Ser madre allí donde sólo se respira devastación, tiroteos y miedo es tan arduo como heroico; y cuando esa valentía emerge del dolor de la guerra de Siria, el resultado es más asfixiante si cabe.
El próximo 13 de abril, llega a las salas españolas Alma Mater (Insyriated), el segundo largometraje dirigido y escrito por Philippe Van Leeuw. Conocido por su importante trayectoria como director de fotografía en Bélgica y Francia, en su primera película, El día en el que Dios se fue de viaje (2009) el cineasta belga se preguntaba cómo había sido posible que la comunidad internacional permaneciera tan ajena al genocidio de Ruanda. Alma mater trata un asunto igual de terrible como aquel, pero que todavía perdura y llena los telediarios.
Este thriller dramático presenta la tensa historia de Oum Yazan (Hiam Abbass), madre de tres hijos, que transforma su apartamento en el único refugio posible para proteger a la familia y vecinos del conflicto bélico que sufre Damasco.
La historia de Oum parece tan real porque lo es. Se trata de un relato documental fusionado y revestido de drama. Es el asedio en Siria desde todos sus ángulos. El asedio exterior encapsulado en el asedio familiar e interno. El asedio del destino, donde la incertidumbre y el miedo no desaparecen jamás del horizonte.
Durante 87 minutos, vemos a Hiam Abbass (Paradise Now, Los limoneros) en una de sus actuaciones más poderosas. Una madre valiente, piedra angular de la familia, que se esfuerza por sobrevivir al día a día, a pesar de las penurias y el peligro, además de promover esa valentía y esperanza hacia su familia y a Halima y Karim, una pareja de vecinos y su bebé, a quienes acogen por solidaridad.
Van Leeuw transmite claustrofobia y angustia al enmarcar toda la historia en un solo día y en el limitado interior de una casa, con el riesgo de exponerse a atracadores, donde al exterior tampoco es alentador: las bombas amenazan día y noche con destruir el edificio y los francotiradores convierten patios y plazas en zonas mortales.
Se trata de un filme donde la protección maternal en situaciones límite pone en marcha la acción interna, donde la tensión entre Oum y Halima, dos hembras alfa, madres defensoras de sus pequeñas familias, retrata el instinto de supervivencia y el cuidado del prójimo en su universalidad.
Oum Yazan, además, ilustra la constante pulsión en una sociedad estructurada por el patriarcado donde son las mujeres las que avanzan con fortaleza, valentía y entereza, mediante dos reseñables puntos de giro en el guion que mantendrán al espectador en una ahogada congoja. No obstante, el conflicto bélico en Siria es tan delicado y poderoso que supera la capacidad del director para generar una narrativa que aporte algo más que tristeza y melodrama.
Aún así, gracias a esta vocación de compromiso social, Alma mater conquistó al público en los festivales de Berlín, Copenhague y Sevilla; además de ganar seis premios Magritte –galardón belga equivalente a los Goya– el año pasado, igualando el récord de premios obtenidos a Las vidas posibles de Mr. Nobody (Jaco Van Dormael, 2009).
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