Algunos de los invitados debieron de pensar que en vez de ir a los Premios Goya, la fiesta del séptimo arte patrio, iban a una de disfraces.
El ejemplo más flagrante es Óscar Jaenada, el Johnny Depp español, y su conjunto entre Alatriste, Jack Sparrow, El Zorro y una fashion blogger, fedora en ristre.
Pocos repararon en que además de a Tim Robbins y a Juliette Binoche, la Academia había invitado a la gala a Helena Bonham Carter… Victoria, querida, pareces sacada de los descartes de vestuario de cualquier peli de Tim Burton.
Peinada como Lola Herrera, Belén Rueda decidió que aunque ella no era la protagonista de «La Novia» ir de ídem era una buena idea. El Rosa Clará, eso sí, le quedaba como un guante
Nathalie Seseña optó por ir de alegoría oriental, aunque el resultado la asemejaba a una pared lacada, como de salita de fumar de palacio real borbónico.
Úrsula Corberó decidió tapizarse en terciopelo. Antes que a Teresa Helbig yo le habría encargado el modelito de sofá a Conforama.
Nieves Álvarez iba de ave fénix o de falla valenciana en pleno proceso de combustión. A veces con la alta costura tampoco se acierta.
Con un atuendo más rígido que los rizos de un premio Goya, Nora Navas se confundió de fiesta: iba más preparada para una de Halloween. Naranja y negro, mal.
No me disgusta el vestido de Verónica Sánchez pero entre la banda de flecos y el corte en A, se asemeja a la pantalla de una lámpara de salón rococó.
No me disgusta el vestido de Verónica Sánchez pero entre la banda de flecos y el corte en A, se asemeja a la pantalla de una lámpara de salón rococó.
María León iba de cuaderno de «Pinta y colorea los paisajes de Doñana».
Yolanda Ramos decidió ir de alegoría del exceso, la parranda y el yo al after voy antes de la fiesta y no después.
Belén López era la mixtura perfecta entre un nazareno de la Semana Santa Marinera de Valencia y un disfraz de Vía Láctea.
Pilar Bardem iba de «Señora que ya que bajaba la basura, se ha acercado a ver qué tal esto de los Goya»
Pablo Iglesias, de modelo de la imagen de la nueva linea de fiesta de Alcampo.
Míriam Díaz Aroca iba de «¿Qué se habría puesto Fedra Lorente si la hubieran invitado a los Goya?».
Dani Rovira, disfrazado de presentador de los Goya, se señala el lugar exacto donde se le marcará el cerco de sudor en cuanto empiece la gala y los nervios le traicionen.
Y, por último, los clásicos de toda alfombra roja nacional que se precie. Macarena y Aldo, de ellos mismos. El Teresa Helbig de ella es puro gozo y la estola de él (combinada con sus mocasines) va camino de convertirse en marca de la casa. ¡Bravísimos!
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