En 1944 un párroco valenciano, Juan García Castillejo, autoedita un libro llamado “La telegrafía rápida. La música eléctrica”, un tratado sobre sus inventos, entre los que se encuentra el “aparato electro compositor musical”.
La historia de la música electrónica en Valencia, no empezó con la famosa “ruta del bakalao” como mucha gente puede llegar a pensar. Varias décadas antes, el párroco valenciano Juan García Castillejo editó un libro donde recogía sus inventos. Aunque su vocación era religiosa, Juan fue un enamorado de la ciencia y la tecnología. Tras su exilio antes de la Guerra Civil, se dedica a viajar por Europa, y en Italia toma contacto con el Futurismo.
Tras su regreso a España, establece su taller en la calle Quart, 12, donde da rienda suelta a su imaginación y desarrolla unos cuantos inventos que si bien no pasan a los anales de la historia, con el tiempo se le reconoce como impulsor de la música electrónica y electroacústica. En 1933, construye su invento estrella, el aparato electrocompositor musical, un artilugio dotado de lámparas, transformadores, condensadores, resistencias, unas docenas de altavoces y con varios motores, y que con el empleo de unas cintas perforadas reproducía diferentes pistas sonoras con el que pretendía archivar “bibliotecas habladas” y “archivos parlantes” para una fácil localización y reproducción.
Además de máquina parlante, Juan quería que su máquina produjera “música de causales coordinaciones y sometidas a unos paneles que gobiernen las posibilidades armónicas de las misma”. El cura Castillejo lo define así, “el aparato electrocompositor musical, está emparentado con la improvisación. Claro que de manera muy elástica, se sujeta a un plan general preconcebido por la determinación de los integrantes que han de intervenir con mayor o menor empuje de espontaneidad. El aparato electromusical puede ser fuente de inspiración, como lo son los fenómenos naturales: el soplo de los vientos, el bramido de los mares; el susurro de las aguas y otras mil sonoridades naturales”. En cierta forma fue el primer aparato de composición algorítmica y aleatoria. También, habla del micrófono como microscopio del sonido, adelantándose al concepto de los microsonidos, que las vanguardias sonoras de los 90 utilizaron para piezas musicales con la etiqueta “glitch”.
Sin duda, Juan García Castillejo fue un visionario en diferentes campos de la tecnología, además de desarrollar el electrocompositor musical, patentó varios inventos para la radio, la telegrafía y para la vida cotidiana. Era tal su pasión, que en 1944 quiso dejar plasmado en su libro “La telegrafía rápida. El triteclado. La música eléctrica” todos estos inventos. Aunque en vida nunca se le reconoció su aportación, ahora es considerado uno de los padres de la electroacústica y la música electrónica en España, y algunos lo llaman el “Nikola Tesla” español. Esperemos que en un futuro no muy lejano, se pueda llegar a ver su libro reeditado.
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