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Cine y Series

Anaïs Volpé, directora de “Entre las olas”, la ultimísima ola del cine francés

En Entrevistas, Cine y Series martes, 10 de enero de 2023

Philipp Engel

Philipp Engel

PERFIL

Por primera vez en la Historia, en 2022, el cine galo registró más óperas primas dirigidas por mujeres que por hombres (el porcentaje baja mucho cuando hablamos de la tercera película). Anaïs Volpé podría ser una de esas recién llegadas, si no fuera porque tiene un largo anterior, el poco conocido Heis: Chroniques (2017). En cualquier caso, independientemente del género de su directora, o de si se trata de su primera o segunda película, lo que importa es que Entre las olas, traducción directa de Entre les vagues –aunque el título internacional, The Braves, también mola– es una maravilla, rabiosamente contemporánea que, además de su estreno limitado en salas también puede verse online en algunos países, hasta el día 13 de febrero, en el My French Film Festival, que organiza Unifrance.

Así para resumir, aunque el argumento nunca es lo más importante, se trata de la historia de la inquebrantable amistad entre dos actrices de teatro alternativo, que se enfrentan a la vida y a la muerte, en una emocionante carrera contrarreloj. Ellas dos, Déborah Lukumuena (Divinas) y Souheila Yacoub (Clímax), exponentes de la Francia multicultural –mayoritaria en las calles, minoritaria en el cine–, son tan arrolladoras como esta “rave emocional” que nos lleva al final de la noche, a ritmo de jazz y electrónica (BS firmada por David Gubitsch y Elie Mittelmann), para acabar incendiando nuestros corazones.

La electrizante fotografía de Sean Price Williams, que asociamos al cine de los Safdie, remite irremediablemente a una película tan grandiosa como Good Time, y eso es un halago.

¡Gracias! A mí también me encantan los Safdie, y también en particular Good Time. Ahí fue donde descubrí el trabajo de Sean Price Williams, y por eso quise que trabajara en mi película.

Good Time sucede en una noche y Entre las olas se prolonga más en el tiempo, pero también es una película frenética que se estructura como una huida al final de la noche. Diría que es algo así como una “rave trágica”. ¿La ves así tú también?

Es exactamente eso. Es un querer vivir lo más posible, aprovechar cada instante, y aquí, igual que en Good Time, también se trata de una carrera contrarreloj, aunque por motivos muy distintos. Pero las dos películas tienen ese furor por la vida, es así. Me encanta Good Time, aunque también me gusta el trabajo de Sean Price Williams en otras películas. Antes de contactar con él, miré entrevistas en las que hablaba sobre su trabajo, porque me gusta saber cómo es la gente con la que trabajo, cómo son, qué piensan. Necesito conocerles como personas, porque en esta película los actores son mucho más que actores, y los técnicos mucho más que técnicos. Necesito que todos sean artistas.

Al igual que Good Time o Diamantes en bruto, Entre las olas está impregnada de ese aspecto más salvaje y sucio, en sentido callejero, del cine de los 70, ¿no crees? Y también hay una energía que hace pensar en John Cassavetes.

Sí, todo ese cine me influenció muchísimo. Me encanta Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). Es el cine que me gusta, aunque también me han influenciado, creo, cosas muy distintas como ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004) o La vida soñada de los ángeles (Erick Zonca, 1998). Creo que la puesta en escena tiene más que ver con las ideas que tienes cuando escribes que con el cine que te gusta o de alguna manera te influencia. Ahora estoy escribiendo otra película y la estoy pensando en unos términos muy distintos. Para Entre las olas, si hubiese estudiado más los planos, se hubiera perdido toda esa furia por vivir que comentábamos. Teníamos que ser un poco punks a la hora de hacer la película, para estar en sintonía con lo que estaban viviendo las heroínas.

Entre las olas

El vínculo con la cultura americana también está en la obra de teatro en la que van a participar, que transcurre en un Nueva York representado por una pantalla al fondo del escenario. Es un tipo de teatro muy alternativo, que nada tiene que ver con la Comédie Française o el Teatro de bulevar, ¿conoces de cerca ese ambiente

Sí, a los 17 años abandoné los estudios y me  vine a París para hacer teatro. Aprendí cuando era una niña en lo que llamamos un centre aéré, que es como un centro para dejar a los niños en verano, donde hacen actividades. Es una ayuda de las instituciones para los padres con ciertas dificultades. Cuando llegué a París, me di cuenta de los que hacían teatro muchas veces también venían de las clases populares, muy distintas a la del público, que suele ser más burgués. En el fondo, hay mucha mezcla, y me parecía interesante mostrarlo, para romper con esa idea tan burguesa del teatro francés. Por eso también quería que la obra de la película estuviera muy viva, que no cayera en el absurdo, ni en el teatro clásico.

En la película suena mucho jazz, y al jazz también le ha pasado un poco eso. Viene de las catacumbas, de la heroína y de los negros. Pero a menudo tiene un público más burgués, que lo pone como música de fondo. El cine francés también ha sido tradicionalmente muy burgués. ¿En qué campo crees que es más difícil abrirse camino, el cine o el teatro?

Sería un debate interesante. Diría que en el teatro es más difícil triunfar, darse a conocer, pero al mismo tiempo hay como un espíritu más solidario, más de troupe. Ambos son mundos muy difíciles. Salir adelante en el mundo artístico siempre es muy complicado, y cuando lo consigues te conviertes en un privilegiado.

Esa pantalla al fondo del escenario también recuerda un poco a la Factory de Warhol, ¿no?

No soy una fanática de la Velvet Underground, pero sí que forma parte de las cosas que veneraba gente muy culta a la que conocí cuando llegué a París desde Toulouse. Mi familia viene de Córcega y de Toulouse. Entre la gente que conocí había un chico mayor que yo con el que tuve mucha relación. Yo apenas había visto algunos blockbusters y leído algunas obras de teatro. Estaba muy perdida en las conversaciones de café, y me volví muy bulímica consumiendo toda clase de películas, libros, documentales, entre los 17 y los 24 años. La Factory formaba parte de todo eso.

¿Cómo consigues que las actrices suenen auténticas tanto cuando interpretan a sus personajes como cuando interpretan la obra que se monta en la película?

Ellas tenían mucho miedo de eso, y yo también temía que quedara demasiado teatral. Las actrices se han formado tanto en el cine como teatro, y eso era lo que yo buscaba en el casting. Quería que fuesen muy fuertes sobre las tablas sin dejar de ser naturalistas. Conseguir estar en un teatro en plan natural delante de 800 personas que te están mirando es tan contra natura que raras son las que lo consiguen. Era mi prioridad, y lo detecté en ellas enseguida. Para mí son unas auténticas virtuosas, lo saben hacer todo bien. Enseguida entendían lo que quería. Al venir yo también del teatro, hablábamos el mismo idioma. Y nos entendíamos muy rápidamente. Se podría decir que, para ellas, Entre las olas es una experiencia a medio camino entre el cine y el teatro, porque hacen cosas que no harían ni en una película, ni en una obra teatral.

¿Tienes la sensación de pertenecer a una nueva generación, con un enfoque distinto del cine?

Sí, formo parte de una generación de realizadores y realizadoras que hemos llegado al cine por caminos poco habituales, sin pasar por las escuelas, aprendiendo a rodar con teléfonos, y montando en casa. Somos cada vez más los que hemos empezado a rodar películas con 3.000 euros. Antes de Entre las olas, ya había rodado varios cortos, y un largo, Heis, que se acabó convirtiendo en un proyecto multimedia, cuando había aprendido a montar viendo tutoriales de YouTube. Creo que, de la misma manera que puedo aprender de gente muy formada con la que he colaborado, como Sean Price Williams, también yo puedo enseñarles algo a ellos. Tiene que haber sitio para todo el mundo. Hay que crear obras plurales, en todos los sentidos. Diferentes razas, sexos, clases sociales y grados de profesionalidad. Hay sitio para todos.

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