El artista Miquel Navarro (Mislata, Valencia, 1945), una de las voces más personales de la escultura contemporánea, con una amplia proyección internacional, expone en la Fundación Bancaja Fluids; una muestra, comisariada por Lola Durán, que recorre lo más representativo de los más de 40 años de trayectoria artística del escultor valenciano, donde hace un despliegue de todas las técnicas y materiales en los que ha trabajado sus inquietantes espacios, de una geometría poética y gamberra, uniendo en diálogo la más pura escultura y arquitectura hasta convertirlo casi en un desafío. Su obra no refleja nada y lo muestra todo. No sugiere, impone.
El trabajo de Miquel Navarro está totalmente ligado a su biografía, ya que los recuerdos de su infancia son determinantes a la hora de configurar la obra de este escultor, donde entre las figuras humanas y los símbolos fálicos aparecen también chimeneas de viejas fábricas y elementos arquitectónicos que remiten al paisaje que veía de pequeño. Su infancia en Mislata, población en la que se mezclaba el elemento agrícola y el industrial, y a la vez el contraste entre el ambiente rural y la ciudad de Valencia, son totalmente identificables en toda su trayectoria, como el uso de la arcilla, material que sigue utilizando en sus ciudades, cuyos edificios se erigen también en hierro, acero y aluminio. Siempre incansable, universal y en constante evolución, este singular artista trabaja por pura pasión creativa y asegura que mantiene la necesidad de crear.
Miquel Navarro ha expuesto en lugares como MNCARS de Madrid, Centre George Pompidou de París, The Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York o el Museo Guggenheim de Bilbao, entre otras importantes colecciones internacionales y nacionales. En 1986 obtuvo del Premio Nacional de Artes Plásticas y, desde entonces, no ha dejado, como sus ciudades, de invitarnos a reflexionar sobre la relación entre sus partes, sobre el poder y sobre la existencia, bajo un concepto de la belleza estrechamente ligado a su idea de los clásicos, fundamento y punto de referencia de las vanguardias de principios de siglo.
Especializado en la elaboración de paisajes escultóricos, ciudades, instalaciones y montajes de pequeños elementos variables que conjugan escultura y arquitectura, el recorrido de Fluids nos dejará entrever su trabajo más emblemático, desde distintos lenguajes, para conducirnos, por variados caminos creativos, hacia emociones estéticas únicas. Todo ello realizado con distintos materiales como el barro, plomo, zinc, vidrio, piedra, yeso y acero, que le dotan al conjunto de una sensualidad de orden mediterráneo cruzada con ciertos guiños conceptuales, y que, en muchos casos, destilan un profundo erotismo casi primitivo. Toda su obra invita a tocarla y jugar con ella. Cuatro de esas ciudades se presentan en esta exposición: La Ciutat (1984-1985), Espacio de batalla (2000 -2001), Marjal (2017-2018) y Ciudad de las torres (2018).
Fluids trata, en definitiva, de una revisión de la noción de espacio, de la construcción de lugares y del propio cuerpo como medida singular de lo humano y de la ciudad, que son en sí mismos territorios de una emoción nunca del todo explicada, siempre abiertos hacia no se sabe dónde, en un continuo fluir donde nada permanece. Su obra es valiente, y será avanzada con el paso de los siglos, porque si de algo no carece es, como la vida misma, de amor, deseo y fertilidad.
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