Domingo Domingo, el primer largometraje de Laura García Andreu, cuyo estreno mundial tuvo lugar en el 25º Festival Internacional de Documental de Tesalónica, toma el título del nombre real de su protagonista: un agricultor de vocación, albañil de oficio, ciclista apasionado y bon vivant. Nada en su vida es accesorio, Domingo la vive con la ilusión intacta del neófito, regalándonos uno de esos protagonistas de documental que bien merecerían ser un personaje de ficción.
En Domingo Domingo, película producida por Rafa Molés (Lobster Soup), García Andreu nos ofrece un retrato íntimo y candoroso, que raya los límites del pudor. Al mismo tiempo, aleja imperceptiblemente el foco para mostrarnos un background que, a partir de la vida cotidiana en una pequeña población agrícola de la provincia de Castellón (Alquerías del Niño Perdido), abre grandes cuestiones de actualidad que el cine reciente ha tratado desde diferentes perspectivas.
En su documental —tras el éxito de su premiado corto [M]otherhood, que se proyectó festivales y televisiones, desde Japón a Austria—, la directora muestra un mundo en evolución, donde los poderosos arrollan a su paso modos de vida centenarios, socavando la independencia de los agricultores, su derecho a una ganancia justa por su trabajo y su producto, mientras la amenaza del latifundismo y la monopolización de los cultivos y la distribución se sirve de las patentes de las variantes, en este caso de la naranja, para asfixiar y herir de muerte la economía tradicional.
Con el estreno en Tesalónica y la excitación del encuentro con el público cinéfilo griego aún reciente —y su entusiasmo al identificarse con un tema que más de uno había vivido en su propia familia— Laura García Andrés conversó con EL HYPE en el legendario Warehouse C. Allí nos habló del rodaje de esta coproducción hispano-lituana, de la violencia sorda con que las multinacionales están copando la producción y el mercado de la naranja, y también del coraje, entre naïf y consciente de un outsider de la agricultura.
Tras “[M]otherhood]” deseaba rodar una documental mucho más de creación, sin entrevistas a cámara, con un protagonista. Además, el humor era muy importante, venía implícito con la idea de lo que quería hacer. El encuentro con Domingo fue muy natural, por una conjunción de acontecimientos, hacía tiempo que deseaba tratar el tema de la agricultura, porque mi abuelo se dedicaba a ella y tuve una relación muy estrecha con él, siendo consciente de que no tenía voz en la sociedad.
Domingo Domingo es primo de Molés, pareja de la directora, así que todo quedaba en familia y fue una suerte contar con un personaje espectacular, extrovertido y perseverante, que puso todas las facilidades para colaborar en el proyecto. Él estaba desarrollando en secreto una nueva variedad de naranja, una mutación, que podría proporcionarle el tipo de vida que desea, sin preocupaciones materiales y dedicado por completo a lo que le gusta.
En la película seguimos su aventura, el secretismo y también las primeras reuniones con asesores especializados, con los que debe contar para poder patentar su hallazgo, pero no aparecen rótulos identificando a esos profesionales, No quise hacerlo, aunque son personas muy prestigiosas en su medio, igual que los ancianos que se reúnen en el bar del pueblo para discutir sobre la producción, la distribución… son gente de apariencia humilde pero que conducen Lexus carísimos y tienen un conocimiento de su sector impresionante. Llevan toda su vida manteniendo la misma conversación y siempre tienen algo que añadir. Es un microcosmos, pero el tema se puede deslocalizar sin problemas, sus preocupaciones son globales.
El rodaje con pandemia por medio y un espíritu libre como protagonista no debió ser un lecho de rosas, pero la directora nos asegura que Fue muy orgánico, muy natural, probamos un día, a ver cómo nos iba trabajando juntos y cómo se podían plasmar las ideas y él, que no teme el riesgo, accedió inmediatamente. Sin embargo, como nos confesó Domingo, él no imaginaba que el cine se construyera a base de esperas, ni que los preparativos fueran tan exhaustivos que le colapsaran sus fines de semana, pero a pesar de todo, según nos dice García Andrés, Tanto él como el resto de participantes fueron muy generosos con su tiempo y también pacientes.
En cuanto a la improvisación, la directora nos comenta Escribí la historia como un cuento, hice un tratamiento secuenciado, con lo que quería que apareciera en la película. Al final, hubo cosas que yo sabía que estarían y se podían grabar y otras aportadas por los personajes.
Domingo viaja a Berlín, con la intención de encontrar financiación para su patente en la Feria agroalimentaria y es uno de los momentos más tensos de la película, por su candor y falta de preparación, nos intriga cómo se planificó ese episodio: Carles Peris, el presidente de la Unió de Llauradors i Ramaders, tiene amplia experiencia en este tipo de foros y opinó que podría ser un buen escenario para mostrar la perseverancia de Domingo en un contexto relevante para el tema central de la película. Se lo planteamos como un juego y aceptó, es su carácter, sabíamos que no se sentiría mal y que se reconocería.
El protagonista vio por primera vez la película junto al público de Tesalónica, Antes solo había visto el tráiler, pero verla por primera vez en pantalla grande le encantó, se identificó totalmente, porque al fin y al cabo era su propia historia, no hubo nada que le hiciera sentir incómodo, todos hemos participado en el mismo juego, es entregado y divertido, él mismo lo confesó en el coloquio con el público.
Y sin embargo, se tocan temas muy graves y dramáticos, Sí, pero con ironía también, mi abuelo lo hacía, es una forma de enfrentarse a la realidad, a la dureza de la agricultura y su inestabilidad, Domingo también es así. Hay un momento en que él está grabando a Carles para la televisión y su mujer le llama para que vaya a preparar la paella, eso no se puede inventar, igual que los ancianos y sus disputas de viejos amigos, que duran decenios, todos los días a la misma hora en el mismo bar.
La cámara permite a todos los personajes expresarse sin rótulos, como hemos comentado, entrando directamente en sus conversaciones, comidas festivas o reuniones, dejando que se presenten a través de sus propias intervenciones, sin necesitar nombres, cargos o posición social: Yo quería que quedara claro, en el caso de la tertulia del bar, que todos se pican entre ellos y que, como los grandes empresarios, muchas veces mienten y dicen que no ganan dinero, nadie gana dinero… pero no es verdad. Queríamos que también quedara claro que son amigos de verdad, aunque estén en diferentes lados del sector.
Su preocupación está muy anclada en el presente, en la evolución de la economía, en un momento en que naciones como China están comprando tierras de cultivo en África. Estamos asistiendo a un momento histórico en que el modelo de la agricultura cambiará para siempre, Absolutamente, el sur de Europa es la huerta del continente y esto ya está pasando en todas partes. Los exportadores son cada vez más productores al mismo tiempo, se crean latifundios con las tierras a precio de saldo de los pequeños agricultores, que son gente mayor, incluso de 80 años, y no tiene relevo generacional. Los nuevos propietarios no se van a pagar a ellos mismos esos 20 céntimos por kg que están cobrando los minifundistas, porque no tienen otra salida, es eso o quemar la fruta, ni siquiera recuperan el dinero que les cuesta producir.
Pero Domingo querría ser agricultor, dice literalmente que le gustaría dedicarse a lo mismo que su padre, pero tiene que trabajar de albañil, Sí, pero él busca ser lo más libre posible y todo tiene que ser “my way”, en un momento en que las transformaciones están afectando a nuestra soberanía alimentaria, y encima, nos falta información al respecto, estamos dejando de tener poder y dándoselo a las multinacionales. Por otra parte, Domingo y su hermano tienen una microempresa que vende solo en Internet y, en lugar de esos 20 céntimos cobran más de un euro por el kilo de naranjas, son las pequeñas estrategias de David contra Goliat, pero mientras les queden campos que cultivar.
La directora lamenta no haber tenido la oportunidad de hablar más de la experiencia de su propio abuelo, Jamás le pregunté, porque murió cuando yo tenía veintipocos años, pero me queda todavía una sensación super dolorosa al pensar en ello, me da pena, porque tengo como esa cosa romántica… Soy también antropóloga y valoro extraordinariamente la preservación de esos oficios y los modos de producción tradicionales, artesanales.
Domingo Domingo se podrá ver en la plataforma Filmin y está previsto su estreno en salas, así como su participación en diversos festivales especializados. Y, por supuesto, habrá un estreno en Alquerías del Niño Perdido, porque la película es de todos, espero que reaccionen tan bien como Domingo, porque se van a ver representados. La película es muy respetuosa y les da voz, los agricultores se consideran iletrados, pero no son conscientes de cuánto conocimiento atesoran y del enorme valor que tienen para la sociedad.
Ese know how que nace de la experiencia acumulada a lo largo de generaciones es un saber que se ha transmitido oralmente y se perderá, porque solo casos excepcionales como el de Domingo, podrían tener aún la posibilidad de transmitirlo.
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