Intramurs, como todo, toca a su fin. Polémicas, anécdotas y despedidas.
Menuda ha liado Luis [Montolio] con la foto que ha colgado. ¿La has visto? Dos policías locales en un sidecar y un bombero colgado de la barra, todos ahí sonriendo, uno de los policías lleva un gato en la cabeza. La ha colgado justo al lado de la nueva comisaría-parque de bomberos, el tío. Jerónimo me quiere llevar a ver la intervención del fotógrafo, me parece buena idea, todo el mundo habla de ella. Al parecer, pese a estar informadas las autoridades competentes, la nueva gigantografía no gusta a algunos sectores de ambos cuerpos, que se han encargado de solicitar la retirada de la obra, por considerarla denigrante. Pero qué poco sentido del humor, aunque la verdad es que parece que la hayan puesto ellos mismos al estar tan cerca. Queda curioso. Mientras la observamos pasan varias patrullas que se detienen para mirar; algunos ríen y se señalan. Se preguntan por qué el gato. Es un símbolo del barrio.
Montolio policías
Intramurs sigue en marcha, pueden verse más intervenciones urbanas que el fin de semana pasado, sigue habiendo movimiento y el Espacio Ideo no para de recibir público. Está siendo una buena experiencia para el vecindario: las actividades infantiles muestran a los niños otra manera de concebir su entorno e interactuar con él, los solares han abierto sus puertas, el arte está en la calle como un elemento natural más; en general, el evento alimenta el sentimiento de pertenencia a la comunidad que es el Carmen. Ojeando el programa descubro un buen plan para la tarde del domingo: a las seis de la tarde Lola Mascarell y Luci Romero estarán en Casa Insa. Me lo apunto.
¿Sabes que el otro día intentaron robar los coches aplastados -la intervención “Piel” de Trashformaciones en Plaza Músico López Chavarri- para venderlos como chatarra? Decían que de ahí se sacaban por lo menos mil euros. No sé si es cierto o no lo que me cuenta Jerónimo, podría ser una leyenda urbana porque no presenció el suceso, aunque es cierto que sus fuentes suelen tener credibilidad. Es un especialista en la zona y no le toman el pelo.
Graffiti – El Carmen
Mi compañero lleva mucha vida -toda, para ser exactos- invertida en el Carmen. Le pregunto si se plantea alguna vez mudarse a otro lugar. ¿Yo? No, no. No me apetece salir de aquí. Te tengo que reconocer que hay días en que se me queda pequeño y como todos pues me imagino yéndome, pero yéndome de la ciudad. Pero luego estoy por aquí andando entre estos edificios, comprando el pan en un horno de siempre y tomándome un café en donde siempre también, y no sé.
Creo que yo sí sé. No obstante se me ocurre que tal vez es momento de visitar como observador otro barrio, uno que frecuento con asiduidad pero del que me gustaría conocer bien a fondo sus intimidades. Ha llegado la hora de despedirnos, pero antes todavía necesito pedirle un último favor.
Oye Jerónimo, ¿tú no sabrás de alguien como tú pero en Ruzafa, no?
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