La directora japonesa Naomi Kawase es una habitual del Festival de Cannes, donde presentó en los últimos años Still the Water o Una pastelería en Tokyo, y donde también estrenó en 2017 Hacia la luz (Hikari), que ahora llega a nuestras pantallas.
El argumento de Hikari va como anillo al dedo a la sensibilidad de Kawase, maestra de la sutileza y la poesía de las imágenes. A la joven Misako le gusta describir los objetos, los sentimientos y el mundo que la rodea. Su profesión como audiodescriptora de películas es toda su vida. Durante una proyección, conoce a un famoso fotógrafo cuya vista se deteriora irremediablemente. Nacen entonces sentimientos irreprimibles entre un hombre que pierde la luz y una mujer que la persigue.
Como señaló la propia directora en rueda de prensa, la ceguera es la peor pesadilla de un director de cine, pero la luz es lo que hay tras esta pesadilla. En referencia a la génesis del filme, Naomi Kawase confesó que al volver de la presentación de Una pastelería en Tokyo en Cannes, leyó el documento de las descripciones, donde descubrió el trabajo que había detrás para lograr extraer la esencia de la película. Hacia la luz es una hermosa declaración de amor al cine.
Kawase pide a sus actores “vivir” sus papeles, para que ella pueda filmar en cualquier momento con la máxima espontaneidad. El actor que interpreta a Masaya debió vivir en el apartamento del protagonista dos semanas antes de empezar el rodaje, por ejemplo, y el resultado no puede ser mejor. El título original significa luz, algo común a todas las películas, que está en todas partes y en cuyo manejo, Naomi Kawase es una maestra. Hikari es un film-poema, con música de Brahim Maalouf, que con su banda sonora hace honor a esa declaración de amor al cine y a las imágenes.
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