Recuperar la tradición, el diálogo y el intercambio es algo pertinente, en un tiempo en el que se tiende al autismo cultural. De ahí que proyectos como el que proponen las organizaciones sin ánimo de lucro como Art Fazenda y Art Made, se vuelvan urgentes. El pasado 28 de julio, Elena Posokhova, su organizadora, los presentó en la EASD de Valencia, apuntando su ambiciosa dirección como entidad cultural que pretende buscar un intercambio de experiencias artísticas entre Rusia, Francia y España, movida por un espíritu de trabajo interdisciplinar, con la idea de crear punto de encuentro entre las artes, artesanías y el diseño, fomentando su interacción para una continua renovación y desarrollo de los diferentes ámbitos creativos.
El campo de la joyería artística es problemático puesto que se sitúa en el límite del objeto de consumo y del arte contemporáneo, sin embargo, cada vez son más los artistas que se suman a propuestas multidisciplinares que consiguen ir más allá de las categorías estéticas, performativas y éticas más comunes.
Aquello que Gramsci caracterizó como de lenta desaparición de lo viejo y la confusa aparición de algo renovador, tuvo presencia en la pasada presentación del proyecto que ha dado como resultado este encuentro: Art Portable, donde la artista joyera española Myriam Moreno y el artista visual francés Robin Lopvet representaron este intercambio, tanto nacional como artístico, interpretando la obra de cada uno hasta conseguir propuestas difíciles de catalogar, y que sirvieron como telón de fondo para generar un debate en torno al diseño y la artesanía. En él participaron artistas como Juanvi Aznar Soler y Javier Saez Cotino, de Vives y Mari, un estudio que ha abierto las puertas a esta propuesta interdisciplinar, para realizar Dermis, un proyecto colaborativo entre el arte contemporáneo y la artesanía, que tendrá como resultado una exclusiva colección textil.
También asistió el subdirector de la EASD de Valencia, Antonio Sanchez García y uno de los principales colaboradores de este intercambio, así como el cónsul de Rusia en Valencia, Ramon Congost, que mostró su total apoyo y colaboración con el proyecto; Dasha Lvova, de la fundación Amics Federación de Rusia; la artista Claudia Martínez; las comisarias Marisol Salanova y Kasia Nagorska; la artista joyera Esperanza Pascual o el profesor de la EASD de Valencia Xavier Giner. Todos ellos planteando preguntas y alguna respuesta a la problemática, tanto institucional como conceptual, del arte, la artesanía y el diseño. Para ello, charlamos con la artista Myriam Moreno sobre algunas de las cuestiones que se pusieron sobre la mesa:
ALEJANDRO SERRANO: ¿Por qué encuentras pertinente un encuentro así?
MYRIAM MORENO: La discusión sobre los términos arte, artesanía y diseño es un tema recurrente en las escuelas y en las conversaciones entre creadores. Es un tema que está ahí, con tesis, artículos y publicaciones, pero pocos encuentros y proyectos enfocados al enriquecimiento entre todas las manifestaciones creativas y muchos menos enfocados a difuminar esas fronteras.
En este encuentro no pretendíamos catalogar o debatir sobre la importancia de unas artes aplicadas o de lo que conocemos como Bellas Artes. Por el contrario, lo que se busca es la comunión y el enriquecimiento entre las distintas disciplinas. Que el arte contemporáneo cada vez toma más elementos y técnicas atribuidas a las artesanías es una realidad, sin embargo con este tipo de encuentros pretendemos volver a influir en el diseño desde el arte contemporáneo, así como influyeron las vanguardias a los diseñadores de principios del siglo XX. Un buen ejemplo podría ser la diseñadora de moda surrealista Elsa Schiaparelli.
¿Qué conclusiones habéis sacado de la mesa redonda?
Hemos sacado en claro que existe un interés y una apertura por parte de un sector de los creadores por celebrar y experimentar a través de proyectos colaborativos. Podriíamos decir que existe un cierto escepticismo generalizado, sobre todo desde las Bellas Artes y las artesaniías, hacia este tipo de proyectos. Quizás es más una cuestión semaántica, qué definimos como arte y qué definimos como artesanía. Hay un consenso en la definición de las Bellas Artes como elevadoras del espíritu y la mente, y las artes aplicadas como elementos prácticos, carentes de contenido. Sin embargo, estas son un reflejo de sus gentes, de sus creencias y costumbres, y pueden carecer de otras cosas, pero no de contenido, ni en muchos casos, de espiritualidad. El diseño parece que se erige entre ambas como una arte práctica, con contenido, con historia y evolución, pero este valor propio lo ha apartado de las artes. El diálogo entre arte contemporáneo y diseño es praácticamente inexistente si lo comparamos con sus inicios.
Son las escuelas de arte y diseño, como la EASD de Valencia, las que se encargan de mantener como pueden este diálogo, recuperando el espiíritu de la Bauhaus en Europa o del Instituto Torcuato Di Tella en Latinoameérica. A esto me gustaría anñadir la importancia de la profesionalización de estos estudios con titulaciones propias y que permitan a los alumnos realizar estudios de posgrado y participar en programas de intercambio nacionales e internacionales. Claro ha sido el interés de las Bellas Artes y otros poderes de contínuamente retrasan el avance de estos estudios, eliminando grados y manteniéndolos en un vacío legal. Y ahora, el estatus de grado que las igualaba con las Bellas Artes en términos legales puesto de nuevo en el punto de mira: es una discusión siempre abierta.
Las artesanías más tradicionales, por otro lado, parecen no tener ningún interés en entrar en esta renovación, perdiéndose junto con sus tradiciones y quizás recuperándose, precisamente, gracias a estos laboratorios que son las escuelas de Arte y Diseño.
¿Cómo definirías el Art Portable?
Como un buen ejemplo de los resultados de todas estas líneas de pensamiento, y de la ruptura del espacio, y la asimilación del cuerpo como medio en las Bellas Artes. Es un arte que, aún partiendo de un arte aplicado o artesanía como la joyería, está planteado desde un punto de vista y procedimientos específicos de las Bellas Artes. Es una escultura para el cuerpo, una obra performaática y participativa, una comunión entre forma, concepto, tradición e innovación. Eso es exactamente la joyería contemporánea.
¿Y dónde queda hoy ?
El proceso de influir o elevar un arte aplicado a las Bellas Artes o la disciplinas artísticas no es fácil. Las Bellas Artes absorben elementos y técnicas de las artes aplicadas, pero que las acepten como iguales es una cosa bien distinta. La joyería contemporaánea queda hoy al margen de las Bellas Artes y de la joyería tradicional, que ni entiende ni acepta su innovación formal y el uso de nuevos materiales.
Galerías especializadas, un entramado de ferias con esta temática, revistas y algún que otro festival, como el internacional Melting Point que se celebra en Valencia cada dos años y organiza la misma escuela. Estamos al margen y no sé cómo lo categorizarían otros agentes culturales, pero para mí, eso es vanguardia.
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