La 68 edición del Festival de Cannes, con un jurado presidido por los hermanos Coen, premia en exceso al cine francés participante.
Muchas gracias a Michael Haneke por no hacer una película este año, dijo Jacques Audiard al recoger la Palma de Oro que el jurado presidido por los hermanos Coen le entregó por Dheepan, su última película. La mención va ligada a la anterior participación del realizador francés en el Festival de Cannes, hace ya tres años, cuando competía en la Sección Oficial con De óxido y hueso contra la encumbrada Amor del cineasta austriaco.
El premio a Audiard es una sorpresa mayúscula. El director de Un profeta debería haber agradecido más a los Coen y menos a Haneke, pues sí trajeron obras maestras bajo el brazo este año el taiwanés Hou Hsiao-Hsien, el húngaro Laszlo Nemes, el estadounidense Todd Haynes y el chino Jia Zhang-Ke, todas ellas sobradas mejores películas que la suya. Sólo el último se fue de vacío en una gala que premió de forma incomprensible a los largometrajes galos, incluidos los olvidables Mon Roi (premio a la mejor actriz para Emmanuelle Bercot) y La Loi du Marché (premio al mejor actor para Vincent Lindon).
El chauvinismo ilustrado que ha abanderado esta 68 edición del Festival de Cannes, con hasta seis películas francesas en sección oficial, no parecía que fuera también a hacer acto de presencia en la ceremonia de premios. La respuesta de los Coen, en cambio, ha sido casi como sacada de una de sus películas. Han galardonado a los patéticos y moribundos cineastas vecinos que tantos abucheos y gritos de ¡Nepotismo! y ¡Tongo! han cosechado a lo largo de las últimas jornadas.
El afrancesado tono del festival, que aumenta su sombra cada año que pasa, se ha confirmado con la desfachatez de dejar las sobras para el bellísimo filme de Hsiao-Hsien (mejor dirección), The Assassin; el desgarrador retrato del holocausto de Nemes, Son of Saul (gran premio del jurado); el potente relato de amor de Haynes, Carol (mejor actriz para Rooney Mara); o el ambicioso drama familiar de Zhang-Ke, Mountains May Depart, que deja al cineasta chino con las manos vacías. Poco importa, eso sí, pues nos sobra con bailar al ritmo de los Pet Shop Boys ese «Go West!» tan protagonista en su largometraje.
La presencia latinoamericana fue importante en premios algo más pequeños, con el mexicano Michel Franco levantando una mención al mejor guión por su Chronic, en la que Tim Roth interpreta a un enfermero que se obsesiona con sus pacientes terminales; y el colombiano Cesar Augusto Acevedo recibiendo la Cámara de oro, que se concede al mejor debut en la dirección. Su película, La tierra y la sombra, se presentó en La semana de la crítica, donde ya ganó dos premios el jueves, y cuenta los últimos días de un padre de familia afectado por el polvo y la ceniza de la plantación de azúcar en la que trabaja a destajo.
Yorgos Lanthimos cerraba los galardones oficiales con el Premio del jurado para su The Lobster, un anecdótico detalle para un filme del que ya hablamos, y bastante bien, en una de nuestras primeras crónicas desde Cannes.
Las secciones paralelas, lejos de los logros de La tierra y la sombra en la Semana de la crítica, han dejado honores para la también colombiana, y magnífica, El abrazo de la serpiente de Ciro Guerra, una aventura río entre la locura de Apocalypse Now y el retrato amazónico de Fitzcarraldo o Aguirre y que ha liderado las menciones de la Quincena de los realizadores. Allí a su vez destacaron el coming of age turco Mustang de Deniz Gamze Ergüven, un precioso drama sobre cinco hermanas adolescentes privadas de su libertad juvenil; y la maravillosa Trois souvenirs de ma jeunesse de Arnaud Desplechin y que sorprendentemente fue relegada a la Quincena pese al bajo nivel galo de la sección oficial.
Más sorpresas dejó Un Certain Regard, la otra sección oficial del Festival. La islandesa Rams (premio UCR) y la croata The High Sun (Premio del jurado) se imponían a algunas de las favoritas, entre ellas Taklub, de Brillante Mendoza; y Cemetery of Splendour, de Apichatpong Weerasethakul, mientras que las aclamadas cintas rumana, The Treasure (Un certain talent) e iraní, Nahid (Premio futuro prometedor), sí se fueron a casa con distintas menciones menores.
Sección oficial
Palma de oro: Jacques Audiard por Dheepan
Gran premio del jurado: Laszlo Nemes por Son of Saul
Premio del jurado: Yorgos Lanthimos por The Lobster
Dirección: Hou Hsiao-Hsien por The Assassin
Actor: Vincent Lindon por La Loi du Marché
Actriz: Emmanuelle Bercot por Mon Roi y Rooney Mara por Carol
Guión: Michel Franco por Chronic
Cámara de Oro: César Augusto Acevedo por La tierra y la sombra
Un certain regard
Premio Un Certain Regard: Hrútar (Rams), de Grímur Hakonarson
Premio del Jurado: Zvizdan (The High Sun), de Dalibor Matanic
Premio a la mejor dirección: Kishibe no tabi (Journey to the shore) de Kurosawa Kiyoshi
Premio Un Certain Talent: Camoara (The Treasure), de Corneliu Porumboiu
Premio futuro prometedor: Nahid de Ida Panahandeh y Masaan de Neeraj Ghaywan (ex-aequo)
Quincena de realizadores
Art Cinema Award (otorgado por la Confederación Internacional de Cines de Arte, CICAE): El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra
Label Europa Cinemas: Mustang, de Deniz Gamze Ergüven
Prix SACD (película francófona): Trois Souvenirs de ma Jeunesse, de Arnaud Desplechin
Semana de la crítica
Gran premio de la Semana: La patota, de Santiago Mitre
Premio visionario France 4: La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo
Premio SACD: La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo
Premio GAN a la distribución: Ni le ciel ni la terre, de Clément Cogitore
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