La fiesta de la democracia llama de nuevo a la puerta y, como es de esperar, los medios de comunicación y redes sociales se llenan de debates, polémicas y demás contenidos de este tipo. La política se encuentra por todas partes, devora cualquier ámbito. La encontramos en el trabajo, en la escuela, en el cine, en los bares y hasta en las cenas familiares. Todo es política y la política lo es todo. No obstante, ¿hasta dónde entendemos la política? ¿Somos capaces de verla hasta sus entrañas? ¿O más bien no vamos más allá de lo que vemos en los medios de comunicación?
Para entender más esta compleja cuestión, os obsequiamos con una lista de series sobre el juego político, extremadamente adictivas y que ilustran sobre aquello que las ruedas de prensa no nos permiten ver.
Juego de tronos (Game of Thrones, 2011-2019).
Relacionar esta serie con la política es ya, prácticamente, un cliché popular. No obstante, más allá de dragones, desnudos y baños de sangre, esta serie contiene un gran contenido de base política. A lo largo de sus siete temporadas, no solo se reflexiona sobre elementos de ética y filosofía del poder, sino también de cómo la estrategia de mando se convierte en un arma más afilada que una espada.
Disponible en HBO España.
Borgen (2010-2013).
Si antes se hablaba de juego de tronos, ahora se habla de juego de escaños. Se debatió mucho acerca de los pactos en las dos últimas elecciones generales. Sonaban en los medios palabras como cesión, acuerdo, desacuerdo, propuesta, diálogos… Este panorama dejó muy claro que los pactos son una de las más elementales estrategias del juego político, y es precisamente ese tema el que trata esta exitosa serie danesa.
Las claves de su éxito residen en cómo presenta, por un lado, el juego de acuerdos y pactos en el mundo parlamentario y, por otro lado, cómo influye el periodismo en la política, es decir, cómo se desarrollan y plantean las relaciones entre políticos y periodistas. Sobre este último punto cabe destacar el personaje interpretado por Birgitte Hjort Sørensen, una especie de versión danesa de Ana Pastor.
Disponible en Movistar +.
House of Cards (versión británica) (Paul Seed y Make Vardy, 1990, 1993 y 1995).
Si la versión americana impresiona, ésta, la original, lo hace aún más. Se trata de una saga de tres miniseries: House of Cards, To Play the King y The Final Cut. Su trama gira en torno a la figura de Francis Urquhart, un tory veterano del Partido Conservador con ideas tan claras como sus objetivos. Pero ¿por qué es mejor que el remake de 2013? Más allá de la más que estereotipada idea de que la original siempre es la mejor, la serie británica supera a su sucesora en lo referente al trasfondo de sus personajes.
Su remake resulta menos sutil en cuanto al diseño de sus protagonistas. Apela más al efectismo haciéndolos especialmente abyectos, insensibles y retorcidos. No obstante, esto pasa factura, al poner la filosofía política en segundo plano. Obvia la ideología, elemento útil no solo como complemento a la moral humana, sino como definidor del mandatario.
En la versión original, la malicia, la falta de conciencia y la ambición son inherentes al personaje principal. No obstante, el espectro ideológico tiene un papel crucial a la hora de determinar su personalidad y sus acciones. Su forma de ver el mundo, la vida y la sociedad son de gran relevancia a la hora de diseñar su forma de ser y de proceder.
La interpretación de Ian Richardson es excepcional transmitiendo mayor temor y frialdad que la de Kevin Spacey, sin menospreciar la calidad interpretativa de éste.
Disponible en Netflix.
Miriam Leone una de las protagonistas de la serie italiana.
1992 y 1993 (Alessandro Fabri, Ludovica Rampoldi, Stefano Sardo, Giuseppe Gagliardi, 2015 y 2017).
1992 fue un año crucial para Italia, en el que se destapó la mayor trama de corrupción política de su historia, surgiendo la II República Italiana, caracterizada por la operación Manos Limpias, el ascenso de la Liga Norte, el terrorismo de la Cosa Nostra y el nacimiento del proyecto de Berlusconi de Forza Italia.
Desde el punto de vista de una serie personajes muy variopintos, el autor retrata el origen de esta nueva etapa. Ofrece una visión compleja y completa de un elemento por desgracia inherente a la política: la corrupción, cómo se va colando por diferentes recovecos de la sociedad y de las instituciones como un virus que va pudriendo todo lugar en el que se acomoda.
Disponibles en Movistar +.
The Good Wife (2009-2016)
Aunque sea un drama judicial, trata uno de los temas políticos más interesantes y menos recurrentes, las campañas electorales, elemento imprescindible en época pebliscitaria. En ellas, los candidatos mendigan la simpatía de la ciudadanía, intentando por todos los medios rascar la mayor cantidad posible de votos. Los métodos son muy variados, catar comida típica de la zona, acariciar niños, cantar canciones regionales, discursos motivadores…
En esta serie, el marido de Alicia se presenta a las elecciones al Congreso de los Estados Unidos de América. Para ello, se vale de Eli Gold, un asesor de imagen muy experto en la materia. Muestra, entre otras cosas, una verdad muy dolorosa en la inmensa mayoría de las campañas electorales todo es fachada, es más, muchos políticos que ganan las elecciones dedican la legislatura a cómo ganar las siguientes…
Disponible en Netflix y en Movistar +.
Rodaje de la tercera temporada de The Crown. Ojo a las chanclas.
The Crown (2016)
Esta serie de Netflix es, posiblemente, la obra audiovisual más crítica y agresiva sobre la monarquía británica. Se sale de las líneas de películas como The Queen, que procuran mostrar el rostro más humano de la reina Isabel II de Inglaterra, limpiándole la cara y dotándole de un rostro de ejemplaridad y capacidad ante la adversidad. En la serie protagonizada por Claire Foy, se muestra los trapos sucios de la institución más antigua del Reino Unido. Se desmitifica y desmonta la figura de la realeza británica, mostrando su faceta más retrógrada y frívola.
Sin embargo, lo interesante de esta serie no es únicamente el revelar la velada faceta de la realeza británica. Su interés también se basa en señalar el empeño de una institución de mantenerse y conseguir adaptarse a los nuevos tiempos y a los cambios sociales y culturales…
Disponible en Netflix.
Los Simpson: La casa del árbol de terror VII (The Simpsons: Treehouse of Horror VII, Mike B. Anderson, 1996)
Obviamente, de este célebre capítulo de terror de la familia amarilla hay que hablar del último sketch. Cuenta cómo Homer es testigo del plan de los extraterrestres Kang y Kodos para esclavizar a la humanidad mediante el secuestro y sustitución de los candidatos a liderar la primera potencia mundial.
No se trata solo de una mordaz crítica al bipartidismo, sino también a la sinrazón asociada al desprecio de la alternativa política, una gran alegoría que todo el mundo debería ver antes de acudir al colegio electoral.
Black Mirror: el momento Waldo (Black Mirror: the Waldo Moment, Bryn Higgins, 2013)
Cerramos esta lista con el capítulo de una de las series británicas del momento: Black Mirror. El tercer episodio de la segunda temporada no solo gozó de una gran actualidad, sino también de una capacidad predictiva. Ambientada en un futuro muy próximo, en un ambiente de desafección política, un irreverente dibujo animado, Waldo, representará la alternativa electoral a los partidos clásicos. En su metraje, retrata de una manera realista uno de los fenómenos más usuales en la política actual: el voto de la rabia. Cuando los sentimientos y el enfado ciegan a la razón, la política se convierte en un nido de cuervos…
Disponible en Netflix.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!