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75 Festival de Cannes: «Broker», la familia, una vez más

En Cine y Series 26 mayo, 2022

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

La filmografía de Kore-eda Hirozaku nos tiene acostumbrados a esperar básicamente dos tipos de películas, las que nos gustan o las que gustan a todo el mundo. Dentro de esa división, Broker, estrenada en Sección Oficial del Festival de Cannes, entra con todos los derechos en el segundo apartado. El misterio que convierte al director japonés en un buen artesano o en un creador singular es algo que habría que desvelar algún día. Por ahora, nos conformamos con no desechar ninguna nueva película y no prejuzgarla, arriesgándonos a que las imágenes no hagan mella alguna en nuestra retina cinéfila, ese quizá sea realmente su objetivo, que no abandonemos.

Las películas de Kore-eda son como los pimientos de Padrón, unas pican y otras no, y no comprendemos como se puede descafeinar la inspiración deliberadamente, cuando un autor es capaz de ser corrosivo y estimulante como en el caso de Shoplifters (2018) o blandengue y anodino como en Después de la tormenta (2016).

Broker

La familia es un tema central en la filmografía del japonés y lo ha abordado, como decíamos con más o menos sutileza, ironía y penetración desde el punto de vista social, pero también en todos sus formatos, los tradicionales y los nuevos. Su perspectiva siempre es personal, pero en su ejecución es donde echamos en falta un empeño más original o menos complaciente. Las familias como núcleos de la sociedad, donde los individuos se apoyan mutuamente, están formadas en su cine por hijos adoptados o reencontrados, no reconocidos, acogidos, múltiples figuras paternas, padres divorciados, devotos o exigentes, varias generaciones de convivientes… En el caso de Broker, Kore-eda vuelve a combinar la trama policiaca con la reflexión sobre un grupo de personas de diferentes edades que, por azar y más tarde por deseo propio, conviven. Y todo ello, con el formato de una road movie.

Broker

Las primeras imágenes, en una noche de lluvia torrencial que, como una cascada urbana, desborda los escalones de cemento de una calle empinada, nos remiten inmediatamente a Parásitos, para descubrir pronto que la película está ambientada en Corea, ¿por qué? ¿Quizá porque despenalizó el aborto efectivamente en 2021? Bajo el aguacero, una joven sube las escaleras trabajosamente para llegar a un buzón de bebés, adosado a una comunidad religiosa, donde abandona al suyo. Mientras tanto, en un coche donde suena la canción “Wise Up” de Aimee Mann –que Paul Thomas Anderson incluyó en Magnolia 1999)-, un par de mujeres policía observan la operación. En el interior del edificio, dos hombres recogen al pequeño y en uno de ellos reconocemos a Song Kang-ho, protagonista del citado filme de Bong Joon ho. Con estas claves iniciales, se inician las peripecias de los brokers de bebés, que implicarán a las investigadoras con su propia crisis familiar, a la mamá, a un niño de orfanato que quiere ser futbolista y a la mafia local.

Broker

La suavidad es la marca del estilo de Kore-eda, ya sea para la denuncia implacable o para la mirada comprensiva. Broker es un filme que nos embarca sin estridencias y un ritmo familiar, valga la redundancia, en un viaje sobre el significado de la maternidad, la existencia  o no de un vínculo natural y la dificultad para sobrevivir a la decepción que implica la orfandad, entre otras cuestiones sobre el ejercicio de la paternidad o la priorización de los afectos sobre las obligaciones. Los delincuentes viajan en una furgoneta para vender a los bebés, acogen a un niño fugado y esconden sin saberlo a la madre que huye de los gánsters –interpretada por la estrella del K-Pop Lee Ji Eun (IU). Poco a poco, conoceremos sus orígenes y el motivo de su huida, con lo que un nuevo tema entrará en juego. En ese momento, nos replantearemos la posición moral que habíamos adoptado respecto a la historia y Kore-eda nos implicará en la decisión de considerar a los verdugos como víctimas o al menos a aceptar atenuantes.

La trama de fondo no tiene nada de original, hemos asistido en muchas películas a los periplos de grupos sobrevenidos que instintivamente adoptan, desde la base de la falta de pasado común, los roles familiares, pivotándolos y asumiéndolos con libertad. Broker funciona a la inversa de Shoplifters, respecto a lo que vemos y a lo que es, a lo que realmente es importante y al precio que pagamos por ello y sigue planteándose si los mecanismos legales y las instituciones nos protegen realmente o si deberíamos actuar por nuestra cuenta. Sin embargo, la última película de Kore-eda, que por cierto es fotografiada por el responsable de Parásitos, Hong Kyung Pyo, no se nos quedará en el recuerdo como una de las mejores películas de su autor, mientras quedamos a la espera de la siguiente, pensando en la frase que se repite en el filme como un mantra: Gracias por haber nacido.

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