sobre los viajes en ácido de una chica que le gustaba a Byrne, el compositor en solitario, en su época en Baltimore.

8. «Love > Building On Fire» (1977)

El primer sencillo de la banda, editado a principios de 1977 cuando todavía eran un trío formado por Byrne y la pareja formada por el batería Chris Frantz y la bajista Tina Weymouth. Los tres llevaban en Nueva York desde 1974 y se habían metido en la escena punk de la ciudad, abriendo para los Ramones en 1975 en el CBGB. Normalmente las bandas, y más si tienen un aura tan art pop como esta comienzan siendo más rompedoras y se van haciendo más clásicas según pasa el tiempo, pero en el caso de los Talking Heads su primer disco y sencillos relacionados, como este “Love > Building On Fire”, son de lo más accesible de su discografía. No hay nada de malo en ello, esta canción tiene un estribillo glorioso que demuestra que a estos chicos les encantaban las bandas de los 60 (normal, que en los primeros tiempos del CBGB hicieran una versión del “96 Tears” de Question Mark & The Mysterians).

La canción incluso cuenta con algo tan poco Talking Head como es una sección de vientos para apoyar la canción, aunque en lo que sí que lleva el 100% de su ADN es en esa manera nerviosa y frenética de cantar de Byrne (They’re my two loves / And they go tweet tweet tweet tweet tweet tweet tweet tweet like little birds).

6. «The Big Country» (1978)

Una de mis canciones favoritas de la banda, todo en ella es maravilloso y contradictorio. La canción es una especie de suave country pop con toques de slide, un estilo totalmente antagónico al punk en el que les etiquetaron, pero con giro final. La canción parece que va a ser una loa de la América rural y campestre pero, sin previo aviso, Byrne saca todo el vitriolo y escupe una de sus frases más inmortales (e hirientes): I wouldn’t live there if you paid me, I wouldn’t live like that, no siree, I wouldn’t do the things the way those people do, I wouldn’t live there if you paid me to. Al final Byrne comienza a decir cosas sin sentido sobre una gran línea de bajo y la banda se mete en la ‘jam’ más irónica de la historia de la música, algo así como los Allman Brothers en el CBGB… Evidentemente el punk no era un estilo musical, sino una visión de la vida.

5. «This Must Be The Place (Naive Melody)» (1983)

“This Must Be The Place (Naive Melody)” es a las canciones de amor lo que David Byrne es a los cantantes de rock, el bicho raro pero totalmente único y singular. Una canción melancólica y funky a la vez en la que algunos de los miembros cambiaron de instrumento, por ejemplo, Tina Weymouth dejó el bajo y se pasó a la guitarra, mientras que Jerry Harrison tocaba la línea de bajo con un sintetizador Prophet. Ni Byrne, ni los Talking Heads, volvieron a sonar así de íntimos y delicados, hechizados por su melodía más naïf y perfecta.

4. «Life During Wartime» (1979)

Una de las pocas canciones de Fear Of Music que salieron de una ‘jam’ de la banda en la que los Talking Heads conjugaron a la perfección funk, disco y estribillos pop pegadizos. Lo curioso es que David Byrne colocó a esta irresistible canción una letra apocalíptica sobre un grupo de revolucionarios en EEUU, una especie de Baader-Meinhof sin tiempo para descubrir la escena punk en el CBGB. En pura esencia de cómo funcionaba su mente, el cantante decidió publicarla como sencillo con el título completo de “Life During Wartime (This Ain’t No Party… This Ain’t No Disco… This Ain’t No Foolin’ Around)…”. Eso sí, los fans de la banda tienden a quedarse con la canónica versión en directo que aparece en Stop Making Sense.

3. «Burning Down The House» (1983)

La suave tormenta de riffs acústicos que abre «Burning Down the House», la canción de apertura del maravilloso Speaking in Tongues, es el sonido de la mecha que prende la explosión funk de la composición principal. Los orígenes de la canción están en una actuación de los Parliament-Funkadelic de George Clinton que el batería de la banda, Chris Frantz, presenció en el Madison Square Garden. Frantz quedó tan impresionado que cuando se reunió a su banda para ensayar no paraba de gritar Burn down the house!, lo que exclamaba el público de la banda funk durante el concierto. A Byrne le llamó la atención y mientras Frantz y Tina Weymouth creaban una jam funky comenzó a jugar con la frase, creando uno de los mejores momentos de la historia de la banda, uno en el que se vio envuelto todo el grupo. Como anécdota final se puede añadir que Bernie Worrell, el mítico teclista de los Parliament-Funkadelic, acabaría tocando con los Talking Heads como parte de la banda en directo, participando en el indispensable Stop Making Sense.

2. «Once In A Lifetime» (1980)

Una de las canciones más representativas de los años 80, David Byrne volvía a sacar al comentarista social que llevaba dentro y, en el primer año de la década, retrataba con certeza a uno de los prototipos más claros de la misma, esa gente obsesionada por el trabajo y la escalera social a los que terminarían denominando yuppies, Y puede que te encuentres en una hermosa casa, con una mujer hermosa y puede que te preguntes: Bueno, ¿cómo he llegado hasta aquí? (Dejando pasar los días). Musicalmente la banda daba otro salto mortal incorporando influencias funk y africanas, principalmente Fela Kuti, y añadía músicos de la talla de Adrian Belew a su formación y a su mítica asociación con el productor de sus mejores discos, Brian Eno. Un milagro hecho canción en el que Byrne no cantaba la misma sino que la comentaba hasta que explotaba en uno de los estribillos más redondos de la historia.

1. «Psycho Killer» (1977)

Para alguien que comenzó a tocar el bajo porque su novio, batería, y su amigo, guitarrista, no encontraban a nadie más que lo hiciera, Tina Weymouth ha creado algunas de las líneas de bajo más míticas de la historia, ninguna mejor que esta que lleva a esta canción a otras cotas. Y es que “Psycho Killer” es, probablemente, la canción más importante de la carrera de Talking Heads, siendo la que les puso en el mapa y la que abría Stop Making Sense. David Byrne y Chris Frantz ya la interpretaban en 1974 como The Artistics, también sonó la primera vez que se subieron al CBGB en 1975 como teloneros de los Ramones, aunque fue cambiando mucho con el tiempo, baste recordar que, al principio, Byrne la cantaba como si fuera una balada, algo que el cantante explicaba diciendo que se la imaginaba como Alice Cooper cantando una balada de piano tipo Randy Newman. Pero desde el momento en que Weymouth le metió su línea de bajo los Heads se encontraron con un tema que incluso se podía bailar, aunque estuviera cantado desde el punto de vista de un asesino en serie. No fue la única aportación de Weymouth que también escribió el puente en francés y convirtió a los Talking Heads en la banda blanca más funky de todos los tiempos.

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