Riff

En la cocina de Knöller recuperamos la esencia de lo sencillo, el placer del auténtico gourmet.

El Restaurante Riff es uno de esos sitios que se reservan para las ocasiones especiales, un cumpleaños, un aniversario, un ascenso. Esa era mi idea hasta el pasado viernes, un día normal y corriente, en el que aparentemente no había nada que celebrar, o sí. Un viernes más, que se convirtió en extraordinario por el simple hecho de comer en Riff. Y eso es precisamente lo que brinda este lugar, un oasis donde disfrutar de la vida sin tener que inventarse ninguna excusa, sin necesidad de justificación. Un lujo a la vuelta de la esquina.  Es para poder hacer este tipo de cosas, por las que uno se pasa  diez horas al día currando.

Esa impresión de estar ante algo excepcional no me abandona durante las más de dos horas de la comida. Un paréntesis con estrella Michelín en ese viernes anodino que se abre con un vermú iniciático y se cierra con un postre a base de fresas salvajes que te hacen recuperar sabores que creías olvidados. Entre medio, un festín de sensaciones maridado con una cuidada selección de vinos.

Nos sorprende la interpretación que hacen del Bloody Mary. Paquita Pozo, sumiller del local desde hace más de una década nos explica cómo cuelan cada día el jugo que sueltan los tomates verdes para su elaboración. Espectaculares las tapas a base de ajoblanco, esgarraet y guisantes e increíble la explosión en el paladar de una fina rodaja de tocino salpicado con pan rallado y un toque de lima, que Bernd Knöller, cocinero y propietario del Riff, califica como “aceite a cuatro patas”.

Con él estuvimos hablando y descubrimos las diferencias entre un gourmet y un foodie, tema de su último post. Al gourmet le interesa básicamente el sabor, la textura y el olor, mientras que el foodie se rinde ante los trampantojos y los fuegos de artificio que envuelven al producto. Cuanto más rimbombante sea el plato, más contento se queda. Nosotros nos declaramos gourmets convencidos, por supuesto.

Continuamos con un delicado tartar de bonito con algas acompañado por una copa de cava Allegro Carmona y seguimos con un pagre con cebolla tierna. Otra sorpresa maravillosa, probar por primera vez un pescado que recuerda a la carne de un buen salmonete. Esta vez regado con una copa de vino blanco Malvasía seco de la D.O Lanzarote.

Antes del plato principal, Bernd tuvo el detalle de regalarnos una de sus últimas creaciones, yema con setas, un plato exquisito cuyo aroma todavía resuena en mi paladar. Una copa de Cullerot, un vino blanco valenciano de Celler del Roure que permanece seis meses en tinaja de barro bajo tierra, acompañó el delicioso arroz con sepia y coliflor. Antes de acabar, probamos el cordero asado 36 horas a 62º con especias. Sencillamente alucinante.

Y así, comiendo y bebiendo en Riff, recuperamos también la esencia de las cosas sencillas que convierten un día ordinario en otro único y singular.

Dirección: Calle Conde de Altea, 18. 46005 Valencia. España
Zona: Ensanche-Cánovas
Teléfono: (+34) 963 335 353 – (+34) 671 875 975
Web: Restaurante Riff
Correo Electrónico: reservas@restaurante-riff.com
Menú: Menú Riff, mediodía y degustación.
Precio: A partir de 40 euros.
Bodega: Excelente
Horario:
Martes – Sábado: 13:30-15:30, 20:30-23:00
Cerrado por vacaciones hasta el 2 de septiembre.

Especialidad
Gastronómico

Lo +
Bernd Knöller transmite su profundo conocimiento de la gastronomía, con la pasión y alegría de quien se divierte trabajando.