El impacto de What’s Going On fue instantáneo, menos de seis meses después de su publicación, Sly & The Family Stone le contestaban con There’s A Riot Going On (Está sucediendo un disturbio), pero Marvin Gaye no había hecho una pregunta sino una afirmación, y su disco contaba lo que estaba sucediendo en los EEUU en ese momento, pero también lo que pasaba por la cabeza del príncipe de la Motown que, con este disco, conseguía su independencia absoluta de los hermanos Gordy, su jefe, Berry, y su mujer, Anna, de los que se consideraba, hasta entonces, poco más que una marioneta, a pesar de ser el artista masculino más exitoso de aquella mítica discográfica.
Pero para entender mejor este disco es mejor retrotraerse unos años, Gaye había comenzado en la Motown, bueno en su subsidiaria Tamla en 1961, pero no como cantante R&B, sino como un crooner a la manera de un Sinatra; tras no obtener el éxito esperado, Gaye siguió formando parte de la discográfica, pero más como batería para otros artistas. Siendo enormemente competititvo, vio como muchos de los artistas de la compañía iban obteniendo éxito tras éxito, así que en 1962 escribió y grabó “Stubborn Kind of Fellow”, su primer éxito en las listas R&B, al año siguiente llegaría su primer éxito entre los diez primeros en las listas pop con “Pride And Joy”, ese mismo año se casaba con Anna Gordy, la hermana del presidente de la compañía, que tenía 17 años más que él.
Su maravillosa voz y su presencia física le hicieron una de las principales figuras de la compañía, Gordy le fue reuniendo con los principales compositores/productores de la compañía, Smokey Robinson, Holland-Dozier-Holland o Norman Whitfield. Otra de sus especialidades fueron sus duetos con cantantes femeninas de la compañía, primero con Mary Wells, luego con Kim Weston y, finalmente, con la que se convertiría en su mejor colaboradora, Tammi Terrell, con la que grabaría clásicos como “Ain’t No Mountain High Enough”, “Your Precious Love”, “Ain’t Nothing Like the Real Thing” o “You’re All I Need to Get By”.
Fue precisamente algo relacionado con Terrell lo que iniciaría el proceso que llevaría a What’s Going On. En octubre de 1967, mientras actuaban juntos, Terrell se desplomó en sus brazos y le fue diagnosticado un tumor cerebral. Esto sumió a Gaye en una profunda depresión, a pesar de que en 1968 llegó su mayor éxito, con “I Heard It Through The Grapevine”, una canción que había grabado el año anterior, pero que Berry Gordy no le dejó publicar hasta que la probó con éxito con Gladys Knight & The Pips, Gaye se sentía un títere en manos del mandamás de la compañía, una pieza más en la maquinaria de la compañía. Para colmo, su matrimonio con Anna estaba haciendo aguas y su hermano le escribía deprimentes cartas desde Vietnam. Los asesinatos de Martin Luther King o Bobby Kennedy tampoco ayudaban a su estado de ánimo.
La cosa llegó a tal punto que Gaye estuvo a punto del suicidio, no se sentía merecedor del éxito y disfrutaba más trabajando como productor y escritor de los Originals que como cantante, el punto culminante de todo fue la muerte de Terrell en marzo de 1970. Marvin Gaye se planteó dejar la música definitivamente y dedicarse al fútbol americano, llegó incluso a hacer las pruebas para su equipo favorito los Detroit Lions, pero fue rechazado por el entrenador que no quería que, cuando le lesionaran, se le echara la culpa de haber acabado con la carrera de uno de los cantantes favoritos de EEUU. En ese momento Gaye tenía a sus espaldas once sencillos entre los diez primeros de las listas de Billboard y 25 en las R&B, con seis números uno entre ellos. Eso sí, su último disco con la compañía, That’s the Way Love Is, ni siquiera lo promocionó.
Pero todo cambió cuando Renaldo Benson de los Four Tops le presentó una canción que había compuesto junto a Al Cleveland sobre un acto de brutalidad policial contra unos manifestantes que había presenciado en 1969. Al principio Gaye pensó que sería un buen vehículo para los Originals, pero Benson le convenció para que la cantara él. Gaye comenzó a darle vueltas al asunto y aceptó, a cambio de que le dieran crédito en la composición y le dejaran añadir cosas. Como el mismo Benson reconoció Nosotros le tomamos las medidas para el traje y él se lo hizo a medida. Se trataba de “What’s Going On”…
El 1 de junio de 1970, tras una ausencia de varios meses, Gaye volvió a pisar los estudios de la Motown en Detroit para grabarla, Gaye sabía perfectamente lo que quería y se llevó a algunos músicos propios, como el batería Chet Forest, rompiendo con la norma que dictaba que los discos se grababan con los músicos de la casa. Eso sí, Gaye también quería a algunos de esos músicos, conocidos como los Funk Brothers, principalmente su talentoso bajista James Jamerson. Puede que alguno de ustedes no hayan oído hablar nunca de él pero, definitivamente, le han escuchado. Esta es una pequeña selección de canciones en las que se puede escuchar su bajo: “You Can’t Hurry Love” de las Supremes, “My Girl” de los Temptations, “I Was Made to Love Her” de Stevie Wonder, “Going to a Go-Go” de Smokey Robinson & The Miracles, “Dancing in the Street” de Martha and the Vandellas, “Reach Out I’ll Be There” de los Four Tops, “Please Mr. Postman” de las Marvelettes, “Boom Boom” de John Lee Hooker, “Higher And Higher” de Jackie Wilson o el “I Heard It Through the Grapevine” del propio Marvin Gaye.
El caso es que ese día Jamerson estaba fuera tocando en un garito de blues puesto hasta arriba de alcohol. Aun así Gaye lo arrastró al estudio de grabación y le dio los arreglos que había escrito David Van DePitte, Jamerson era incapaz de mantenerse de pie, pero no de tocar, así que la solución fue tumbarle en el suelo y que grabara desde allí. Esa noche, cuando Jamerson llegó a su casa para dormir la mona, no dudó en comentarle a su mujer que esa tarde había grabado Una obra maestra, algo que casi nunca había hecho, a pesar de semejante curriculum.
No fue el único acierto de Gaye como productor, mientras les enseñaba la canción a los músicos, el saxofonista Eli Fontaine se puso a tocar, Gaye que lo estaba grabando, lo escuchó y le pareció perfecto para el inicio de la canción, así que mandó a Fontaine a casa, este protestó diciendo que Solo estaba tonteando a lo que Gaye le respondió Tonteas exquisitamente, gracias.
Otro error que terminó convertido en marca de la casa, no solo en la canción sino en todo el disco, fue el hecho de que Gaye grabó dos tomas vocales distintas para ver cuál quedaba mejor, pero cuando le pidió al ingeniero que le pusiera las tomas vocales éste, por error, las mezcló en una sola toma. A Gaye el resultado le encantó y decidió dejarlo y utilizarlo para otras canciones.
Pero Gaye volvió a chocar contra su jefe, y cuñado, que nada más escucharla le dijo que era Lo peor que había escuchado en su vida. Gordy, que ha negado estas declaraciones (ahora que el disco es considerado uno de los mejores de la historia), se intentaba explicar diciendo que el ambiente jazz de la canción le parecía antigua y que creía que iba a ser un suicidio comercial para uno de sus artistas más importantes, Pero esta vez para Gaye no había marcha atrás, así que le dijo que no volvería a grabar nada hasta que Motown editara la canción.
Gordy no dio su brazo a torcer ni siquiera cuando Harry Balk, uno de los ejecutivos de la compañía, le insistió que estaban sentados ante una verdadera obra maestra (y una posible mina de oro). A pesar del rechazo del jefe, Balk consiguió que Braney Ales, el vicepresidente de Motown, sacase 100.000 copias de la canción como sencillo el 17 de enero de 1971. Fueron las 100.000 copias vendidas más rápidas en la historia de la compañía, y rápidamente hubo que sacar miles más, llegando a vender más de dos millones de copias y escalando hasta la segunda posición de las listas pop, curiosamente siendo otra canción de Motown la que le impidió llegar al número uno, el “Just My Imagination” de los Temptations.
El caso es que, a pesar de haber sido publicada sin su consentimiento, en cuanto Berry Gordy escuchó la máquina registradora rebosante de dinero cambió totalmente de opinión y decidió pedirle a Gaye que grabara un disco entero, dándole total libertad creativa y un escaso margen de dos meses para completarlo.
Gaye había recuperado la confianza y las ideas fluían por su mente, se sentaba al piano y la música aparecía como una revelación, Cuando su amigo Smokey Robinson fue a visitarle le dijo: Smoke, Dios está escribiendo este disco. Dios está trabajando a través de mí. Cuando Robinson escuchó el resultado le creyó a pies juntillas.
Y es que este es el disco más espiritual de la carrera de Gaye, un hombre siempre atrapado entre las contradicciones del espíritu y la carne. Por eso si este es el ying de la llamada a Dios, su siguiente disco sería esa llamarada lujuriosa llamada Let’s get It On… Pero volvamos a What’s Going On, Gaye estaba en el periodo más fértil de su carrera, no solo como cantante o compositor, sino también como productor.
No hay mejor forma de descubrir la barbaridad de producción que hay detrás de este disco que escuchar la toma de “God is Love” que fue la cara B de “What’s Going On” (el sencillo) y compararla con la que finalmente apareció en el disco terminado. Gaye convierte una canción, maravillosa por otro lado, en la perfecta introducción para “Mercy Mercy Me (The Ecology)”, la canción no termina sino que se convierte en la otra, como antes han hecho el resto de las canciones de la primera cara, pero en este caso el resultado es, sencillamente, magistral, como si “God Is Love” fuera una aspirina que acabara de disolverse a la perfección en el vaso de agua que es “Mercy Mercy Me”.
Otro ejemplo perfecto es “Flying High”, una canción que venía de otra titulada “Sad Tomorrows”, escuchar las dos da un increíble valor al trabajo de Gaye que convirtió una canción de estructura formal, en un pasaje totalmente integrado en el resto del disco, una pieza extraña que suena a la heroína, de la que habla, entrando en vena…
Y es que el disco no se quedó en las protestas de la guerra de Vietnam, sino que vio a Marvin Gaye indagar en varios de los problemas que le preocupaban, la entrada de droga en los guetos negros, la incapacidad de la sociedad de integrar a los veteranos de Vietnam, algo de lo que habla en la maravillosa “What’s Happening Brother”, que escribió para su hermano, al que no había escrito en los casi tres años que pasó en el país asiático. También es uno de los primeros discos en preocuparse del medio ambiente y ecología en esa joya perfecta llamada “Mercy Mercy Me (The Ecology)” y pone el dedo en la llaga, en “Inner City Blues”, de una situación que, increíblemente, la población negra estadounidense sigue aguantando 50 años después, Oh (ow) la delincuencia está (woo) aumentando, la policía de gatillo fácil. El pánico se extiende.
Claro que el disco fluye con una naturalidad perfecta, con Gaye construyendo dos suites de canciones que se van siguiendo una a otra sin parones, en la segunda cara solo aparecen tres canciones, “Right On”, con sus toques latinos en la percusión y su irresistible groove, luego la sigue “Wholy Holy”, otra suplica espiritual, con un saxo jazz y Gaye haciendo una plegaria que de haber aparecido en su siguiente disco podría haberse convertido en un tema definitivamente sensual, el cierre llegaba con la funky “Inner City Blues”, en la que trataba los problemas de los barrios negros y que terminaba el disco de manera circular, con esos “Mother, mother” que habían abierto What’s Going On, la canción y el disco.
Era un disco perfecto, entiendo que exista gente que opine que no todas las canciones están al mismo nivel, pero es que este no es un disco de canciones sino de sensaciones y Marvin Gaye las coloca como un buen director de cine, haciendo que unas destaquen a otras y logrando momentos sublimes en las transiciones entre las mismas. Es, en cierto modo, el Sgt. Pepper’s de la música soul, sobre todo porque supuso el momento en el que esta música dejó de girar alrededor de los sencillos y pasó a centrarse en los discos de larga duración, puede que el Curtis de Curtis Mayfield sea el precedente de este, pero What’s Going On fue el culmen absoluto y de él se pueden destilar los trabajos que sacarían el mencionado Sly & The Family Stone o la edad de oro de Stevie Wonder.
Fue un éxito comercial que convirtió a Gaye, y a la Motown, en viables en el mercado de discos, su anterior trabajo se había quedado en el puesto 189 de las listas, mientras que What’s Going On se instaló entre los diez primeros y no dejó las listas durante 53 semanas. Críticamente el éxito fue mucho mayor y su aura no ha hecho sino crecer con el tiempo, reemplazando al propio Sgt. Pepper’s de lo más alto de la lista de la Rolling Stone de 500 mejores discos de todos los tiempos en 2020.
Y es que como en el famoso disco de los Beatles, Gaye cuidó todo el resultado hasta el último detalle, como esa maravillosa foto de portada, o esa contraportada en la que se ve a Gaye en el jardín de su casa, con gesto serio y una barba que contrasta con su pulcra imagen interior. Era Gaye diciéndole a la Motown, y a los Gordy, que era el momento de crecer y olvidar la inocencia, algo que también se veía en el hecho de que Gaye evitó poner el eslogan de la compañía, The Sound of Young America, que solía aparecer en todos sus trabajos. Como el disco de los de Liverpool la portada original de What’s Going On también se extendía y dejaba ver un collage de su familia. Además, por primera vez, en la compañía aparecían los nombres de los músicos y colaboradores implicados, aparte de las letras de las canciones.
Pero lo que está claro es que igual que el potente Sgt. Pepper’s fue incapaz de parar la guerra de Vietnam, como pensaba David Crosby, What’s Going On tampoco pudo parar las guerras, ni la discriminación racial, ni la brutalidad policial contra las personas negras… claro que eso no le resta ningún tipo de valor, ya que ninguna obra de arte pudo evitar nunca males mayores, ni siquiera el Guernica pudo impedir los bombardeos de Hiroshima y Nagashaki. Lo que está claro es que What’s Going On es una perfecta representación de lo que estaba pasando, tanto en el país en el que se hizo como en la cabeza de su creador.
Tanto es así que el disco es también profético para el propio Gaye que vio como sus problemas con las drogas, como los que describía en “Flying High”: Bien lo sé, estoy enganchado, amigo mío (tienes que ayudarme) al chico que me convierte en esclavo (Chico era una de las formas en las que se referían a la heroína, aunque en el caso de Gaye la droga que le destrozaría sería la cocaína), le afectaban profundamente, lo mismo que también anticipaba sus futuros problemas fiscales en “What’s Happening Brother”: Malas rachas, contratiempos, el hecho evidente es que, oh cariño, no puedo pagar mis impuestos (sus problemas con la Hacienda americana, el IRS, fueron incontables). Pero puede que, lo más triste, es que este disco ya dejaba claro los problemas con su padre, que terminarían con este último acabando con su vida el 1 de abril de 1984, Padre, padre, no necesitamos escalar en nuestro enfrentamiento, verás, la guerra no es la respuesta porque sólo el amor puede conquistar el odio. Una pena que la vida volviera a imitar al arte…
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