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Treinta años de Merge Records en once discazos

En Música 10 julio, 2019

Carlos Pérez de Ziriza

Carlos Pérez de Ziriza

PERFIL

Merge es el nombre de la discográfica que Mac McCaughan y Laura Ballance fundaron en Chapel Hill (Carolina del Norte) hace justo treinta años. Mac y Laura eran pareja entonces, y acababan de montar también su propia banda, Superchunk. Recientemente, han estado de gira por España en tres fabulosos conciertos, como si el tiempo no hubiera pasado (aunque Laura hace seis años que abandonó las giras). La discográfica sigue con su actividad, fiel a sus principios.

Quien quiera saber lo que es de verdad el indie rock, debería consultar el catálogo de Merge. Uno de los sellos que, junto a Sub Pop, K Records, Matador, Dischord o SST, resume en sí mismo parte de la leyenda del mejor rock alternativo nunca facturado en los EEUU. Nos sumamos con entusiasmo a la gozosa celebración de su treinta aniversario rescatando diez auténticos discazos de sus estanterías, por orden cronológico. Bueno, son diez más uno, en realidad.

#1 Neutral Milk Hotel – In the Aeroplane Over The Sea (1998)

El culto subterráneo, pero emergente en el tiempo, al pop alucinado de Jeff Mangum, emblema del colectivo Elephant 6 (del que también procedían Olivia Tremor Control, The Apples in Stereo, Of Montreal o Beulah), le debe prácticamente todo a esta pequeña joya semienterrada. El indie yanqui de los noventa y los dos mil no hubiera sido el mismo sin ellos.

#2 The Magnetic Fields – 69 Love Songs (1999)

No siempre menos es más. El gran vademécum en torno a las múltiples caras del amor que hizo ese genio que es Stephin Merritt llegó por partida triple con el cambio de siglo, afianzándole como uno de los mejores compositores de su tiempo, moviéndose entre guitarras eléctricas y bases electrónicas caseras, desvíos al libro de estilo de Phil Spector o The Jesus and Mary Chain o apropiándose a su manera de la era dorada de los grandes musicales de Broadway.

#3 Superchunk – Come Pick Me Up (1999)

El disco con el que los creadores del sello, Superchunk, demostraron que podían sonar sofisticados sin perder un ápice de su esencia, gracias al excelente trabajo de producción de Jim O’Rourke, quien fuera el mejor hombre de refresco del indie rock norteamericano durante cerca de una década: recuerden lo que aportó a Sonic Youth, Wilco o Teenage Fanclub.

#4 Lambchop – Nixon (2000)

Exuberante punto de inflexión en la carrera de Kurt Wagner, quien otorgó más primacía al influjo del soul que nunca, inaugurando una fase en la que perfeccionaron, sin sobresaltos, ese pop de cámara modulado en clave de americana, que tan fiables les hizo en discos como Is A Woman (2002), Aw C’mon/No, You C’mon (2004), Damaged (2006) u Ohio (2008).

#5 Spoon – Kill The Moonlight (2002)

Localizar una obra de referencia indiscutible en la carrera de una banda tan sólida y fiable como Spoon es complicado. Muchos son quienes eligen Girls Can Tell (2001), su tercer álbum y su debut en Merge. Pero en este disco se aprecia una producción más robusta, más convencida de las posibilidades de la banda, con auténticos hits en potencia como “The Way We Get By”.

#6 Arcade Fire – Funeral (2004)

Nunca una banda surgida de Merge llegó tan rápidamente a tanta gente. En el debut de los canadienses están algunos de sus mejores himnos. Sin este disco en torno a la muerte, pero en absoluto cortavenas, no se entenderían ni las ínfulas euforizantes ni el arrojo épico de gran parte del indie rock mundial de la última década. Afortunadamente, no se convirtieron en rehenes del mismo.

#7 The Clientele – Strange Geometry (2005)

Una de las grandes delicatessen surgidas del tintero del londinense Alasdair McLean, capo de los siempre ninguneados The Clientele. Exquisitos en su forma de somatizar las enseñanzas de Felt, Galaxie 500, Nick Drake o Television. Elegantísimos. A reivindicar siempre.

#8 M. Ward – Post – War (2006)

La primera obra magna de Matthew Stephen Ward. Maestro en abastecerse de la tradición del blues, del folk o del country para dejar con un palmo de narices a los cazadores de tendencias que se invisten con el oropel de la modernidad. Su colección de canciones mejor enfocada.

#9 Telekinesis – Telekinesis! (2009)

Soplo de aire fresco el que nos regaló Benjamin Lerner con este debut, producido por Chris Walla (entonces en Death Cab For Cutie), repleto de melodías refulgentes, contagiosas, vitales, en la mejor tradición de ese indie rock que ni se agota ni se destruye, con vistas a la dulzura del power pop. De escucha obligada para cualquier fan de Teenage Fanclub o Fountains of Wayne.

#10 Destroyer – Kaputt (2011)

Embriagadora fantasía sonora que bien puede ser la cumbre de Dan Béjar y los suyos. La fascinación por los viejos ochenta sublimada hasta el punto de alejarse por completo del revival y parir algo genuino, un pozo de emoción intransferible. Son muchos los que luego han intentado, con mimbres similares, evocar la misma magia. Sin éxito, claro.

#11 Bob Mould – Sunshine Rock (2019)

La historia de Bob Mould en la última década camina indisolublemente ligada a Merge, en donde ha editado sus cuatro últimos álbumes. De entre todos ellos, si hay alguno que justifica alguna comparación con el inolvidable Copper Blue (1992) de Sugar, es su último retoño. Otro disco —de nuevo con la poderosa base rítmica que comparte con Superchunk— que extrae oro puro de la ausencia de sus seres queridos (su padre y su madre), en un puñado de canciones enérgicas que aúnan sabiduría y unas ganas locas de vivir.

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