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Cultura

Rem Koolhaas, un holandés en Oporto

En Abandonen el edificio, Cultura domingo, 3 de abril de 2022

Sandra Jiménez

Sandra Jiménez

PERFIL

En 1996, el centro histórico de Oporto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, en la actualidad, la ciudad cuenta con numerosos atractivos arquitectónicos como la Casa da música, Fundación Serralves, Casa das Artes, Casa Allen, Piscinas das Mares, entre otros. En 2001, fue declarada, junto con Rotterdam, Capital Europea de la Cultura: Álvaro Siza, arquitecto portuense, fue invitado a hacer un proyecto en la ciudad holandesa y, a su vez, el arquitecto Rem Koolhaas, hizo lo propio en la portuguesa.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

Koolhaas es arquitecto, urbanista y teórico de la arquitectura, recibiendo el Premio Pritzker de la arquitectura en el 2000. Sus proyectos siguen las premisas del deconstructivismo enunciado por el filósofo francés Jacques Derrida a inicios de los años ochenta. Este pensamiento, aplicado a la arquitectura, incluye ideas de fragmentación, geometrías no euclidianas y procesos no lineales en los que se cuestiona la forma llevando la estructura hacia sus límites, poniendo en duda los modos de conexión habituales entre las partes. Todo ello unido al enfoque del constructivismo ruso hizo que los arquitectos comenzaran a explorar espacios y volúmenes, rompiendo las reglas del diseño, de manera que la forma se independizó de la función.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

En 1975, Koolhaas fundó su propio estudio, OMA (Office for Metropolitan Architecture), pero no fue hasta finales de los años ochenta cuando irrumpió con fuerza en el panorama arquitectónico, gracias a una exhibición de arquitectura deconstructivista que se realizó en el MOMA de Nueva York organizada por Philip Johnson y Mark Wigley, que contó con trabajos de Zaha Hadid, Peter Eisenman y Daniel Libeskind, entre otros.

La arquitectura de Rem Koolhaas es abstracta y confusa, provoca extrañeza y dificulta el vínculo con el edificio, porque la forma está tan alejada de la función que a primera instancia cuesta conectar con lo que estamos viendo. Sus edificios son pesados, de una gran consistencia física en los que la masa adquiere un carácter predominante. Al contemplarlos, uno se siente descontextualizado tanto por el impacto de la obra como por su influencia en el entorno que modifica.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

Situada en uno de los radios de la Rotunda da Boavista, aparece la Casa da música como una enorme escultura urbana. Esta rotonda, nudo principal de la avenida con el mismo nombre, es una de las arterias principales de la ciudad que conecta el centro de Oporto con el mar.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

En su época, este emplazamiento acogió eventos tan diversos como ferias, corridas de toros y carreras de bicis. Actualmente, está presidido por un monumento de alto contenido histórico, que conmemora el triunfo de los portugueses y británicos frente a las tropas francesas que invadieron Portugal durante la Guerra de la independencia. Uno de sus grandes atractivos reside en la columna de granito situada en el centro y coronada por un león peninsular abatiendo a un águila napoleónica, obra del célebre arquitecto portuense José Marques da Silva y el escultor Alves de Sousa.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

La Casa da música, un gigantesco poliedro de hormigón y cristal, responde herido cual soldado de guerra al que le han sustraído las extremidades de su base, pero que resiste clavado al subsuelo como una cuña, erguido y valiente en un desierto de dunas de mármol travertino invadido por los aficionados al skate, los transeúntes y el intenso tráfico, que imprimen ritmo, dinamismo y vitalidad al entorno.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

El acceso a la misma se realiza por medio de unas amplias escaleras que recuerdan al puente de embarque de una aeronave. Ya en el interior de este formidable volumen nos encontramos con un impresionante vestíbulo de aproximadamente 30 metros de altura que da paso a las taquillas, la tienda, la zona de espera y las escaleras de acceso a las salas uno y dos.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

La Casa da música es una adaptación de un proyecto anterior, la Casa Y2K (1998): Una vivienda proyectada en torno a un gran espacio común y una serie de espacios individuales diversos, directamente adosados a aquél, de manera que el paso del ámbito familiar al personal, y viceversa, era inmediato, sin que ninguno de los dos se viera invadido.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

En el caso de la Casa da música se heredan las características espaciales de la Casa Y2K, y ese gran espacio central es el auditorio principal, Sala Suggia, alrededor del  cual se articulan el segundo auditorio, las salas de ensayo, los estudios de grabación, los vestuarios, algunas salas adaptables a conciertos y otras a actividades de carácter educativo.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía Holga Méndez.

Al igual que ocurría con la vivienda Y2K —en la que su conjunto tenía una apariencia homogénea, aunque cada uno de los espacios se manifestaba al exterior como un volumen de forma, dimensiones y proporciones diferentes al resto—, en la Casa da música, la masa compacta del edificio apenas revela su contenido. Nada hace sospechar que el espacio que queda entre la envoltura exterior y el núcleo interior es ocupado por un intrincado laberinto de circulaciones y estancias ubicadas en distintos niveles y orientaciones que van intercalándose unas con otras creando una estructura compleja pero, a la vez, fácilmente reconocible, dado que todos los elementos están en perfecta armonía con la filosofía del edificio.

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Casa Y2K en las afueras de Rotterdam, OMA Architects © Fotografía Office for Metropolitan Architecture (OMA).

La Sala Suggia es una gran caja rectangular, un diamante de hormigón hueco sostenido por columnas inclinadas en cuyo interior se hallan flotando varias cajas en direcciones diferentes. Está revestida con planchas de madera en las que destacan sus vetas doradas brillantes pintadas sobre ellas.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía Holga Méndez.

Debemos señalar que a diferencia de la mayoría de auditorios, que son cerrados, éste presenta en cada extremo dos grandes ventanales con vidrios ondulados que, además de favorecer la acústica, permiten el ingreso de luz pero, a su vez, aunque de forma un poco distorsionada, no dejan ver lo que ocurre al otro lado de los mismos, ofreciendo una imagen muy plástica. La sala cuenta con dos órganos, uno de ellos es una réplica de uno barroco; el otro, no.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía Holga Méndez.

La mayor parte de las paredes, por no decir todas, son inclinadas. Tanto estas como los techos de los pasillos y las zonas de circulación y acceso están forrados con planchas de acero perforadas o de policarbonato, separados de la pared y retro-iluminados con tubos fluorescentes blancos y de colores. El suelo de todo el edificio, incluido el de la Sala Suggia, es de acero pulido.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

El edificio tiene, además, un segundo auditorio más pequeño, que se encuentra girado en ángulo y contiguo al principal; sus paredes están revestidas con paneles rojos. Algunas de las salas restantes, al igual que la terraza con forma trapezoidal del restaurante situado en la cubierta, están revestidas con coloridos azulejos cerámicos típicos de Portugal. Desde ella, la vista es impresionante y se puede ver el mar. También dispone de dos sótanos en la parte enclavada en el suelo.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía SJLL.

En su conjunto, es una propuesta arriesgada y alejada de los cánones arquitectónicos y de la imagen que generalmente se suele asociar con este tipo de edificios, pero que funciona. El edificio es un diamante perfectamente tallado en el que nada es casual o escapa al azar. Todos y cada uno de los detalles están pensados y muy cuidados. El diseño de sus butacas es magnífico, una gran pieza longitudinal tapizada en gris perla claro, cuyo asiento se desliza al sentarse.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía Holga Méndez.

El bloque no deja indiferente. Tuve la suerte de asistir a un concierto de la orquesta sinfónica de Oporto y os aseguro que la experiencia fue maravillosa, porque el edificio es perfecto a nivel acústico. Visualmente, es de una gran belleza y, a pesar de que en ocasiones el edificio parece atravesado por miles de columnas, sus aristas, su agraviada geometría, logran transmitir una inmensa tranquilidad que, por momentos, te hacen olvidar dónde te encuentras y, al salir, es necesario reubicarse de nuevo.

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Casa da música en Oporto, arquitecto Rem Koolhaas © Fotografía Holga Méndez.

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