La autora, ilustradora, naturalista y feminista Helen Beatrix Potter (Londres, 1866-Lancashire, 1943) es recordada y reconocida a día de hoy por ser la creadora de una famos serie de cuentos infantiles ilustrados. Estas historias, que desprenden un gran amor por la naturaleza y respeto hacia los seres vivos que la habitan, han seducido a través de los siglos a sus lectores, sean niños o adultos. El amor y admiración que ella profesó al campo, a sus animales y al estilo de vida rural del que se rodeó desde su temprana infancia, fue a su vez fuente de inspiración para la creación de una obra literaria de auténtica belleza y sensibilidad y un activismo naturalista que no solo la consagró como una exitosa artista de finales del siglo XIX y principios del XX, sino que también le dio una voz e influencia en su entorno, para convertirse en una pionera defensora de la preservación y cuidado de la naturaleza, frente a aquellos que quisieron destruirla con fines meramente lucrativos.
La infancia de Beatrix Potter, así como la de su hermano Walter Bertram —seis años menor que ella—estuvo marcada por un constante contacto con el mundo animal, el campo y la gran curiosidad que caracterizó a ambos, incitándoles a observar y apreciar todos los enigmas e interrogantes con los que la propia naturaleza les obsequiaba en sus paseos y exploraciones.
Era habitual en casa de los Potter encontrar diversas especies de animales campestres como ratones, conejos, erizos o murciélagos, correteando de un lado para otro, entre el jardín y las estancias interiores. Las mascotas era de ambos niños y viajaban con sus dueños, incluso cuando se trasladaban a otras residencias para la temporada de verano. Igualmente, ambos albergaban un cada vez más creciente interés por las plantas y árboles de frutos, por la micología, así como por la entomología, siendo dueños de una gran colección de mariposas y diversos insectos disecados que tenían la finalidad de ser observados y dibujados por ambos.
Antes de alcanzar la fama y el éxito como autora de cuentos infantiles, Beatrix dedicó años al estudio y a la ilustración técnica de la ciencia micológica, alentada por el naturalista escocés Charles McIntosh. En 1896 terminó de desarrollar y escribir su tesis sobre cómo se reproducían las esporas de los hongos, que tituló On the Germination of the Spores of Agaricineae, e intentó presentarla en la Royal Botanical Gardens, siendo rechazada por su entonces director, William Thiselton-Dyer, en gran medida por ser mujer.
Este hecho la obstaculizaría en varias ocasiones, pero no dejaría por ello de intentarlo y, en 1897, presentó su tesis en la Linnean Society of London —la sociedad biológica más antigua del mundo— , a través del experto en hongos George Massee, consiguiendo ser reconocida, aunque no publicada, en dicho campo científico hasta el día de hoy.
Pasaron varios años hasta que una Beatrix adulta y formada consiguiera dar a luz en 1902 a su primera publicación, en tamaño pequeño y con ilustraciones a color, titulada El cuento de Pedro el conejo (The Tale of Peter Rabbit), posiblemente el personaje ficticio más característico de toda su obra. Peter es un pequeño y travieso animalillo ataviado con una chaqueta azul y una gran curiosidad, que le lleva a meterse en varios problemas al desobedecer a su sabia madre.
F. Warne & Co., la editorial que se encargó de la publicación de este cuento y del resto de ellos, estaba regentada por tres hermanos, siendo el menor de los tres (Norman Warne) quien impulsó el trabajo de Beatrix en el panorama editorial inglés, además de forjar una relación, primero amistosa, y luego amorosa con la autora. Tristemente, Norman murió de leucemia en 1905, justamente un mes después de comprometerse con Beatrix, sin la aprobación de los padres de ella y sin tener tiempo de llegar a casarse.
En 1903, y como consecuencia del éxito comercial que tuvo el primero de los cuentos, Beatrix publicó al año siguiente El cuento de la ardilla Nutkin (The Tale of Squirrel Nutkin), y acabaron siendo aproximadamente dos historietas por año, formando un total de 23 libros publicados entre 1902 y 1930. Esto generó en los ingresos de la autora una fortuna que le permitiría vivir cómodamente el resto de su vida, sin la necesidad de un marido que la mantuviera, convirtiéndola así en una de las pocas mujeres económicamente independientes de su época, motivo de orgullo y gran ejemplo a seguir para las generaciones venideras de niñas y adultas que le precederían.
Su vida urbana en Londres concluiría en 1913, tras sus nupcias con su representante William Heelis, con quien se mudaría a una granja que Potter compró en Castle Cottage, en Lancashire (Inglaterra) donde vivió hasta su muerte, en 1943. Durante ese período de tiempo se dedicó al cuidado de las quince granjas que compró, con la mera intención de preservar el entorno rural, frente a posibles inversores que querían destruir la naturaleza en beneficio propio.
Igualmente, la vida en el campo volvió a proporcionarle a Beatrix la oportunidad de permanecer cerca de aquellos animales que tanto amaba y respetaba. La autora se convirtió en toda una granjera, ocupándose de los problemas cotidianos y del mantenimiento, manchándose de barro y cuidando una multitud de animales, entre los que destacaron las ovejas. Estas últimas le proporcionaron varios trofeos en ferias locales y terminó por convertirse en la primera mujer elegida como Presidenta de la Herdwick Sheep Breeders’ Association en 1943. Beatrix Potter legó en su testamento esas granjas y los casi 4.000 acres de terreno que poseía, al National Trust (Fondo Nacional para la preservación histórica), con la intención de que conservaran la naturaleza con tanto cariño como lo hizo ella en vida.
En 2019, la editorial Beascoa publicó los Cuentos completos de Beatrix Potter en una preciosa edición de 400 páginas, que recopila cada una de las historias originales con sus respectivas ilustraciones. Si aun leyendo su obra, sigue suscitando vuestra curiosidad, podéis seguir disfrutándola con Miss Potter, la película dirigida en 2006 por el cineasta Chris Noonan, protagonizada por Renée Zellweger y Ewan McGregor, en la que se narra el éxito literario de la autora, su vida personal y su lucha por convertirse en una mujer independiente y autosuficiente.
Y si todavía esto no os termina de saciar, os invito a que busquéis imágenes de sus bellísimas ilustraciones sobre los diversos elementos de la naturaleza que inmortalizó con gran talento sobre el papel. La autora fue una artista polifacética y naturalista nata que merece nuestra admiración, así como los niños del presente y del futuro tienen todo el derecho a crecer y disfrutar escuchando y leyendo los Cuentos completos Beatrix Potter.
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