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Música

7 Bandas sonoras electrónicas de los 70

En Tracks, clues & dancefloors, Música 4 enero, 2018

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PERFIL

La década de los 70 supuso la aceptación de los instrumentos electrónicos en el acabado final de cualquier tipo de película. Desde el lado experimental, Eraserhead, hasta el más comercial, Encuentros en la tercera fase.

En 1971, el afamado y genial Stanley Kubrick, tras el éxito de 2001: Una odisea del espacio, encarga la banda sonora de su siguiente película a Walter Carlos (Wendy Carlos). La Naranja Mecánica incluye en su soundtrack piezas de música clásica de Henry Pourcel, Beethoven, Rossini, con destellos de Moog, que Walter utilizó mezclando clasicismo y vanguardia. Fue el tímido desembarco de los primeros sintetizadores en las películas de los 70.

Dos años más tarde, el argentino Lalo Schifrin fue el encargado de realizar la banda sonora de El Exorcista, pero William Friedkin tuvo diferencias con él, imaginamos que económicas, y prescindió de esas composiciones. Dando un giro inesperado, apuesta por un joven, tenía 20 años, y desconocido Mike Oldfield que acababa de publicar su primer álbum para Virgin, Tubular Bells, y cuyo recorrido comercial, le llevó a los nº1 de UK y USA.

Pero son las piezas del polaco Krzysztof Penderecki y el estadounidense George Crumb, las que destacan por su carácter atmosférico y aislacionista. Ambos autores crean en la frontera entre clasicismo y experimentación. Obras con instrumentos tradicionales, pero tocados con otras técnicas, que emparentan estas piezas con otras de calado electrónico experimental.

A mediados de los 70, Werner Herzog y el grupo alemán Popol Vuh colaboran en Aguirre, la cólera de Dios. Una primera asociación que se extendería con cinco  películas más. Junto a Kraftwerk, Can y Neu!, son los precursores de un estilo musical, el krautrock, que en su caso busca la experimentación y creación con la psicodelia, la electrónica y los ritmos y texturas étnicas.

El año punk por excelencia,1977, curiosamente, nos trajo consigo tres estrenos de ámbitos tan dispares como el mainstream, la serie B, y la experimentación, caracterizados por el uso de la electrónica. David Lynch, como Juan Palomo, estrena su primera incursión cinematográfica. El abanico creativo que desarrolla el director es casi total: guion, dirección, diseño, concepto y junto a Alan R. Splet, la ruidista, oscura y experimental banda sonora de Eraserhead.

Otro de los hitos del 77, es la música que hace Goblin para el film italiano Suspiria. Curiosa elección de Dario Argento, incluir una banda de rock progresivo electrónico para un film giallo. Pero como ocurría con Mike Oldfield en El Exorcista, algunas piezas encajaron a la perfección en el universo de Argento.

Hasta la película más taquillera de ese año incorporó sintetizadores en su banda sonoro. Para Encuentros en la tercera fase de Spielberg, John Williams acepta la invitación de los estudios de Fox para probar algunos sintetizadores y teclados, con los que utilizaría las cinco notas de saludo con los aliens.

Y finalizando la década de los 70, la película que lleva la música electrónica y de baile a un estadio superior, es El expreso de medianoche. El italiano Giorgio Moroder firma una banda sonora que llegaría a alzarse con el Oscar, en 1978. No sería el único de su carrera. También lo logró con las canciones Flashdance de Irene Cara y Take my breath away de Berlin años más tarde.

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