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Cine y Series

«Pobres criaturas», así se hace una mujer

En Director's Cut, Cine y Series 24 enero, 2024

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

Yorgos Lanthimos nos ha obsequiado en el 80º Festival de Venecia con Pobres criaturas (Poor Things,  2023) una joya que aúna un soberbio empleo de los recursos visuales y una poderosa historia bien contada —basada en la novela de Alasdair Gray del mismo título (1992) y guionizada por Toni McNamara (La favorita)—, sin que falte la provocación, nunca gratuita y siempre estimulante, así como un abordaje de la cuestión de género que no puede ser más original y efectiva.

Con una estética inspirada en el steampunk y una alternancia del blanco y negro y el color, con un propósito narrativo, el director de Alps ha compuesto una película tan identificable con su universo creativo como las anteriores, pero ha dado un paso adelante ahondando, entre otros temas tan queridos, en la complejidad de las dinámicas sociales, los estatus asumidos y el valor de la rebelión. Pobres criaturas fue un proyecto largo tiempo madurado, anterior a Langosta, y realizado tras el éxito internacional de La favorita, cuando ya tenía experiencia en rodar en inglés.

poor things. pobres criaturas

Emma Stone (Bella Baxter) es la protagonista absoluta del filme, ofreciendo una interpretación superlativa y resplandeciente. En sus andanzas la acompañan Mark Ruffalo, Ramy Youssef y Willem Dafoe, incluyendo cameos de Hanna Schygulla y Margaret Qualley.

Pobres criaturas es una de esas películas que no queremos que terminen, porque crecen, evolucionan junto con sus personajes y nos asombran, consiguiendo que nos preguntemos, por ejemplo, cómo las personas hemos permitido que los patrones de pensamiento nos hayan limitado, reduciendo nuestro punto de vista al de la masa, o incluso, que dejemos de dar por sentado que algunos pueden decidir sobre la vida de los otros. Bella ha sido salvada de la muerte y reanimada por el Dr. Godwin Baxter (Willem Dafoe), pero tiene un cerebro infantil, de hecho el experimento consiste en comprobar hasta qué punto es éste capaz de crecer y evolucionar dentro del cuerpo de una mujer. ¿Qué pasaría si tuviéramos otra oportunidad y pudiéramos vivir de nuevo sin cerrojos mentales ni presión social?

poor things. pobres criaturas

La primera parte de la película, rodada en blanco y negro y con numerosas secuencias en ojo de pez, adquiere un matiz expresionista, de terror clásico, donde podemos llegar a pensar que nos espera una historia gótica de muerte y destrucción. No se regatea en el muestrario de chifladuras y sacrificios de Baxter, siempre en pro de la ciencia. Sin embargo, aún no estamos preparados para lo que nos espera en Pobres criaturas. Las rabietas de bebé y la obstinación con que Bella experimenta con la vajilla y la ley de la gravedad, sus andares rígidos y vacilantes (su trabajo físico es admirable), su lenguaje infantil (dicción y vocabulario) y su docilidad pronto dejarán paso a una conducta paulatinamente más madura, en la que su falta de filtro y la frescura con que contempla el mundo, serán decisivas para su destino. Combinando la espontaneidad de la niña con el cuerpo de la mujer, Lanthimos es quien realmente ha llevado a cabo un experimento que nos confronta a todos.

poor things. pobres criaturas

Bella no es la criatura de Frankenstein ni su novia, es una mujer, y todos los focos se posan en su proceso de convertirse en un individuo adulto —pero específicamente y esa será la diferencia—, en una mujer adulta. El director nos ha mostrado en sus anteriores películas que el individuo se pliega a lo que se le enseñe y, en ellas, el absurdo, asumido por sus personajes como convención y norma, ha convertido sus obras en sorprendentes artefactos con chocantes personajes y conductas disparatadas. En el universo Lanthimos, los peores miedos y limitaciones del ser humano se enfrentan con todo tipo de desatinadas estrategias, para conseguir básicamente la aceptación y la adaptación a un rebaño donde la crueldad es el denominador común.

Ella llama a su creador God, abreviatura de Godwin, luego es la criatura de Dios, nacida con un propósito para el que no se la ha tenido en cuenta. Como ya hizo antes, el director griego recurre a los animales para expresar la relación que nos une con ellos y hacer patente el valor que les otorgamos, pero también le sirven como metáforas de nuestro propio comportamiento y son objeto de experimento como lo es el propio ser humano.  Los animales son objeto de sacrificio, pero las personas también y cuando lo hacen de manera voluntaria implica el impuesto que pagamos por nuestra libertad, como muestran las imágenes que nos presentan a Bella en el inicio de Pobres criaturas, tomando la única salida al cul-de-sac en que se había convertido su vida.

Por segunda vez, Yorgos Lanthimos dirige un drama de época que no obvia la cuestión social, las clases y la familia, pero sobre todo incide en la cuestión del genéro. Una portentosa Emma Stone (coproductora del filme y colaboradora activa del director) lleva sobre su personaje todo el peso de la película y su progresión, con un encanto fascinante, capaz de convertir las réplicas más audaces en obviedades irrenunciables. En Pobres criaturas, todos los hombres que rodean a Bella tratan de controlarla, aunque de diferente forma según su carácter, y las tácticas se envuelven de acuerdo con las motivaciones que alegan (protección, honor). Bella no es deslenguada sino asertiva y clara, su sentido de la vergüenza no es el transmitido por la noción de la culpa que enjaula nuestro potencial, sencillamente, no existe. Distingue el amor del matrimonio y en lo tocante al sexo es una revolucionaria. No es una “buena salvaje”, es una mujer que aprovecha tanto su capacidad para aprender como su libertad sin modelar para vivir a su manera, y convencer a casi todos sus compañeros y antagonistas de la legitimidad de sus decisiones.

poor things. pobres criaturas

La franqueza y la rebeldía ante las convenciones, o las órdenes basadas en una relación de poder que la intenta aprisionar, permiten a Bella lanzarse a la aventura de la vida, que es la gran aventura, sin el matiz que el sustantivo aplicado a una mujer implica de juicio moral. La aventurera que desea experimentar insaciablemente se convierte en una humana capaz de desmontar las normas que la encorsetan y adoptar un punto de vista inédito, enfocando ese absurdo que solo ella es capaz de reconocer, con un humor desarmante. Sus escenas con Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo) son impagables, sus diálogos dignos de una screwball comedy, y están tan bien escritos y con tal ritmo recitados que deseamos que no terminen. La franqueza sexual de Bella es desarmante y su respuesta al galanteo es de una frescura que no tiene nada que ver con el descaro. La protagonista de Pobres criaturas es capaz de destrozar, desarmar, enloquecer y descolocar a los hombres a base de sinceridad y libertad de decisión, es la Katherine Hepburn retrofuturista.

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Como hemos comentado, el diseño de producción de James Price y Shona Heathes es apabullante, todo está donde debe estar para aportar, la imaginería steampunk, las fachadas deco, los guiños (como las ventanas del burdel), el diseño de las ciudades, los barcos…, así como la casa-laboratorio de Baxter. Robbie Ryan repite tras La favorita como director de fotografía y Lanthimos ha vuelto a contar con su montador, Yorgos Mavropsaridis.

Holly Waddington ha sido la diseñadora de un vestuario que es parte del personaje —como este, también se transforma al mismo ritmo—, dentro de una estética en la que se combinan los rasgos de época con el vanguardismo (por ejemplo mangas ajamonadas y shorts) y que sirve a Bella para resaltar la clase de persona que es en cada fase de su vida. Lanthimos ha creado puro cine, donde las imágenes y el sonido no son una pura ilustración sino un elemento vital. La banda sonora ha sido compuesta por Jerskin Fendrix, músico británico fan de The Killers y cuyo estilo ha sido definido como electro punk y pop ultra-moderno, que hace un cameo en la orquesta del dancing de Lisboa. Sus composiciones desafían, pero nunca provocan gratuitamente —está claro por qué fue elegido— y en su debut en el cine ha conseguido llegar a narrar el filme en algunos momentos, por ejemplo con su minimalismo de sintetizador, creando una atmósfera tanto hechizante como turbadora.

Pobres criaturas ganó el León de Oro en el Festival de Venecia.

Este artículo fue publicado por primera vez el 2 de septiembre de 2023.

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