Para alcanzar la masculinidad sólo hay que superar un umbral: la violencia tanto física como mental. Sensual y valiente, La herida (The Wound, 2017), el primer largometraje de John Trengove documenta y cuestiona los modelos de masculinidad del pueblo xhosa, y también resultará abrumador para todos aquellos quienes sientan esa realidad como ajena. Trengove presenta la circuncisión como rito de preparación para la vida adulta, para ser un hombre de verdad; un drama costumbrista que como telón de fondo esconde el tabú homosexual que todavía estigmatiza a hombres en las montañas sudafricanas.
Xolani (Nakhane Touré) es miembro del pueblo xhosa, en Sudáfrica, trabaja en una fábrica en la ciudad y cada año vuelve a las montañas con un grupo de hombres para ayudar con la ukwaluka, un rito iniciático tradicional para jóvenes adolescentes. Cada uno de ellos es un mentor que deberá iniciar a un joven y Xolani debe ocuparse de Kwanda (Niza Jay Ncoyini), el único del grupo que viene de una familia acomodada de Johannesburgo.
Como hombres, estos iniciados son educados en la supervivencia física; con el objetivo vital de formar una familia, construir un corral y seguir el estilo de vida rural, alejados de la ciudad.
Kwanda recibirá las burlas de sus compañeros por ser de ciudad y demasiado sensible; y, en fondo, porque representa el ideal de vida para los chicos que desearían ser como él. No obstante, el personaje Kwanda demostrará madurez donde sus compañeros no la contemplan: en la educación emocional y la autoaceptación.
El Ukwaluka, un largo rito de iniciación tribal para hombres xhosa adolescentes, que comienza con su circuncisión en el desierto y continúa a través de las semanas que la herida resultante tarda en sanar, mientras los niños son apartados de la sociedad hasta que su hombría sea probada. Se trata de un tema que Nelson Mandela describió en su autobiografía Long Walk to Freedom, rompiendo así el voto de secretismo del ritual, y que hizo que se cuestionase el mismo por seguridad médica.
Uno de los puntos fuertes del debut cinematográfico de Trengove es la calidad de los personajes. La mirada intimista de su director logra que la sensibilidad de Kwanda y de Xolani esté sutilmente construida desde el primer plano, desde el primer diálogo. El director sudafricano genera una complicidad y empatía fehacientes entre los dos personajes desde el inicio de la historia.
Los conflictos entre el triángulo creado entre los personajes propician una pulsión envolvente de la que será imposible salir. La tensión también es primordial e intensifica el ritmo narrativo cuando Kwanda descubre que Xolani está enamorado en secreto de otro de los tutores.
El drama de alcanzar la mayoría de edad comienza a ser una constante en la filmografía de los cineastas contemporáneos. Crecer, al fin y al cabo, es una fantasía para quienes no lo han hecho aún y un drama para quienes traspasaron esa etapa. La herida habla de crecer y de madurar, de aceptarse y tomar las riendas de la propia vida.
Ganadora del premio a la mejor película en Cinema Jove en Valencia y en los festivales de Frameline, Sarasota y Taipei, La herida se estrena en cines en España el 15 de diciembre.
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