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Cultura

El Faro: Una arquitectura romántica

En Abandonen el edificio, Cultura 23 mayo, 2019

Sandra Jiménez

Sandra Jiménez

PERFIL

Los lugares próximos al mar siempre invitan a la reflexión, a la paz interior y transmiten serenidad. Cuando uno contempla el mar y la costa se siente seguro, tranquilo porque sabe que está a salvo. Si hay algún elemento constructivo capaz de ser presencia en la ausencia es el faro.

El faro es el ejemplo más claro de arquitectura romántica. Pocos elementos constructivos son capaces de transmitir tanta belleza, tranquilidad y, a su vez, ser un gran estímulo para la imaginación, y la actividad creativa.

En apariencia, es un elemento constructivo sencillo, de fácil ejecución. Esta fortificación esbelta, de planta cuadrangular, circular u octogonal, es un elemento aislado, exterior y concentrado en sí mismo. Su verticalidad y su concentración ensimismada son dos de las características principales de su forma, que contribuyen a acentuar, más si cabe, la singularidad de este objeto y contribuyen a reforzar sus lecturas. Un faro adquiere muchos significados dependiendo de su emplazamiento, del estado emocional de la persona que lo contempla, de su construcción o de sus materiales.

Faro de Irta, Alcocebre, Alcalá de Xivert (Castellón). ©Arquitecta Rita Lorite.

Faro de Irta, Alcocebre, Alcalá de Xivert (Castellón). ©Arquitecta Rita Lorite.

Esta construcción alta y firme emplazada en paisajes de una gran belleza natural, enamora por su concepto, su forma y su función. De ahí que haya servido como fuente de inspiración a numerosos artistas, que buscaban al alojarse en él una oportunidad magnífica para poder dar rienda suelta a sus pensamientos, beneficiarse de la magia del entorno y crear sus obras.

El faro del Cap de Barbaria en Formentera.

El faro del Cap de Barbaria en Formentera.

El faro más conocido de todos es el histórico Faro de Alejandría construido el arquitecto Sóstratos de Cnido (s.III a.C). Se trataba de una gran torre escalonada, situada en una pequeña isla a la entrada del puerto y cerca de la desembocadura del Nilo, que permitía controlar, al mismo tiempo, el puerto y la ciudad.

La principal función de un faro era la de iluminar y avisar a los navegantes de los posibles peligros y señalizar una porción de tierra. No es una construcción para ver sino que se construye para ser visto y para permitir la vista alrededor.

El Faro de Alejandría,en la isla de Alejandría (Egipto s.III a. C).

El Faro de Alejandría,en la isla de Alejandría (Egipto s.III a. C).

Sin embargo, dependiendo de su contexto, el faro adquiere un significado u otro. Un ejemplo de ello lo tenemos en la película La luz del fin del mundo dirigida por Kevin Billington (1971), basada en la novela El faro del fin del mundo del escritor Julio Verne. Si recordáis la historia, una banda de piratas bajo las órdenes Konge (Yul Brynner) asalta un faro y matan a todos los hombres, excepto a Will Denton (Kirk Douglas), que logra escapar.

Faro. Kirk Douglas en La luz del fin del mundo (Kevin Billington, 1971).

Kirk Douglas en La luz del fin del mundo (Kevin Billington, 1971).

En este caso, además de cumplir su función (avisar de los peligros), el faro representa el símbolo de gran fortaleza, resistencia y valentía, ejemplificada en el personaje de Kirk Douglas que resistirá contra viento y marea las inclemencias del tiempo y todo tipo de adversidades en su defensa del ataque de los piratas. Los  atacantes, no cejarán en su empeño hasta conseguir apagar la luz, para que los barcos se estrellen contra los arrecifes y así después adueñarse del botín. Will no estará solo para defender y proteger el faro sino que contará con la ayuda de Arabella (Samantha Eggar), la única superviviente de un naufragio provocado por los piratas.

La luz del fin del mundo (Kevin Billington, 1971). Faro.

La luz del fin del mundo (Kevin Billington, 1971).

La película se rodó en el Cabo de Creus, en Cadaqués (Girona). Para el rodaje de la misma, el director mandó construir una torre de hormigón que haría de faro del fin del mundo. Esta construcción de carácter provisional permaneció 24 años en pie, para posteriormente ser demolida por el Ministerio de obras públicas, transportes y medio ambiente, debido a su abandono y estado ruinoso.

Faro. Cadaqués, 1970. Dalí, Fernando Rey y Alfredo Matas durante el rodaje de La luz del fin del mundo © Fototeca Yolanda Mnc.

Cadaqués, 1970. Dalí, Fernando Rey y Alfredo Matas durante el rodaje de La luz del fin del mundo © Fototeca Yolanda Mnc.

Otra película en la que el faro va más allá de sus función, la de refugio y protección es El faro del sur, dirigida por Eduardo Minogna (1998). Narra la historia de dos hermanas que pierden a sus padres en un accidente de coche, Meme (Ingrid Rubio) la mayor, tiene que hacerse cargo de su hermana pequeña, Aneta (Jimena Barón y Florencia Bertotti).

El faro del sur (Eduardo Mignona, 1998). Faro.

El faro del sur (Eduardo Mignona, 1998).

Juntas, a lo largo de los años, experimentarán todo tipo de vivencias y viajes sin destino fijo, ya que la relación de la mayor con los hombres y sus continuos desengaños las obligará a huir de cada lugar. Su estancia en el faro gobernado por Andy (Ricardo Darín) será determinante en sus vidas, porque los recuerdos llevarán a la mayor una y otra vez allí y en ese momento descubriremos que el faro es excusa para darse cuenta de que su hermana pequeña es su faro emocional. Ella ha sido el punto de referencia en su vida, esa porción de tierra firme a la que aferrarse, mientras ella navegaba por la misma, mostrando su luz para evitar que se estrellase contra las rocas.

Otra película en la que el faro cobraba especial importancia fue en Lucía y el sexo de Julio Medem (2001). El melancólico faro del cap de Barbaria situado en el suroeste de la isla de Formentera era la vía de escape de Lucía (Paz Vega), un punto de referencia permanente, cuya bella silueta, visible desde gran distancia convertía a esta isla del Mediterráneo en un entorno paradisíaco donde poder resetear tu vida. La luz del faro era un mensaje que invitaba y dejaba libertad a los protagonistas para que cada uno eligiese y recuperase su vida, permitía el perdón y todo ello, sin coaccionar, sin arrastrar y sin tratar de convencer. Un lugar perfecto para el reencuentro de uno consigo mismo y con los demás.

Lucía y el sexo (Julio Medem, 2001). Faro.

Lucía y el sexo (Julio Medem, 2001).

Pero si hay una película en la que el faro tiene más protagonismo que en ninguna otra es La piel fría del director Xavier Gens (2017), un drama fantástico basado en el libro con el mismo nombre del escritor Albert Sánchez Piñol (2002); un libro que utilizaba el terror y la fantasía para reflexionar sobre la condición humana, el miedo, el deseo y la subjetividad de lo monstruoso. En la película, un hombre, Friend (David Oakes) llega a una isla rocosa, perdida cerca del Ártico, aparentemente vacía de vida, para dar el relevo anual a Gruner (Ray Stevenson), el oficial atmosférico allí destinado.

La piel fría (Xavier Gens, 2017). Faro.

La piel fría (Xavier Gens, 2017).

En la isla solo hay un faro y una cabaña de madera destartalada como únicas pruebas de la existencia humana. Éste está extrañamente protegido por estacas afiladas de madera. La cabaña y el faro parecen abandonados y no hay rastro del antiguo oficial atmosférico. La llegada de la noche traerá el horror y el infierno a Friend, ya que la isla está poblada por unas bestias —una mezcla entre humanos y anfibios— que aparentemente intentan acabar con él. Descubrirá que el oficial atmosférico vive y gobierna el faro. Ante la amenaza que supone vivir en la cabaña, Friend deberá superar la hostilidad del oficial atmosférico y del entorno y conseguir que aúnen sus fuerzas si quiere sobrevivir.

La piel fría (Xavier Gens, 2017). Faro.

La piel fría (Xavier Gens, 2017).

Aquí el faro es el refugio, la seguridad, el estar a salvo, porque lejos del faro está lo tenebroso y desconocido, es el elemento que articula la naturaleza y señala el límite de la “supuesta civilización”.

La piel fría (Xavier Gens, 2017). Faro.

La piel fría (Xavier Gens, 2017).

En esta película uno se pregunta quién es «la civilización», si realmente los habitantes legítimos de la isla son los humanos-anfibios o lo es el hombre, un invasor que intenta controlar una tierra que no es suya e imponer sus normas como las únicas posibles, sin dejar espacio a la coexistencia pacífica, con la destrucción o sometimiento de la especie, ya que una de las anfibias Aneris (Aura Garrido) es la mascota sexual de Gruner, como única opción para garantizar la supervivencia.

La piel fría (Xavier Gens, 2017). Faro.

La piel fría (Xavier Gens, 2017).

Sin embargo, ocurre una cosa curiosa y es que cuando el faro no está aislado y se encuentra en la proximidad de los puertos, su lectura es otra, y pierde muchos de los significados comentados hasta el momento y pasa a ser símbolo de poder y riqueza. Su diseño y construcción adquiría un gran valor arquitectónico al ser un elemento capaz de ordenar el territorio, lo que planteaba un reto a los maestros obreros y arquitectos que se centraban más en la composición y materiales de las fachadas, adecuación y uso de los espacios interiores. El faro se convertía en un elemento poderoso en la configuración del paisaje en la costa y era el nexo de unión entre el propio puerto y la ciudad, como ocurre en algunas ciudades italianas como es el caso de Trieste.

Faro della Vittoria en Trieste (Italia).

Faro della Vittoria en Trieste (Italia).

La construcción de los faros ha evolucionado mucho, pero hoy en día el faro como elemento arquitectónico  está en desuso, gracias a las nuevas tecnologías. De hecho, creo que en los últimos años no se ha construido ninguno ni existe la previsión de construirlos.

En algunos casos, se ha comparado con la torre vigía, la columna o la torre, porque en apariencia son similares. En la antigüedad los maestros obreros y los arquitectos lo tenían claro, a la hora de proyectar y construir una torre-vigía se regían por las leyes arquitectónicas. Esto se observa en la disposición de sus huecos y en su orden compositivo. Mientras que la mayoría de los faros sólo constaban de una estructura sencilla sin grandes artificios que protegiese la luz. Ello explica que muchas de estas construcciones hayan desaparecido.

En España hay numerosos faros repartidos por la península, pero yo os aconsejaría visitar dos que han sido diseñados por mujeres.

El faro de Irta está situado en Alcossebre, Alcalá de Xivert (Castellón), proyectado por la arquitecta Rita Lorite (1985-89). Es un edificio blanco con una alta torre triangular por la que descienden rectangulares ventanas azules y cuya base en planta tiene forma de barca.

Faro de Irta, Alcocebre, Alcalá de Xivert (Castellón). ©Arquitecta Rita Lorite.

Faro de Irta, Alcocebre, Alcalá de Xivert (Castellón). ©Arquitecta Rita Lorite.

Y el faro de Nules proyectado y construido en 1992 por la ingeniera Blanca Lleó. Es una torre-mirador realizada en hormigón y sillares de piedra caliza. Todo su interior (el ascensor, las escaleras y rampas) ha sido realizado en acero inoxidable y madera, lo que invita a recorrerlo.

Faro de Nules (Castellón). ©Arquitecta Blanca Lleó.

Faro de Nules (Castellón). ©Arquitecta Blanca Lleó.

Su original y alternada disposición de huecos en su fachada respira libertad, hecho que hace que los pájaros, los rayos del sol y el viento circulan libremente a lo largo de su sección haciendo que faro y cielo sean uno.

Faro de Nules (Castellón). ©Arquitecta Blanca Lleó.

Faro de Nules (Castellón). ©Arquitecta Blanca Lleó.

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