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Cine y Series

«La excavación», de la tumba a las estrellas

En Director's Cut, Cine y Series 30 enero, 2021

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

La excavación y posterior descubrimiento arqueológico sobre el que se basa la película homónima (The Dig, Simon Stone, 2021) tuvo lugar en la propiedad Sutton Hoo (Suffolk, Inglaterra) en 1939, aunque la primera palada de tierra se levantó un año antes. El hallazgo del mayor enterramiento naval de Europa, datado en el s. VI,  no solo supuso dar con un ajuar funerario de enorme valor sino que implicó la reconstrucción de un pasado, la reescritura de una época que hasta esa fecha constituía una laguna histórica. El desconocimiento oscureció el periodo que comprendía desde la marcha de los romanos en 410 d.C. hasta la llegada de las invasiones vikingas, cuatrocientos años más tarde.

Edith Pretty, propietaria del terreno donde se alzaban varios túmulos objeto de especulaciones arqueológicas sin previo fundamento, promovió la excavación que descubriría la riqueza cultural y la civilización anglosajona. Para ello, contrató a un peculiar personaje local que había trabajado como freelance para el cercano museo de Ipswich, un «excavador» que aprendió su oficio de su padre y su abuelo. Basil Brown, autodidacta enciclopédico, había abandonado la escuela a los doce años, pero su curiosidad le encaminó al estudio de la Historia, la Astronomía y otras materias, llegando a escribir manuales de divulgación que le reportaron cierto renombre.

La excavación

La fascinación por la arqueología, la excavación en los misterios del pasado y el descubrimiento de aquello que se ha hurtado a nuestro conocimiento por obra del tiempo, es un material cinematográfico puro, ligado además al suspense detectivesco. El guion de La excavación, obra de Moira Buffini (Harlots), con lo que la perspectiva feminista está asegurada, toma como base la novela de John Preston, sobrino de la arqueóloga Peggy Piggot, incluida también en la ficción, con las consabidas licencias dramáticas. En este caso, invertir la diferencia de edad entre los dos protagonistas o transformar a las fotógrafas Merci Lack y Barbara Wagstaff en un personaje imaginario, Rory Lomax, supuesto primo de la Sra. Pretty.

La anterior introducción, necesaria para quien no esté familiarizado con los detalles de uno de los mayores hallazgos arqueológicos de la Historia, puede obviarse a la hora de valorar en parte el filme que ha dirigido Simon Stone, destacado director teatral y operístico, siendo el segundo de sus trabajos para el cine. En parte no, porque la fidelidad y la verosimilitud aportan un estimable componente, que engrandece, por ejemplo, la ya de por sí excelente interpretación de Ralph Fiennes como Basil Brown. El metódico actor, originario de Suffolk, donde transcurre la acción, clava el acento y las maneras del arqueólogo —coach mediante. Y en parte sí, porque al margen de la recreación de un episodio clave para los historiadores, La excavación podría perfectamente haber aprovechado o inventado un acontecimiento de similar rango sin perder un ápice de su interés.

La excavación

El filme, sobre el que se cierne la inminente guerra mundial, y más allá del relato anecdótico, es una hermosa reflexión sobre el tiempo, la vida, la muerte y la trascendencia. La muerte sobrevuela e impregna la película mediante diferentes representaciones, desde la orfandad (la tumba del padre), la enfermedad terminal o la voluntad de trascender y perpetuar el estatus, propia de de las culturas ancestrales (la tumba anglosajona). Y, contemporáneamente, también muestra el sacrificio marcial/tribal, que en este caso podría suponer un paso adelante en la civilización, por no ser un precio para la conquista sino un coste para la paz, situando al ejército británico en una posición de superioridad moral sobre el invasor.

La excavación

Los aviones anticuados sobrevuelan constantemente la excavación. En sus prácticas de vuelo se convierten en aves agoreras, obligando a elevar la mirada a quienes trabajan entre el cielo y el interior de la tierra, para convertirse en conectores del tiempo, entre el pasado enterrado y el futuro amenazante. Y no es esa la única conexión entre arriba y abajo, pasado y futuro, porque el telescopio de Basil Brown también cumple su papel para visibilizar la conexión y reflexionar sobre el tiempo, del subsuelo a las estrellas, y reforzar esa línea invisible que nos resitúa en el universo. A lo largo de La excavación, el cielo y la tierra juegan un papel protagonista, con valor simbólico, por ejemplo en la secuencia del desprendimiento en el túmulo o el dominio de la materia por parte del arqueólogo amateur, fruto de la observación, la experiencia y el contacto casi reverencial con el terreno, que le confiere la capacidad de «leer» en sus colores o capas, revelando un respeto por lo que debe hollar.

La excavación

El tratamiento del paisaje por parte del director australiano aporta un valor intrínseco, que refuerza la puesta en escena y con ello el significado de la fotografía de Mike Eley, incluida la disrupción con el empleo de determinados enfoques y lentes. Al efecto positivamente distanciador, por otra parte, colabora en determinadas secuencias el desajuste del sonido, que se escucha en off sobre las imágenes con un efecto de asincronía que redunda en lo emocional. De acuerdo con las declaraciones de Simon Stone, prefirió que la espontaneidad y un cierto de grado de improvisación impregnaran el film, por lo que incluso en algunas secuencias no comunicó a Eley cuál sería la posición de los actores, lo cual dota al filme de una frescura inusual en otras producciones de época.

El proceso de producción de La excavación ha sufrido diversos avatares y se barajaron varios directores y protagonistas femeninas. Para encarnar a Edith Pretty, se consideró, en 2013, a Cate Blanchet y, por un benéfico conflicto de agenda, nos hemos librado de la hierática Nicole Kidman, que fue sustituida por una delicada y madura Carey Mulligan. La afinada interpretación nos impide imaginar a cualquier otra actriz resolviendo esa matizada pasión, entendida esta como entusiasmo y también sufrimiento. La conexión entre Pretty y Brown, la expresión de su particular relación y entendimiento funcionan orgánicamente, no así la forzada historia de amor de Piggot y Lomax, que no siempre puede salvar el excelente trabajo de Lily James.

El tiempo y el espacio, la razón de todo esto y el sentido de la vida se enhebran en La excavación, mostrando con ese navío funerario ausente —cuyas cuadernas podridas han sustituido los siglos por una imprimación— la huella del pasado visible e invisible a la vez, la lección que las sombras de Hiroshima no nos dejaron ver.

La excavación tuvo un estreno limitado en cines en EUA el 15 de enero y desde el 29 de enero se puede ver en el resto del mundo en la plataforma NETFLIX.

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