Kasparov ataca

El ex campeón del mundo de ajedrez, Gary Kaparov, se ha lanzado a un ataque espectacular, como todos los suyos. Pero esta vez no ante el tablero, sino como candidato a presidir la Federación Internacional de Ajedrez. Las elecciones se celebran el 11 de agosto.

Kasparov, otra vez en el centro de la polémica. Pero no como jugador de ajedrez -está retirado desde hace años- ni como político liberal enfrentado valientemente a Putin, sino como candidato a la Presidencia Internacional. “Actualmente estoy haciendo campaña a la presidencia de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). Hay 178 federaciones con derecho a voto en todo el mundo, por lo que para mí reviste una gran dificultad hablar de manera tan directa sobre una federación determinada. Sin embargo, España supone una excepción especial, debido a su historia y a mi larga relación personal con el ajedrez en ese país.”

Así comienza Kasparov su carta abierta, Las malas compañías del ajedrez español, en la que arremete contra Javier Ochoa, presidente de la Federación Española de Ajedrez desde hace 18 años. Las elecciones a la presidencia mundial se celebran el 11 de agosto (escribo esta crónica en los últimos días de julio).

Kasparov tiene un gran carisma. En lógica, debería ganar las elecciones, ya que el actual presidente, Kirsan Ilyumzhinov, es un hombre oscuro y bajo la sospecha de ser una marioneta en manos de Putin (la federación rusa es muy potente) y de no haber hecho nada serio por el ajedrez. Sin embargo, es sabido lo muy conservadoras que son las federaciones deportivas en cualquier lugar del mundo, por lo que llegado el momento de la verdad, antes que apoyar aquello que conviene al deporte que dicen defender, suelen apoyar siempre un continuismo de bajo riesgo.

¿Y qué se puede hacer realmente por el ajedrez? Desde luego, como tarea primordial, llevar a la práctica el programa Ajedrez en la escuela, aprobado por el Parlamento Europeo el 13 de marzo de 2012. Ese programa ha avanzado muy poco hasta ahora, por no decir que está por estrenar. Una lástima, porque cuando hay ajedrecistas de calidad con capacidad pedagógica -las dos cosas son importantes, la solvencia ajedrecística y las cualidades docentes-, el ajedrez abre provechosos caminos de aprendizaje, ya que potencia la capacidad de análisis y resistencia, la búsqueda de la lógica -a veces muy oculta y con apariencia de ilógica- y la comprensión de que, llegado un momento, hay que tomar decisiones propias de las que sólo tú eres el responsable. Termino la crónica con el enlace de una partida maravillosa de Kasparov de 1999, en la que derrota a Topalov con unas combinaciones alucinógenas. Ya nadie juega al ajedrez así. Desde luego la “maquinita Carlsen” no. Esa es otra historia, otra época.