En los últimos tiempos se ha perdido esa costumbre. Pero hubo un tiempo en el que los músicos que estaban de rabiosa (disculpen el topicazo) actualidad se prestaban a rescatar a figuras de la canción sumidas en el olvido. A artistas que, por edad, podrían haber sido sus padres. O sus madres. Elegían a uno de sus ídolos de juventud, le proponían hacer un dueto que luego se difundía en forma de single (con su correspondiente videoclip, casi siempre), y eso servía para reivindicar y hasta rehabilitar la carrera de ese, o esa, músico que corría el riesgo de quedarse emanando olor a alcanfor y naftalina para el resto de sus días.
En el caso de los músicos hombres, la fijación con algunas mujeres es evidente. Lógica. Y no fueron pocos quienes, desde bien entrados los años ochenta, cumplieron su sueño. Contaron con la colaboración estelar (disculpen el segundo topicazo) de quienes habían sido sus musas de adolescencia o juventud. Las grandes divas de la canción de los años sesenta y setenta. Repasamos seis casos en los que su talla artística bien valió un rescate. Fuera de nuestras fronteras y también (sí, aunque parezca inverosímil), aquí mismo.
Loretta Lynn con Jack White.
#1 Sandie Shaw y The Smiths (1984)
La ganadora de Eurovisión 1967, la insigne Sandie Shaw, hizo de Morrissey en 1984. Tal cual. La idea era que cantara “I Don’t Owe You Anything”, una de las canciones del primer elepé de The Smiths. La polémica mediática en torno a “Reel Around The Fountain”, otro de sus cortes, no la convencía mucho como para prestarse a grabar con ellos. Además, ¿quiénes eran esos cuatro chicos de Manchester con ínfulas de grandeza? ¿Qué se habían creído? Morrissey y Marr siguieron insistiendo: enviaron a casa de la diva el single “Hand in Glove”.
La primera reacción de Shaw al abrir el sobre fue decirle a su marido: ¡me están empezando a mandar fotos de hombres desnudos enseñando el culo! El trasero de un fornido modelo fotografiado por Jim French, que presidía la portada, tuvo la culpa. Finalmente, con la ayuda de Geoff Travis, jefe de Rough Trade, la convencieron. Grabaron tres canciones con ella: “Hand in Glove”, “I Don’t Owe You Anything” y “Jeane”. Salieron tocando la primera en el Top of the Pops. Descalzos, en su honor. No se pierdan a los bailarines del fondo del plató.
#2 Dusty Springfield y Pet Shop Boys (1987)
Otra rutilante estrella del swinging London rescatada por una formación en la cresta de la ola (tercer topicazo, estamos en racha). La discográfica del dúo quería encasquetarles a Barbra Streisand o Tina Turner, pero ellos se empeñaron en que tenía que ser Dusty, por mucho que su carrera se hubiera visto arruinada en los últimos tiempos a causa del alcohol, las drogas, las malas compañías y discos de lo más anodinos.
Dusty Springfield voló desde California a Londres, grabó con ellos este grandísimo single y la apuesta se reveló como todo un acierto, hasta el punto de que, tres años después, la carrera de la diva reflotó de nuevo con Reputation (1990), un dignísimo disco coproducido precisamente por Neil Tennant y Chris Lowe, quienes también escribieron casi la mitad de su material.
#3 Tammy Wynette y The KLF (1991)
La gran señora del country. Así describieron The KLF a Tammy Wynette. Bill Drummond voló hasta Nashville para grabar la voz de la legendaria cantante norteamericana, en el remake de un tema que ya había aparecido originalmente en el primer disco del dúo británico.
La inclusión de la voz y la presencia —ahí está el videoclip— de la veterana cantante en tan infecciosa pedrada de house pop resultó tan deliciosamente marciana como todo lo que hacían The KLF. Fue el último éxito en la carrera de Tammy. Bravo por ella. Por el valor y la cara que le echó. Toda la de mundo. Como debe ser.
#4 Shirley Bassey y Propellerheads (1998)
La voz de Goldfinger (1964) y de muchas otras bandas sonoras de pelis de James Bond recobró un esplendor imprevisto cuando Alex Gifford y Will White la reclutaron para poner la guinda a “History Repeating”, uno de los grandes singles de su primer y único disco como Propellerheads. Bueno, más que la guinda, es ella directamente quien la comanda, para ser justos.
Un bombazo de proporciones colosales, que no pudo llegar en momento más adecuado, cuando aquello llamado big beat (la electrónica expansiva con ribetes pop y rock de fin de siglo) estaba en pleno apogeo.
Fue la primera incursión en listas americanas de Bassey en 25 años, desde 1973. En las británicas había vuelto a aparecer en 1987, cuando se juntó con los suizos Yello —vaya, ¿por qué casi siempre son dúos los que van al rescate?— para grabar su estupenda “The Rythm Divine”.
#5 Loretta Lynn con Jack White (2005)
Jack White siempre ha tenido buen ojo, tanto para rendir honores a quienes le precedían como para localizar nuevos talentos a través de su sello, Third Man. En 2005, le produjo un álbum entero a otra de las leyendas femeninas del country, Loretta Lynn. En el álbum Van Lear Rose (2005) ambos compartieron protagonismo vocal en la intensa “Portland, Oregon”.
Otra combinación intergeneracional que podía sonar arriesgada sobre el papel, no porque sus registros fueran tan lejanos sino por la diferente forma de modularlos, pero acabó cuajando estupendamente.
#6 Massiel con Juan Rivas (2007)
Spain is different. Siempre lo ha sido, qué le vamos a hacer. El Reino Unido, Francia, incluso Italia, son otra cosa. Pero también puede haber un destello que brille en mitad del erial. Aquí resulta prácticamente impensable que Gelu, Marisol, Karina, Tina y Tesa o Concha Velasco graben un encomiable dueto tantos años después de su mejor época. ¿Quién iba a atreverse?
Pues solo gente con el talento y la falta de prejuicios del gallego Juan Rivas, quien rescató a la ganadora de Eurovisión 1968 en esta espléndida “Un mundo maravilloso”, incluida en su disco Mundo feliz (2007).
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