Demasiado cerca (Tesnota, 2017) es una película sobresaliente dirigida por un joven debutante, de 25 años, cuyo primer largometraje ha ido precedido de tres cortos. No cabe ninguna duda de que Kantemir Balagov es un discípulo aventajado de Alexander Sokurov (director de la Nalchik Film School), cuyo debut es la confirmación de una promesa.
Balagov demuestra un instinto refinado en la elección del tema, periodo histórico y localización en que se desarrolla Demasiado cerca. Cuando un director se enfrenta a su primer filme, tiene la posibilidad de demostrar su inteligencia y buen sentido eligiendo una historia que conoce bien, un contexto donde se encuentra cómodo y por el que siente pasión –especialmente si forma parte de su vida. Por otra parte, sin embargo, no hay nada más peligroso que reflejarte en tus propias inquietudes, a pesar de atraer –o no– a tu audiencia. Ese exactamente era el riesgo, pero el extraordinario talento de Balagov transforma la posibilidad del fiasco en un logro admirable.
Demasiado cerca (Kantemir Bagalov, 2017)
Demasiado cerca nos sitúa en 1998, en la ciudad de Nalchik –lugar de nacimiento del director en 1991– capital de la república rusa de Kabardia-Balkaria. Valiéndose de un desdichado suceso real como punto de partida, la película se introduce en un conflicto provocado por un acto criminal, cuyas consecuencias vienen determinadas por las particulares circunstancias en que tiene lugar.
Confinamiento es la palabra clave del filme, revelada tanto a través de la trama como mediante los recursos visuales: el pozo del garaje, la mesa de comedor abarrotada, los interiores de vehículos, la pequeña habitación en la gasolinera, las escenas nocturnas… además de la elección de ratio 1.33 y la peculiar iluminación.
La joven Ilana (Darya Zhovner) de 24 años, es la protagonista empleada en el taller mecánico familiar, donde comparte el trabajo con un padre pusilánime. La significativa secuencia de obertura es un eficaz fuera de campo, en el que la encontramos apresurándose a terminar la jornada para salir a celebrar el compromiso de su hermano. Desde los primeros momentos, comprobamos que la también debutante Darya Zhovner es una actriz brillante, convincente en su exhibición de amor, lucha y fuerte personalidad, mostrando a la vez su sacrificio. Ilana es un personaje muy bien escrito, con un desarrollo claro interpretado sin costuras hasta las impresionantes escenas finales.
Demasiado cerca (Kantemir Bagalov, 2017)
La obertura del filme nos ofrece información suficiente para imaginar cuál será el principal conflicto argumental: Ilana es una joven decidida, que no comparte intereses ni tradiciones con su familia, ni con la comunidad judía tradicional a la que toda su vecindad se siente apegada y, a pesar de eso, su actitud siempre es respetuosa y diligente. Historia, tradición tribal, conflictos inmemoriales y estrategias de supervivencia constituyen las influencias abrumadoras con las que Ilana, una buena chica, debe manejarse dolorosamente. Ella ama a su familia y a la vez desea ser ella misma, seguir su propia vida, construir su futuro y sentirse libre para querer a quien elija, sin tabúes sociales o religiosos.
Balagov describe a su protagonista en la cumbre de la felicidad cuando, rodeada por sus amigos y novio se encuentra en la atestada salita de la gasolinera donde él trabaja. Allí beben, juegan, se evaden despreocupados de las responsabilidades, las elecciones impuestas y el insoportable peso de la vida en la estrechez de Nalchik. Sin embargo, la realidad estalla ante sus ojos en una escena cumbre, con la atrocidad de los crímenes de guerra en Chechenia.
Cuando un suceso inesperado trunca la fiesta, el compromiso y la alegría de la pequeña comunidad, llamar a la policía no es una opción. El dolor de Ilana crece por momentos cuando la resolución del conflicto recae sobre sus hombros. Enfundada en su mono de trabajo, decidida como una luchadora solitaria, podría encajar perfectamente como una heroína de los Dardenne, al confrontar situaciones imposibles: una hiriente relación con su madre, machismo, un ambiguo amor fraternal, las consecuencias de la guerra y los conflictos tribales. En definitiva, es su libertad de elección la que está en juego a lo largo de esta película magistral.
Fue un privilegio poder participar en el jurado Fipresci en la sección Un certain regard, que otorgó su premio a Demasiado cerca, en el festival de Cannes 2017.
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