Los tres son cantantes y compositores españoles y, en algún momento de sus vidas, la casa ha sido la protagonista de sus composiciones. Eso tienen en común nombres como el de Silvia Pérez Cruz, Iván Ferreiro (exlíder de Los Piratas) y Josele Santiago (exlíder de Los enemigos).
Silvia Pérez Cruz, compuso la banda sonora y protagonizó la película musical española Cerca de tu casa dirigida por Eduard Cortés, en 2016 . Al año siguiente, ganó el Goya como mejor canción original por el tema Ai, ai, ai perteneciente a su CD Domus (casa en latín).
Cerca de tu casa plantea el problema que supone la pérdida del domicilio familiar. El gran mérito de la película reside en narrar con un gusto exquisito, gracias a la música, las canciones de Silvia y las coreografías de la bailarina Sol Picó, un tema delicado y preocupante, que afectó a numerosas familias en el año 2007.
Sonia, la protagonista, es una mujer que, tras sufrir un desahucio, se ve obligada, junto a su marido y su hija de diez años, a regresar a casa de sus padres. A través de su mirada, somos testigos de una situación que afectó a miles de personas que perdieron su vivienda al no poder hacer frente a sus hipotecas y tuvieron que regresar al domicilio parental, con todo lo que conllevaba esa circunstancia, incluida la deuda adquirida que incluso afectó a sus avalistas.
La película se centra en el tema de la casa como concepto, un lugar donde albergarse, sin entrar a valorar su diseño ni la concepción o distribución de espacio; es un inmueble ajeno a su protagonista, no genera ningún tipo de vínculo afectivo. Pero si dejamos de lado a Sonia y nos ponemos a pensar en Silvia Pérez, ¿Cómo sería su casa en Palafrugell (Baix Empordà)?. A mí me gusta imaginármela como es ella, algo soñadora, delicada y romántica como sus canciones. Una casa ni muy grande ni muy pequeña, pintada en color blanco, con alguna que otra pared en un tono azul pálido, con amplias ventanas y mallorquinas de madera pintadas en color verde. Con sillas de madera y mimbre alrededor de una amplia mesa de madera. En un rincón, una mecedora antigua, quizás un piano, alfombras de vivos colores, objetos de cerámica, partituras y un gato ronroneando al oírla cantar, pero, sobre todo, una casa con olor a jazmín.
Posiblemente no tendría nada que ver con la de Iván Ferreiro, quien en su séptimo y último Casa, al contrario de lo que ocurre a Sonia, a través de sus canciones, explica por qué es para él tan importante la suya. En su opinión, la casa es un refugio, un lugar seguro donde retirarse. Un espacio íntimo en el cual ser uno mismo y observar apaciblemente la realidad. Iván ama su casa, le gusta disfrutar de ella y eso se nota en sus composiciones. Hasta tal punto que, para demostrar su pasión, sacó al mercado una edición limitada de 3.000 unidades de cajas de cartón duro, con forma de casa, cada una de las cuales estaba decorada por él mismo.
Las letras cósmicas de sus canciones, que combinan intensas metáforas emocionales con la cotidianidad del día a día, y que en primera escucha podrían sugerir cierto recogimiento, a mí me sugieren todo lo contrario, despiertan mi curiosidad y hacen que me imagine su casa en el monte Gondomar (Pontevedra) como un sitio de reunión, de encuentro como canta en su tema “Casa, ahora vivo aquí”: Vuelvo a casa/en la zozobra de mi corazón/viviendo mundos/en las fronteras de la realidad./Ahora vivo aquí/pensé que estaba solo y descubrí/que estaban todos los que importan.
Tras escuchar las letras de sus canciones y haberlo visto varias veces en concierto, creo que su casa debe prolongar su personalidad. Según leí en una entrevista, es un amante de la ciencia ficción, le gusta cocinar, es buen conversador. Estoy casi segura que su cocina y su salón estarán integrados o, al menos, bien comunicados; serán el lugar perfecto en el que poder charlar y disfrutar con los amigos tomando unos vinos. Por otro lado, tendrá un estudio, un rincón más íntimo para componer, una especie de santuario de la creación. Quizás, alguna de las paredes de su casa esté decorada con algún póster del tipo 2001 Odisea del espacio, Interstellar o algún detalle, un pequeño cohete o astronauta.
Todo lo contrario ocurre con la de Josele Santiago, porque cuando uno escucha la banda sonora de la película Tengo una casa dirigida por Mónica Laguna en 1996, se imagina una casa un poco gamberra. Seguramente no es como la de la película, pero sí que debe ser sencilla, espontánea, y sus paredes y mobiliario despedirán olor a rock and roll, amor y desamor, como las de la su banda sonora.
En la película, la casa, en lo que a arquitectura se refiere, es irrelevante, no tiene nada especial. Es de madera, está situada en medio del bosque y simplemente es un lugar de encuentro, de paso, en el que coinciden cuatro personas de personalidad muy diferente. El Bólido (Nancho Novo), su propietario, un presentador de radio que se ha quedado sin trabajo; Nico (Ernesto Alterio), un guitarrista que acaba de dejar su grupo musical; Ferrari (Pedro Alonso) un tipo que está huyendo en un coche y Kelly (Silke), la chica asilvestrada. Entre todos ellos se entabla una singular amistad, unida por las circunstancias con el bosque, la casa y la música como telón de fondo.
Pero no solo Silvia, Iván o Josele han utilizado la casa como fuente de inspiración en sus composiciones musicales. Ha habido más artistas que han hablado de ella con orgullo, como es el caso de Madness y su tema Our House perteneciente al álbum Rise & Fall (1982). Su casa seguro que es muy british.
Otros, un poco más radicales han querido quemarla, como David Byrne y el tema de los Talking Heads, Burning down the house. El videoclip muestra en una de las fachadas laterales de una casa de madera blanca, la cara siniestra del propio David con imágenes de llamas. Su casa la imagino llena de objetos extravagantes, muy colorida y un poco excéntrica.
A diferencia de la de Tom Jones, que en el 2010 versioneó la misma canción con Nina Persson, la cantante de los The Cardigans, que a buen seguro combinará piezas clásicas con otras más vanguardistas, en un estilo clásico pero renovado.
Estos son solo algunos ejemplos. Hay muchos más artistas que han utilizado la casa como tema principal de sus composiciones: The Animals, House of the rising sun; Tom Waits, Come on up to the house; Rosemary Clooney Come on my house; Mano negra Casa Babylon…
Concluyendo, si pensamos en nuestras casas, o las de nuestros artistas favoritos, seguramente cada uno de nosotros tendrá claro lo que le gusta de ella o lo que no. Lo que cambiaría o lo que le gustaría que cambiara. Y aquí viene la cuestión: ¿es nuestra casa un reflejo de nuestra personalidad o es un espacio aséptico e impersonal?
Partimos de la base de que en la universidad nos enseñan a proyectar el programa mínimo que debe cumplir una vivienda para garantizar unas condiciones de habitabilidad y diseño y a su vez, responder las necesidades del ser humano. Las diferentes estancias deben tener unas dimensiones mínimas que garanticen el confort necesario para vivir en ellas. Hay que pensar que la casa es el sitio al que regresar, como dice Iván Ferreiro, y también un espacio en el que poder ser uno mismo y sentirnos cómodos. Y ahí radica su importancia, porque debe satisfacer y cumplir nuestras necesidades.
En cuanto al diseño, existen infinidad de combinaciones porque, aunque hay una normativa que cumplir, en el arte de proyectar una vivienda todo vale, porque todo dependerá de la imaginación y creatividad de su autor. Es cierto que las casas muy compartimentadas, con apenas espacios diáfanos, con muchas puertas y tabiques, invitan más al retraimiento y resultan menos acogedoras. Es necesario que las viviendas dispongan de cierta privacidad en estancias como dormitorios y baños, pero sí que es cierto que las viviendas que tienen la cocina y el salón comedor integrados favorecen más los encuentros y las reuniones sociales y se asocian más a personas sociables, extrovertidas dispuestas a compartir experiencias.
La casa de uno debe ser un sitio especial que muestre tus pasiones y tus aficiones. Debe ser capaz de transmitir tus pasiones e inquietudes. Un espacio único en el que poder ser tú mismo, pero sobre todo ser feliz.
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