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Un Halloween de risa

En Cine y Series 28 octubre, 2018

Aníbal Moltó Barranco

Aníbal Moltó Barranco

PERFIL

Si he de ser sincero con vosotros, lectoras y lectores, no soy en absoluto partidario de celebrar Halloween en España, de hecho soy tremendamente tradicional, me encantan los panellets, los huesos de santo y los buñuelos de viento. Disfruto de lecturas como Don Juan Tenorio y El monte de las ánimas en esas fechas, y me siento ridículo vistiéndome de monstruo para ir de botellón o pedir caramelos con los niños de puerta en puerta.

Pero, pese a todo, soy plenamente consciente de los efectos de la globalización-aculturación que hacen que esta fiesta anglosajona cale cada vez con mayor intensidad no sólo en nuestro país, sino también en todo el mundo. No en balde, Halloween aparece no sólo en los medios de comunicación, sino también en lugares tan dispares como escuelas y negocios. Así que, como de momento no se puede frenar esta afición, en este post os ofrecemos una lista de películas para disfrutar en la noche de Halloween. No es una lista convencional, ya que no se trata de películas de terror, sino de comedias de terror, con el fin de reducir un poco el espíritu macabro intrínseco a esta fiesta sin cambiar su esencia.

Prepárense para morir… ¡de risa!  

El jovencito Frankenstein (Young Frankenstein, Mel Brooks, 1975).

Ejem.. Fronkonstin…

Este clásico de Mel Brooks no sólo es una de las mejores sátiras, sino también una de las mejores películas de la historia del cine. Escrita y protagonizada por el inolvidable Gene Wilder, los ingredientes que hacen de esta película una obra maestra (tanto como comedia como por film per se) soy muy variopintos.

Por un lado, su empeño en ofrecer todo tipo de humor: absurdo, inteligente, escatológico, gamberro, sexual… Esta variedad de estilos de chistes y gags la convierte en un film para deleitar a cualquiera. Muestra un enorme dominio de la comedia con un gran abanico de conocimientos de todas las facetas del arte del humor.

Por otra parte, el film logra colocarse como un puente entre la parodia y el homenaje. Se rodó en blanco y negro para dar la mayor sensación de proximidad al film que brindó James Whale al público cuarenta años antes. Tal fue el deseo de Brooks de establecer un parecido con la película original, que llegó incluso a rodar la suya en algunos de los escenarios de la película de los años 30.

Gracias a esta película comprendimos que una sátira puede ser perfectamente una obra maestra y no sólo un film desechable como Scary Movie.

El baile de los vampiros (The Fearless Vampire Killers, Roman Polanski, 1966).

Entre mediados y finales de los años 60, la productora británica Hammer dio un soplo de aire fresco a las películas de terror. Sus films en color pusieron los pelos de punta a los espectadores con elementos como el rojo de la sangre o la frialdad gótica de los paisajes de Transilvania. El erotismo, además, invadió estos films, aportando una mayor intensidad. También supusieron un relevo generacional, con la introducción de nuevas estrellas como Peter Cushing o Terence Fisher.

Al igual que Mel Brooks con El jovencito Frankenstein, Polanski analizó minuciosamente la estética de estas películas. Llevaría así a la gran pantalla este film escrito por Gerard Brach y protagonizada por el mismo Polanski y Sharon Tate. Combinó maravillosamente escenas tanto de terror como de comedia. Junto a la dirección y el guión cabe destacar también fotografía de Slocombe y la música de Komeda, que conjuntamente transmiten la sensación de estar viendo una auténtica película de la Hammer.

Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, John Landis, 1981).

Su título puede que provoque cierto rechazo. Sugiere una película de serie B de guión descabellado. No obstante, se trata de toda una cinta de culto. Su historia es sencilla, lo que no equivale a ausencia de calidad. Entre sus detractores se dijo que era demasiado terrorífica para ser una comedia y que era demasiado cómica para ser de terror. Pero esto no resultaría para nada un perjuicio para su trama ni para sus efectos sobre el espectador. Sus escenas consiguen ser magistralmente aterradoras e hilarantes al mismo tiempo, lo cual hace que este film pueda considerarse completamente una comedia de terror.

No obstante, si hay algo digno de resaltar de este film es su escena más famosa. La secuencia de la transformación fue hecha con unos efectos tan realistas, que se la considera la mejor escena de conversión en hombre lobo de la historia del cine. Tal fue el impacto de esa escena, que la Academia de cine creó la candidatura de mejores efectos especiales para poder premiar tan sublime trabajo.

Por favor, absténganse de ver su más que nefasta secuela.

Zombies party (Shaun of the Dead, Edgar Wright, 2007).

Si por algo se caracteriza el cine de Edgar Wright (entre otras muchas cosas) es por el hecho de combinar con gran eficacia la comedia con otros géneros. El film dispone de muchas cosas a destacar, su crítica social, el ataque y desmonte de los clichés típicos de los films de zombies, sus guiños, la proximidad de los personajes….

Este film es mucho más que una simple comedia de humor británico con zombies. Puede que requiera más de un visionado para poder apreciarlo. No queremos estropear la película a los lectores, así que simplemente les animamos a incluirla para ser vista en su velada de Halloween.

Lo que hacemos en las sombras (What we do in the Shadows, Taika Waititi, Jemaine Clement, 2014).

Desde que Bram Stoker publicara su novela, la cultura popular ha tendido a idealizar a los vampiros. Se han convertido en sexys y fríos seres de ultratumba. Elegantes individuos chupa-sangre con estilos de vida refinados aunque algo tétricos. Pero, la verdad sea dicha, ser un vampiro no es nada fácil. Tiene inconvenientes y muchos, y es precisamente de lo que habla este falso documental.

El film retrata la rutina de cuatro vampiros compañeros de piso. A lo largo del metraje, puede verse que, al igual que las personas normales, tienen las mismas inquietudes, preocupaciones y aficiones. Sin embargo, ellos tienen que compaginar todas ellas con el vampire way of life, como el tener que arreglarse sin poderse ver en un espejo o levantarse con temor a ser achicharrados por el sol.

Además de un argumento original y cargado de realismo y su perspectiva tan revolucionaria, su metraje está cargado de gags y alusiones al mundo vampírico de lo más simpáticos e ideales para los fans de estas criaturas.

La tienda de los horrores (The Little House of Horrors, Roger Corman, 1960).

Ésta es una auténtica delicia del mago de la serie B, Roger Corman. Por desgracia, siempre que se menciona este film se piensa en su remake musical de 1986. No obstante, ésta es más divertida que su sucesora, teniendo en cuenta su bajísimo presupuesto, su estilo torpe y su dinámico y breve metraje.

Su historia es una locura surrealista y deliciosa. Un empleado simplón de una floristería se enamora de su atractiva compañera de trabajo, novia de un sádico dentista. Un día él trae una rara planta, que resulta ser un raro espécimen antropófago, que se aprovechará de la falta de iniciativa y de personalidad del protagonista para convertirlo en su fuente de víveres.

Una película hilarante y muy entretenida para los que saben apreciar el cine de bajo presupuesto. Muy remarcable la breve aparición de un joven Jack Nicholson interpretando a un masoquista.

Braindead: tu madre se ha comido a mi perro (Braindead, Peter Jackson, 1992).

Antes de deleitarnos con la saga de El señor de los anillos, el director neozelandés dejó una filmografía de lo más atípica. En ella podemos encontrar títulos como Mal gusto Agárrame esos fantasmas. Entre estas delirantes películas encontramos esta pequeña joya, una disparatada y desproporcionadamente sangrienta comedia de terror.

Su historia tiene todas las características de un film de serie B. Un científico descubre en la Isla Calavera (sospechoso) un raro animal que lleva a su laboratorio, de donde escapará para luego morder a una mujer, quien irá transformándose en un monstruo y mordiendo a todo aquél que se le cruza para convertirlo en zombie..

Sus descabelladas y grotescas escenas de gore estimulan las risas y revuelven el estómago. Es altamente disfrutable si se sigue el método que propusieron en el film Ruby Sparks. Cada vez que un zombie muerda a alguien, hay que beberse un trago de chupito, así la diversión está garantizada. La fiesta de Halloween puede resultar un gran éxito si se siguen estas pautas.

Abierto hasta el amanecer (From Dusk til Dawn, Robert Rodríguez, 1997).

Escrita por Quentin Tarantino, este film destaca por su rapidez en cambiar de género. Pasa de ser un film de gángsters a uno de terror gore en un parpadeo. Sus escenas desprenden hilaridad y grima al mismo tiempo. De hecho, a mayor repulsividad, mayores resultan las carcajadas. Una combinación nada fácil, pero Rodríguez consiguió hacerla con mucha maestría.

Sus personajes son variopintos y están cargados de carisma. Al igual que en Alien el octavo pasajero, los protagonistas de este film desprenden simpatía y proximidad. Con ello consigue que algo se mueva dentro del espectador  cada vez que uno se convierta en pasto de vampiros.

Por supuesto, no se puede obviar el sensual baile de Salma Hayek. A más de uno le habría gustado estar en la piel de Tarantino en esa escena.

Scream (Wes Craven, 1996).

Los años 90 no fueron una época buena para el slasher. Este subgénero del terror había perdió interés y originalidad. No obstante, Craven consiguió renovarlo a partir de una parodia que presentaba una perspectiva nueva, haciéndole recuperar la popularidad antaño perdida. El visionado de esta película resulta ser toda una master class de cine para profanos y aficionados.

El interés de la trama radica en que los propios personajes sí han visto películas de terror, son un grupo de personas conocedoras de todos los estereotipos propios de este género y ello hace que se establezca un nexo entre los protagonistas y el espectador tremendamente original y nunca visto hasta entonces. Esta complicidad no sólo se siente con los héroes sino también con el propio villano, ya que también es otro gran aficionado al cine, que antes de cada asesinato hace preguntas cinéfilas a sus víctimas.

Es una película hecha para aquellos que quieren aprender sobre cine, especialmente de terror. Está llena de referencias para ser detectadas por los amantes del séptimo arte y para ser aprendidas para los novatos. A pesar de ser un film sobre asesinatos, cuenta con una gran profundidad y un humor sutil y bien trazado, lo cual lo convierte en una película de culto.

La madición de las brujas (The Witches, Nicolas Roeg, 1990).

Si una película está basada en una novela de Roald Dahl, es una apuesta casi segura. Narra la historia de  Luke y su abuela, envueltos en una peligrosa misión. Deberán trazar un plan para salvar a la población infantil mundial de un genocidio perpetrado por una organización de brujas. La película tiene varios elementos a destacar. En primer lugar, hay que resaltar la brillante interpretación de Anjelica Huston. Desprende sensualidad cuando viste de paisano y terror cuando está cubierta de maquillaje.

Resaltan sus efectos prácticos en las escenas de transformaciones, el diseño de sus criaturas y animales, más auténticos que los digitales actuales. Por último, recalcar la simpática participación de Rowan Atkinson. Ideal si va a haber niños en la fiesta de Halloween.

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