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Una cerveza por la que redoblan las campanas

En La porte en arrière, Lifestyle 1 noviembre, 2014

Fernando Ruiz Goseascoechea

Fernando Ruiz Goseascoechea

PERFIL

Todo lo que me gusta hacer en la vida él lo hace mejor y con éxito.  A mí me gusta tocar la batería, el formó una banda que se llamaba “Mi hermana pequeña”  (como la canción de Los Planetas);  a mí me gusta el tenis, él ha jugado partidos con  David Ferrer y Juan Carlos Ferrero; a mí me encanta la cerveza, pues él es uno de los artífices del éxito en América de La Socarrada, una de las mejores cervezas artesanales que actualmente se producen.

Froilán Sánchez Caballero es de Xàtiva, Valencia, donde nació hace 33 años; actualmente   apenas le quedan secuelas de una educación religiosa en el Colegio Las Dominicas y en el  Colegio Claret. Es un tipo brillante, audaz, simpático  y zurdo, fenotipo muy apreciado en el tenis. Estudió periodismo en la Universidad CEU de Valencia, fue becario del diario ABC, trabajó en un gabinete de comunicación, en el diario Superdeporte y colaboró con diversa prensa digital de Valencia.

Las noches de su barrio, Benimaclet, eran muy largas y  había que pasar por  El Glop,  Tulsa café, Terra, Kaf café, o el Swan, donde conoció a Mariana, peruana, bailando  rockabilly. Bueno, se casaron y tuvieron a Aitana. Todo era perfecto hasta que un día, de repente, estalló la crisis en España y en su cabeza resonaron las palabras del poeta John Donne al que tanto le gusta citar: Nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti. Mariana y Froilán, se tomaron la última cerveza en la terraza del Café Lisboa, en el barrio de El Carmen, y se fueron a Perú.

En el año 1856, el alsaciano Louis Moritz Trautmann fundó en Barcelona la  primera compañía industrial de cerveza en España. Hemos tenido que esperar hasta hace unos pocos años para que empezase  una revolución en el mercado español de las cervezas que estaba monopolizado por cinco grandes grupos que se habían formado tras múltiples fusiones: Mahou-San Miguel, Heineken-Cruzcampo, Damm, Hijos de Rivera (Estrella Galicia), La Zaragozana y la Compañía Cervecera de Canarias.

En España todo empezó a cambiar cuando Steve Husxley, un profesor de idiomas  de Liverpool, aterriza en Barcelona para dar clases y no encuentra una cerveza como la de su tierra para disfrutar entre clase y clase. Empieza a hacer pruebas en su casa y poco a poco  comprueba que puede hacer en su domicilio su bebida preferida. En 1993 abre las puertas de su gran proyecto: la Barcelona Brewing Company, el primer “brewpub” de Cataluña.

Con la explosión de las cervezas artesanales en cada rincón del país, a dos amigos se les ocurre  en 2010 producir una cerveza artesanal pero diferente a las demás; con un sabor original y exclusivo.  Rafael Suñer, profesional de hostelería y Sergio Iborra, creativo de publicidad, se  plantean no solo crear una marca propia sino que esté vinculada a la comarca en la que ambos viven, algo autóctono que le diera una identidad propia y diferenciadora. Quieren hacer una cerveza que sea mel de romer (miel de romero) que es, además, una expresión típica valenciana para  calificar algo como excelente.

Y así nace La Socarrada, un nombre que viene por los colores tostados de la cerveza y también por el gentilicio de los vecinos de Xativa, els socarrats, que en valenciano quiere decir chamuscados, por la quema de la ciudad a manos de Felipe V. Resulta que en 1707 la ciudad  tomó partido en el conflicto sucesorio a la Corona de España, apoyando al pretendiente de la Casa de Austria, frente a su rival borbón, Felipe V.  En represalia, Felipe V mandó incendiar y destruir la ciudad y expulsar a sus habitantes, cambiando el nombre de Xàtiva por el de «Colonia Nueva de San Phelipe». En señal de desaprobación, la ciudad mantiene en la actualidad el retrato de Felipe V cabeza abajo, en el Museo de Bellas Artes.

Socarrada. Cerveza artesanal

La cerveza es una  Winthe Honey Ale al estilo belga, una premium de triple malta y doble fermentación natural. Debido a la presencia de miel de romero conserva la presencia  sutil de dicho producto, tanto en el aroma como en sabor después del trago.

Mientras tanto, en Lima,  Froilán, con su  buena mano izquierda para el tenis consigue trabajo de profesor en un club de la ciudad y en sus ratos libres pone en marcha un blog sobre información económica. Unos meses después unos amigos españoles deciden abrir un club de pádel y, como no encontraban monitores de ese deporte, le contratan. Pero el pádel no le llena del todo, necesita embarcarse en una aventura. Tiene ganas de hacer música,  retomar el periodismo y ganar algo de dinero. Se acuerda de Xátiva, de su amiguete  Rafa y de los buenos ratos que había pasado en su bareto, La Taquería, que cerró luego y abrió Cap i Cua,  en la Plaça del Mercat, donde hicieron varios conciertos con  «Mi hermana pequeña». La verdad es que prácticamente no salía del bar de Rafa. Allí se liaban buenas y conoció a Sergio, colega íntimo de Rafa. Al final todos se hicieron muy amigos.

En España,  Rafa y Sergio no cesan de obtener premios y reconocimientos con La Socarrada: el  International Taste & Quality Institute (ITQUI) de Bruselas le otorga la medalla de oro 2012 a la  mejor cerveza del mundo. Medalla de bronce en el «Dublín Beer Festival Cup». Segunda mejor cerveza de España en Verema 2013… Froilán habla con ellos y se embarca en su última aventura: traer y difundir en Perú el tesoro líquido de Xátiva.

Aunque se produce a pequeña escala, con un máximo de 2.500 litros por tiarada, un 80 por ciento de su producción se exporta  fuera de España, especialmente a Estados Unidos, Japón, Singapur, Alemania y  Finlandia. En Madrid ya la tienen en la Charcutería Peña; en Madrid, en el Gourmet Experience de El Corte Inglés; en San Sebastián, la ofrece Arzak; en París la tiene El Fogón, el  restaurante de comida española de Alberto Herráiz.

En América ya se conoce en México y Brasil. Y gracias a Froilán a los pocos meses ya se podía  encontrar en Perú. La primera importación de La Socarrada llegó al Puerto del Callao en abril de 2014. En seis meses la cerveza está ya presente en restaurantes emblemáticos de Lima como La Gloria, Amoramar, Maido, Costanera 700, Malabar, La Huaca, Mayta, Maras y La Décima, en el hotel Westin, entre otros.

Cervezas como La Socarrada llenan un hueco con un nicho de mercado muy interesante, ya que los nuevos rumbos de las buenas cervezas artesanales (hay bastantes regulares y muchas que son copias exactas unas de otras) que   te encaminan, sobre todo en países que históricamente no han tenido a la cerveza como bebida predominante, como España, por un universo de nuevos sabores y texturas, y que abren la mente de que no solo es buena como aperitivo o bebida refrescante sino también como complemento gastronómico, siempre y cuando, al igual que un vino, sepamos elegir la adecuada.

Froilán Sánchez. Socarrada. Cerveza artesanal

Froilán defiende  que la cerveza marida excelentemente con jamón, patés, foie, carnes, verduras y  todo tipo de arroz. Yo la he probado en casa en tres ocasiones: en un tapeo de jamón ibérico puro de bellota, lomo embuchado de Guijuelo y tortilla de patatas con cebolla, que iba de maravilla. La segunda, acompañando un consistente plato de lentejas estofadas con chorizo y jamón troceado en daditos. Y la tercera, después de la cena, sola, mientras leía un libro. Eso sí, siempre en copa de vino y no demasiado fría. Y me gusta.

Froilán, incondicional de la obra y el carisma de Hemingway, continúa embarcado en sus aventuras. Vende cerveza por las mañana y por las tardes enseña pádel;  quiere encontrar un tiempo para dedicarse a escribir y a tocar el cajón peruano.  Sigue buscando historias, mientras redoblan las campanas.

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