Entre 2005 y 2008, Enric Duran, el protagonista del documental Robin Bank (Anna Giralt Gris, 2022) estafó a la banca española medio millón de euros en préstamos que nunca devolvió, y cuyo importe distribuyó entre diferentes movimientos sociales. Tras ser encarcelado durante dos meses, salió bajo fianza a la espera de juicio y aprovechó para huir de España. La historia fascinó a la directora catalana Anna Giralt, que ya había filmado documentales para cine y televisión, en lugares tan candentes como Afganistán, Irán o Irak y su carrera ha sido avalada por Laura Poitras, directora de Citizenfour (2014), quien produjo su cortometraje 44 messages from Catalonia (2018), y ha presentado sus películas en festivales como SXSW. Giralt ha estrenado su nueva película en el Thessaloniki Film Festival, un lugar más que apropiado, habiendo vivido la directora cuatro años en Grecia, donde la ciudadanía está muy sensibilizada con todo lo referente a los abusos que sufrió durante la crisis económica. Anna Giralt contesta a nuestras preguntas, todavía con la resaca de la clamorosa recepción a su Robin Bank.
Tu documental parte de la reflexión sobre los límites de lo que es legal y lo que es legítimo, algo que te ha interesado siempre y que se ejemplifica en el caso de Enric Duran. Para él, ¿cuál es la frontera?
Es una buena pregunta. Él pone los límites en cada situación, tiene unos valores muy claros de justicia social y reparto de la riqueza, que no se reflejan en la realidad política y social mundial. Él cree en la desobediencia civil como arma, concretamente en la desobediciencia económica y la idea de ¿por qué obedecer a un estado creado antes de que yo pueda decir si lo quiero o no?. Él lo lleva al extremo, llevando a la tensión el estado, las leyes que no hemos votado, porque votamos partidos. Las bases de la estructura es lo que cuestiona. Parece grandilocuente, pero si pensamos en esa revolución económica que él quiere llevar a cabo sí es pertinente cuestionarse el tema de la legalidad y la legitimidad, después de ver primero cómo España rescató (aunque no me gusta esta palabra) a la banca con dinero público que nunca veremos, mientras aún estamos sufriendo los recortes en sanidad, por ejemplo. Eso no es justo.
¿De dónde nace la decisión de realizar el documental?
De mi interés por estos temas sociales y políticos, estoy convencida de que el capitalismo no es bueno para la humanidad ni para el planeta. Siempre he trabajado sobre estos temas y después de vivir en Grecia cuatro años (entre 2011 y 2015) cambié mi forma de mirar a la realidad, fueron años duros de represión política y social, con medidas de austeridad muy brutales. Fue un punto de inflexión porque me planteé hacer películas que mostraran a la gente que se arriesgaba. Empecé con piezas cortas, como sobre el movimiento “Yo no pago” y me fijé más en los movimientos sociales. Me hizo reflexionar sobre mis propias contradicciones y cómo utilizar la cámara. Una vez en Barcelona, tras el 1 de octubre de 2017, por un momento pensé que quizá podía pasar algo… Volvió a sonar el nombre de Enric Duran con el tema de la revolución integral, económica, es decir, si vamos a hacer un país, que sea con unas bases diferentes.
¿En qué aspectos ha sido Robin Bank otro punto de inflexión en tu carrera?
En varios niveles, porque a nivel profesional ha sido el proyecto más ambicioso, que ha ocupado cinco años de mi vida, desde la primera idea hasta la presentación, aquí en Tesalónica, donde ha tenido lugar el estreno mundial. Me he ocupado también de la producción, la animación ha sido un reto también.
En la película incluyes imágenes de archivo, material rodado por ti y una parte importante es animación, firmada por Laura Ginès y Pepon Meneses ¿qué ha motivado esa decisión creativa?
Fue algo que tenía muy claro desde el principio, era un viaje de descubrimiento del personaje y lo veía como un idealista, en el mejor sentido. Cuando lo conoces te das cuenta de que esos ideales son difíciles de conseguir y materializar.
La animación era mi forma de transitar ese mundo más utópico, ideal, que no quiere decir imposible.
Dices que es más un Quijote que un Robin Hood…
Sí, y ahí el tema de la animación es importante. Creemos que podemos cambiar la realidad y que todo el mundo estará de acuerdo, aunque la realidad es así, no es fácil que la gente cambie. La animación era mi forma de transitar ese mundo más utópico, ideal, que no quiere decir imposible. Es una forma de representar el mundo como él lo imagina. Hay una reflexión interesante que es cómo el dinero debe ser una herramienta pero ahora es un fin. La animación representa eso: qué pasaría si el dinero fuera una herramienta, por eso utilizamos toda esa iconografía de los billetes, intentando estar en su cabeza, un mundo más abstracto.
¿Hasta dónde ha llegado la influencia de Enric?
Depende del momento y la época, cuando realizó su acción fue muy importante en Cataluña. Después, en los movimientos sociales de todo el mundo es un icono, no tan conocido como Assange o Snowden, pero es un referente. Es un ejemplo de cómo te puedes arriesgar para intentar cambiar las cosas. Para la gente, eso es un altavoz.
¿Su delito prescribirá y podrá salir de la clandestinidad?
Enric lo estuvo investigando junto a una abogada y, en teoría, prescribirá en unos años, digo en teoría porque tampoco está muy claro. La prescripción no cuenta desde que cometió la estafa, sino desde que huye de la justicia, en 2013-2014, así que posiblemente dentro de dos años habría prescrito, pero no lo sabría cierto si no viniera, y es demasiado arriesgado para él.
En el documental Robin Bank narras por qué medios llegaste a Enric Duran, hasta que él accede a entrevistarse contigo. Él habría continuado vuestros encuentros pero tú decides parar. ¿Por qué?
Es algo más simbólico, pero el viaje en mar que véis en la película era tal cual, demasiado arriesgado y no me atreví. Me pareció un final muy simbólico. Él se mueve sin parar, vive en barcos… Y yo decidí no seguir, no me atrevo a arriesgar mi vida ni mi libertad, aunque otras cosas sí, para mí fue una reflexión, él sigue con el mismo ímpetu, se ha hecho mayor, está más solo…
La madre comenta en la película que Duran siempre ha sido un outsider, con un CI muy alto, que ha sufrido bullying en el colegio. Y vemos que es un personaje que no ha creado un movimiento organizado a pesar de sus ideas y sus acciones.
Lo intenta… uno de los temas con Enric Duran, que juega a su favor pero también en su contra, es su carácter tan particular. Es superdotado para los números, entiende el mundo como una ecuación matemática. Pero en cuanto a la parte de las relaciones personales, la tiene más acotada. Es un ingrediente de la ecuación que no tiene en cuenta. Emprende proyectos y más proyectos intentando que la gente le siga, pero la gente no se quiere arriesgar.
Comentas en la película las diferentes opciones que han elegido otros personajes muy implicados en los movimientos sociales. Los extremos serían Enric Duran en busca y captura o Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.
Sí, totalmente. Necesitamos los dos perfiles, los que cambian las cosas desde dentro y los que las cambian desde fuera. Hay activistas que han pasado a la política como En comú podem, Syriza en Grecia, Podemos… es un paso como natural, después de estar a la contra durante años, elegir trabajar desde dentro. Otros como Enric eligen crear un sistema alternativo.
¿Has sido la primera persona en grabarle?
No, ya le habían hecho en 2015 un Salvados, el programa de televisión, ha habido alguna entrevista puntual, pero me siento muy privilegiada por el contacto que he podido tener.
¿Duran es difícil de contactar?
No tanto, se puede…, pero depende de hasta dónde. Depende del momento, a veces las medidas de seguridad que pone son extremas.
La sensación que deja Robin Bank es de melancolía.
Sí, era difícil cambiarlo y lo lamento, es esa parte mía pesimista de que es imposible cambiar algo, pero sí, supongo que el hecho de hacer el viaje y la gesta de Enric, un hombre solo, que ha envejecido durante su lucha, pero a pesar de todo él sigue ahí.
A los bancos les interesa transmitir la opacidad, aunque la economía no es tan compleja.
No se ha sabido con certeza el destino del medio millón de euros que estafó a los bancos y que él afirma haber distribuido entre diversos movimientos sociales.
Él ha querido mantener el silencio sobre a quién se lo dio, pero si indagas un poco en los movimientos sociales se sabe… está bien que quede así en la película, porque quien lo tiene que saber, de alguna manera ya lo sabe. No es algo visible y alguien puede pensar que no es tangible. Él siempre, sobre todo en la acción de 2008, ha dado mucha importancia a la comunicación, creía que comunicando podía cambiar las cosas.
Lo que él hizo fue llevar a las últimas consecuencias denuncias como las que se hacen en programas de cámara oculta, que demuestran lo peligrosamente fácil que es conseguir un crédito.
El valor de lo que hizo fue darse cuenta de algo que ahora es más evidente, pero no lo era entonces, antes de que estallara la crisis del 2008 los bancos no eran los malos. Cambiar esa narrativa, aprovecharse del sistema, jugando con las mismas cartas, ¿si usamos las mismas armas somos como ellos? eso ya sería entrar en un debate filosófico-moral, pero su lógica es coherente. Su denuncia, en aquel momento tiene mucho valor, en un momento en que nadie dijo que el sistema bancario estaba corrompido y no funcionaba.
Actualmente, la visión del banco ha cambiado y evoluciona hasta crear la necesidad de organizarse para defenderse de ellos.
A los bancos les interesa transmitir la opacidad, aunque la economía no es tan compleja. En principio la banca debería ser pública, se les ha otorgado un poder demasiado grande que afecta a nuestra vida cotidiana. Al final, el poder económico de la banca repercute en el poder político de forma brutal, lo que pasa es que al inicio yo quería reflexionar más sobre estas cuestiones en la película y ya entras en temas como muy farragosos. De hecho, si entiendes bien la acción de Enric, ya tienes suficiente.
La narrativa de la película es muy clara.
Creo que hemos conseguido hablar de muchas cosas interesantes y volver a poner el tema económico sobre la mesa, que es la base de cómo funciona la sociedad. En esto estoy muy de acuerdo con Enric, que las cosas se tienen que cambiar y que deberíamos estar más conectados. Me gusta la idea de cómo podemos cambiar las cosas, si votando cada cuatro años o utilizando la tarjeta de crédito, es una reflexión muy pertinente en estos momentos en que el mundo está desbocado.
La recepción de Robin Bank en el Thessaloniki Film Festival ha sido excelente…
Fantástica, con la sala llena, gente de todas las edades, desde erasmus de 18 años a jubilados. Todo un espectro social muy interesante. La gente nos felicitaba y se quedaron con ganas de preguntar más al acabar el Q&A.
El público, además, debía estar sensibilizado con el tema.
La recepción fue brutal…
¿Y a partir del estreno?
El sábado nos vamos al Festival de Málaga donde estaré con todo el equipo, además de otras citas, que aún no podemos hacer públicas.
Ya has rodado una película sobre Amanecer dorado y tu próximo proyecto va sobre la ultraderecha española, ¿qué nos puedes avanzar?
Estoy investigando, el proyecto está en un punto muy inicial. Me interesa mucho la forma de comunicar de la extrema derecha y cómo se han colado en las instituciones. Me perturba mucho. Desde mi productora trabajamos mucho con tecnología e investigamos desde hace tiempo con inteligencia artificial, junto con Jorge Caballero.
Este tema es muy interesante, ¿cómo la aplicáis al cine?
Ahora tenemos un proyecto creado con inteligencia artificial, es decir el aprendizaje de las máquinas, y te ayuda mucho a clasificar datos, a encontrar patrones, también puedes generar música, imágenes, analizar guiones. Ahora, también lo usamos en edición, con la ingente cantidad de material que tenemos para los documentales, como material de archivo, de fuentes diferentes… nos ayuda a visualizar, a hacer mapas de imágenes. En concreto, con el proyecto que he iniciado sobre la ultraderecha, me está ayudando a analizar patrones visuales.
¿Existe un patrón general más allá de la ultraderecha de un país concreto?
Lo estoy investigando aún. Quiero hacer una película diferente, más pequeña, quizá un cortometraje, que no me ocupe tantos años, estoy probando otras formas de producir. Estoy trabajando con las imágenes de las redes sociales de ese partido que no quiero nombrar y revelar la supervivencia de las imágenes en el tiempo y cómo se evoluciona de la imagen de Franco o Putin a caballo a Abascal en moto. Y los gestos que perduran en el tiempo… será una película muy visual.
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