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Cine y Series

«Humans»: Suecia, «Black Mirror» y los robots domésticos

En Pérdida de series, Cine y Series 11 julio, 2015

Emilio Doménech

Emilio Doménech

PERFIL

Channel 4 estrena su última serie sci-fi, Humans, en la que los robots domésticos son ya parte esencial de la sociedad británica.

En Black Mirror, la aclamada miniserie de carácter distópico creada por Charlie Brooker, el futuro temprano del hombre pasa por cuestionar su propia naturaleza humana. Cómo la política quedará al servicio del entretenimiento –recuerden: aquel político que tenía que copular con un cerdo en abierto para salvar a la princesa-. Cómo el código penal pasará a convertirse en un arma vengativa –recuerden: aquella mujer desorientada que vivía un infierno en el reformado sistema penitenciario británico-. Cómo la tecnología llegará para sustituir nuestras decadentes carencias y así abrir puertas a la corrupción del individuo –recuerden: aquel disco duro que guardaba todos los recuerdos y que luego le servía al protagonista para repasar las infidelidades de su pareja-.

Humans, la nueva serie del canal inglés Channel 4, se mira en el espejo de Black Mirror, aunque en realidad es un remake anglosajón de la sci-fi sueca Real Humans. Esta nueva versión pretende operar como una serie distópica más dilatada en el plano dramático y menos obsesionada con la crítica voraz al lugar al que la sociedad se dirige, que es lo que hacía (y muy bien) Black Mirror.

Humans

La serie creada por Jonathan Brackley y Sam Vincent plantea una Reino Unido en la que los robots domésticos, diseñados a imagen y semejanza del ser humano, conviven con el resto de británicos, aunque supeditados a las leyes de Asimov que regulan sus sistemas operativos. Esto es: robots sin sentimientos y sin posibilidad de hacer daño a sus dueños. También la legislación gubernamental impone penas, casi en cualquier caso capitales, a los androides que mal funcionen o hieran a un humano, con lo que esclavismo es la mejor etiqueta que podemos ponerles.

A partir de esta premisa, Humans divide sus objetivos en varios frentes: una familia (Katherine Parkinson, Tom Goodman-Hill) con tres hijos que compra una robot bellísima y algo especial (Gemma Chan), un detective que opera en el departamento encargado de tratar con crímenes robóticos (Neil Maskell), un ingeniero retirado que quiere conservar un robot defectuoso con el que ha establecido un vínculo personal muy fuerte (William Hurt), y un joven que lidera un grupo de robots rebeldes con capacidades emocionales que necesita reagruparse tras perder a varios de sus compañeros (Colin Morgan).

Humans

Este variado plantel de personajes le brinda a Humans la posibilidad de desarrollar tesis en diferentes ámbitos y tonalidades. La serie asimila muy bien su carácter sci-fi y ahonda en las dificultades familiares o maritales de los humanos que deben coexitir con los androides, lo que acaba por evidenciar la poca humanidad a la que son capaces de recurrir algunos a la hora de tratar con máquinas. Es ahí cuando entra en juego el grado de empatía que sea el espectador capaz de establecer con los autómatas.

¿Qué clase de sensibilidad le debe un humano a un robot, una máquina que por las reglas que limitan su propia concepción no debería ser capaz de sentir? ¿Debemos ser educados con un androide de la misma forma en la que lo somos con el mando del televisor cuando uno de sus botones no nos deja volver al canal en el que estábamos? Probablemente sean estas cuestiones que ya se le hayan pasado al lector por la cabeza en multitud de ocasiones, y más con el infinito catálogo de género robótico existente, pero ayuda que Humans sea capaz de sacarlas a flote con tramas y personajes tan bien armados.

Humans

El drama familiar, el romántico o incluso el adolescente son tocados por Humans en sus cuatro primeros episodios, y está además el conjunto aderezado con una dirección hasta ahora tensa y calculada, lo que la convierte también en una serie que se maneja bien en el thriller, aunque sin todavía demasiados logros en ese cosmos.

Queda claro, al menos por este tramo inicial, que Humans tiene facetas por mejorar (y explotar). En concreto, algunos brochazos en la construcción de las líneas argumentales para que todo encaje o lo estereotipado de algunos perfiles de los personajes. Claro que no son defectos que destiñan la curva que asoma, pues pinta lo suficientemente interesante, o el fondo distópico, que es realmente atractivo. Así que por el momento, Humans es un robot con el que a mí sí me apetece pasar el rato.

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