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67 Festival de San Sebastián: las 4 mejores películas de la S.O.

En Cine y Series viernes, 27 de septiembre de 2019

Jesús García Cívico

Jesús García Cívico

PERFIL

La 67 edición del Festival de San Sebastián ha contado con una sólida sección oficial en la que ninguna película ha sobresalido excesivamente y en la que uno destacaría los siguientes cuatro títulos presentados a concurso.

Proxima, el tercer largometraje de Alice Winocour, está destinada a gustar, en primer lugar porque es una buena película, sólida y delicada, la segunda razón es porque el emocionante, inteligente y tierno personaje creado por una fulgurante Eva Green ocupará un lugar especial en su brillante carrera, finalmente porque supone toda una reivindicación en clave feminista de las dificultades adicionales que la mujer encuentra en su desarrollo profesional, aquí paradigmática y poéticamente, su particular carrera por el espacio.

Proxima (Alice Winocour, 2019)

Creo que La trinchera infinita (Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga) supone un ligero salto adelante en el cine intenso, singular y poético de este equipo de cineastas vascos. Ellos fueron responsables en diferente grado de Loreak (2014) y Handia (2017), que también se estrenaron en el Festival de San Sebastián. Goenaga es el único que firma como director las tres) y es fácil destinarle una merecida cosecha de premios, tanto por su fabulosa capacidad para dirigir a los ya inmensos Antonio de la Torre y Belén Cuesta como por su lucidez al abordar la oscuridad de nuestra posguerra civil como si se tratara de una pesadilla interminable y densa, esto es, precisamente como lo que es en realidad.

La trinchera infinita (Jon Garaño, Jose Mari Goenaga, Aitor Arregi, 2019)

A Dark-Dark Man, la película de Kazajistán ha sido probablemente la segunda sorpresa más interesante del festival, y en ella Adilkhan Yerzhanov, su director, propone un noir con estructura de western y el trasfondo de la corrupción de un país empobrecido, que lucha admirablemente por salir adelante.

Pocas veces la lentitud y los paulatinos apuntes sobre la progresiva toma de conciencia del deber moral del detective (aquí estimulada por la presencia de una periodista íntegra llegada de la ciudad y un enfermo mental propuesto desde el primer minuto como carnaza expiatoria) han estado tan justificados como en esta película. El sucio tratamiento de la violencia (con aires del último Hitchcock) y sus surrealistas apuntes de humor absurdo convierten el film presentado en el festival de San Sebastián en un fresco y singular revulsivo de uno de los géneros más atractivos para la innovación formal. Además de su modélico uso del encuadre, su elegante fotografía y un arranque de auténtico virtuosismo sensorial, el filme cuenta con una de las actuaciones más soberbias del festival, la de Daniar Alshinov.

A Dark-Dark Man (Adilkhan Yerzhanov, 2019)

Otras películas de la sección oficial del Festival de San Sebastián han ofrecido momentos de auténtico cine, el dúo compuesto por las rigurosas Nina Hoss e Ina Weisse en Der Vorspiel (La audición); la valiente falta de complacencia de la portuguesa Patrick (Gonçalo Waddington), capaz de mostrar sin fisuras los efectos destructores de la pederastia, ciertos pasajes de la china Lahmo and Skalbe (Sonthar Gyal) o la ética cinematográfica del film brasileño Pacified dirigido por Paxton Winters y en el que Bukassa Kabengele compone un personaje tan profundo como esencial, pero la cuarta película que querría destacar aquí es la mexicana Mano de obra de David Zonana.

Patrick (Gonçalo Waddington, 2019)

Con toda su magistral concisión, con todo su aliento buñueliano (Viridiana, Los olvidados) su ecos del Plácido de Azcona y Berlanga, con toda su radical lucidez al enfocar los devastadores efectos miméticos de lo que Bourdieu denomina la distinction y el desolador espejo de la devastación moral de la burguesía, Mano de obra es el debut de un director ágil, claro y preciso capaz de contarnos una historia (que el dúo Loach-Laverty hubiera convertido en el enésimo clamor justo pero archi-conocido contra el capitalismo), de una forma siempre sorprendente y con un mensaje radical a recordar: la pobreza no hace a los pobres mejores personas, porque la pobreza no tiene ninguna consecuencia positiva, por eso hay que luchar contra ella.

Hermosos: acordes de Bruno Pernadas para la inconsolable banda sonora de Patrick.

Malditas: autocomplacencias de Gerard Depardieu y Michel Houbellecq en Thalasso.

Aquí, el palmarés completo del Festival.

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