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Están vivos #3: Paco Inclán, periodista de ficción

En Cultura 30 junio, 2015

Edu Reptil

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PERFIL

Verdades y mentiras, actas de viajes, crónicas de lo que nadie ve; así es el mundo de un autor en constante movimiento.

El mundo está repleto de gente, de eso no cabe duda. De hecho, el capital humano del que dispone el planeta es tal que podrían meternos a varios cientos de millones de nosotros en potentes naves con el objetivo de descubrir otros lugares donde asentarnos, muy lejos de aquí. Nuestro hogar original, esta bella roca azul, no se resentiría lo más mínimo. De hecho, es probable que las cosas fuesen mejor. Tanta gente que hay en La Tierra, tantas historias. ¿Dónde poner el foco? Es realmente difícil hacerse con una buena. Paco Inclán -Valencia, 1975, editor de la revista de arte y pensamiento Bostezo-, sin embargo, tiene un talento especial para rastrear y encontrar esos relatos que manan de personajes auténticos, auténticamente extravagantes o anodinamente bellos. ¿Quiénes son ellos, dónde habitan?

Son personajes que difícilmente tendrán eco mediático; son secundarios, a-protagonistas de la historia. Salgo a rescatarlos, como si fuera una misión que nadie me ha pedido. Y sin embargo resultan atractivos, o al menos a mí me lo resultan y así trato de compartirlos con los lectores: con la excepcionalidad de unas historias que, a primera vista, no parecerían nada extraordinarias. Con tu permiso voy a citar a Walter Benjamin: “Es tarea más ardua honrar la memoria de los seres anónimos que la de las personas célebres. La construcción histórica está consagrada a la memoria de los que no tienen nombre”. Eso.

En Tantas mentiras (Jekyll & Jill, 2015) hay doce actas de viaje y una novela, como indica el subtítulo. Pero luego hablaremos de la novela. En estas doce actas se recogen algunas de las experiencias del autor en sus muchos viajes. Hasta aquí todo normal. Lo que ocurre es que estos personajes y estas experiencias se ubican, por ejemplo, en la sede de la Asociación Mexicana de amistad con Corea del Norte, un grupo de septuagenarios con la pretensión de instaurar un régimen comunista al más puro estilo Pyongyang en su propio país. Allí se produce la infiltración del autor, tras hacerse pasar por “exiliado vasco integrante en banda armada”, una misión como él mismo dice, que nadie le había solicitado, y que acaba convirtiéndolo en un paranoico cuando se desatan las sospechas entre los ancianos, que no dudan en perseguirlo y vigilarlo, aprovechando el anonimato que ofrece la multitud en una megalópolis.

También es sorprendente la historia de Argote en el Aleph de la pelota, un individuo obsesionado con construir la más grande enciclopedia de este deporte, un trabajo monstruoso en el que pretende compilar todas las biografías de todos los jugadores de todos los países de toda la historia universal de todas las pelotas vascas, y que acabará devorando su matrimonio, su libertad y a juicio de muchos, su cordura.

Tantas mentiras de Paco Inclán

Tantas mentiras de Paco Inclán

Las doce actas de viaje son crónicas de paisajes humanos ante los que muchos pasan y no se detienen ni un instante. Allí no hay grandes eventos que cubrir, no hay explosiones ni acontecimientos que cambiarán el curso de la historia indefectiblemente. Son paisajes que nacen y mueren sin que casi nadie repare en ellos. Y sin embargo hay en estas experiencias que se narran la misma esencia que nutre la vida de la mayoría. Las mismas dudas, la misma incomodidad, la misma incertidumbre ante lo que en ocasiones nos resulta grotesco o absurdo. ¿Dónde estoy? Parece preguntarse a veces el autor. ¿Y por qué?

El mismo título de la obra pretende confundirnos. ¿Es verdad o mentira lo que aquí se narra? ¿De veras un monje budista fue el primero en perder los estribos y lanzar una silla a un funcionario en la Dirección General de Extranjería de Ecuador? ¿Acaso importa? Puede que nos encontremos en los albores de un género que desbancará al Nuevo Periodismo como referente, uno que irá más allá en el proceso de narrar y para el que las licencias literarias que exigía meterse en la mente de los asesinos de Capote, por ejemplo, serán arcaicos recursos de un pasado peor. En adelante puede que presenciemos el advenimiento del Periodismo de Ficción. ¿Será este nuevo modelo capaz de romper con el periodismo de la mentira del que ya disponemos? Creo que, con tanta sobredosis de realidad, la ficción me es más difícil de leer, de meterme en sus tramas. Cuando leo prefiero historias verosímiles sin preocuparme si son verídicas de principio a fin. Y trato de escribir con ese mismo espíritu. Esta será la clave del Periodismo de Ficción: la verdad literaria.

LA NOVELA MÁS BREVE, LA MÁS TRABAJADA

Justo al final del libro el lector encontrará un documento sensacional, que los editores han tenido el buen gusto de proteger y mostrar a través del recorte que han hecho en las últimas páginas, del mismo modo en que hemos visto en películas recortar y vaciar biblias para esconder pistolas en su interior. Cuando parece que todo ha terminado, empieza la novela, que el lector acabará en cuestión de dos segundos. Porque la novela a la que se refiere el subtítulo es fruto de un proceso de descarte y pulido en el que lo que se ha buscado es tocar el verdadero corazón de la historia que se quería contar, sin perderse en banalidades de relleno. Llamaron a la puerta. Fui a abrir. Era yo que regresaba -disculpen el spoiler sin advertencia previa-. No hacía falta más, todo estaba ahí. Como asegura el narrador al comenzar un capítulo: No es bueno caer en la obsesión de tener algo que contar.

Tantas mentiras de Paco Inclán

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