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«Transa», el cénit creativo de Caetano Veloso

En Música 2 febrero, 2022

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

En diciembre de 1968 la dictablanda de Brasil se convirtió en una verdadera dictadura cuando el jefe del gobierno, el militar Artur da Costa e Silva, se dio a sí mismo poderes casi totales. No había ninguna duda de que al gobierno militar de Brasil no le hacía ninguna gracia los aires renovadores del movimiento tropicalista, así fue como, dos meses después, en febrero de 1969, las autoridades decidían encarcelar a los dos líderes de aquel movimiento, Caetano Veloso y Gilberto Gil. No les dieron ninguna razón, solo sus simpatías izquierdistas, pero aun así estuvieron presos durante tres meses, luego salieron con arresto domiciliario y con una advertencia, solo recuperarían su libertad al completo si dejaban el país.

No había mucha más salida, se les permitió dar un último concierto en julio para recaudar fondos para el viaje, aquel histórico concierto, que aparecería tres años después bajo el nombre de Barra 69 fue casi su despedida del país. Las primeras ciudades que pensaron para instalarse fueron Lisboa y Madrid, pero Portugal y España también vivían bajo dictaduras, así que se decantaron por Londres, la ciudad en la que los Beatles o Hendrix habían grabado sus mejores discos. Era una especie de Meca musical pero con un clima y una vida social totalmente deprimentes si llegabas del luminoso Brasil.

Caetano Veloso

Caetano Veloso y Gilberto Gil.

Gil y Veloso se integraron rápidamente en un barrio en Chelsea lleno de músicos, participando en jams e incluso llegando a participar en la creación del primer festival de Glastonbury o siendo invitados al de la Isla de Wight de 1970. Ambos pudieron grabar discos en el exilio, el primero de Caetano se grabó en 1970 y se publicó en 1971, se llamaría simplemente Caetano Veloso, como los dos primeros que grabó en Brasil, pero se le conocería como A Little More Blue, la canción que abría el disco. Era un disco triste y melancólico lleno de añoranza por su país natal, incluía una de las mejores canciones de su carrera «London, London», en cuya letra dejaba claro sus sentimientos sobre su nueva casa: Estoy dando vueltas y vueltas sin ningún sitio donde ir. Me siento solo en Londres, Londres es encantador así que cruzo las calles sin miedo, todo el mundo te deja el paso libre, sé, sé que no hay nadie aquí al que decir hola. Sé que mantienen el camino despejado, me siento solo en Londres, sin miedo. Estoy dando vueltas y vueltas por aquí sin ningún lugar a donde ir.

Caetano no tenía miedo en Londres, algo que si tenía en Brasil, pero tampoco tenía esa «alegría, alegría» con la que había liderado a los tropicalistas, echaba de menos su casa, sus amigos y su familia. No en vano, otra de las canciones del disco se llamaba “Maria Bethânia”, como su hermana, y decía Maria Bethânia, por favor envíame una carta, ardo en deseos de saber que las cosas están mejorando, mientras jugaba con el nombre de su hermana, Bethânia, y el better en inglés… Puede que la portada del disco, ya nos dijera todo lo que necesitábamos saber sobre el estado de ánimo de Veloso, un primer plano de Caetano al borde de la depresión.

Pero en 1971 las cosas empezaron a mejorar, aunque fuera levemente, su hermana finalmente le escribió para comunicarle buenas noticias, había conseguido que las autoridades le permitieran volver, momentáneamente, para poder celebrar los 40 años de casados de sus padres en Bahía. Era enero de 1971 y, nada más llegar a Río, a Caetano le apartaron de su mujer y le interrogaron durante seis horas. Entre las cosas que le plantearon estaba que compusiera una canción sobre la gigantesca autopista transamazónica que estaba construyendo el Gobierno, Caetano se negó, aunque no dudaría en nombrar a sus siguiente disco Transa, en una especie de desafío velado a la dictadura. El caso es que le dejaron salir y atender las celebraciones con la condición de que ni se afeitase ni se cortara el pelo. Los militares no querían que en Europa se pensase que le habían torturado e incluso le obligaron a salir en un par de programas de televisión para aparentar normalidad…

A su vuelta a Londres comprendió que el régimen estaba para quedarse pero, aun así, el contacto con su tierra natal le había puesto las pilas. Además no regresó solo, le acompañaron varios amigos, incluido el guitarrista Jards Macalé que sería fundamental para los arreglos del disco que comenzaría a grabar poco después. Otro de los elementos fundamentales del disco es que en Londres Caetano y Gilberto habían caído prendados de un nuevo sonido, el reggae jamaicano, principalmente de los Wailers de Bob Marley (Tiempo después Veloso diría que Marley fue lo mejor de los 70) pero también de Jimmy Cliff o Toots & The Maytals.

En julio de 1971 dio su primer concierto en Londres, ante un público formado principalmente por exiliados brasileños como él, pero que también tuvo cierto eco en la prensa especializada. En agosto volvió a Brasil invitado por uno de sus ídolos, el mismísimo padre de la bossa nova, un João Gilberto que le garantizó personalmente su seguridad y con el que compartió escenario. Al poco volvió y en noviembre, cuando estaba terminando de grabar Transa, dio su segundo concierto londinense, en el prestigioso The Times hablaba de él en los siguientes términos: En cuanto a ídolos del pop, es para la juventud brasileña lo que Mick Jagger es para la británica.

Transa no es un disco político sino muy personal, y se abre con una de las mejores canciones de su carrera.

Veloso seguía sin ser totalmente feliz, pero las dos visitas a Brasil le habían hecho ver la posibilidad de una vuelta en sus propios términos, sin tener que ceder ante la dictadura, estaba más feliz y, sobre todo, estaba en pleno pico creativo musicalmente, en el anterior disco había tocado la guitarra por primera vez en el estudio y ahora tenía una excelente banda de compatriotas brasileños, liderada por Macalé, que sonaban a pura gloria. El resultado sería el disco más alabado de su esplendorosa carrera y el primero al que puso título, Transa. Seguro que no era esto lo que tenía en mente el gobierno totalitario como propaganda sobre sus megalómanas infraestructuras.

Aun así, Transa no es un disco político sino muy personal, y se abre con una de las mejores canciones de su carrera, escrita en inglés, aunque con partes en portugués, “You Don’t Know Me”. La canción parte del mismo sentimiento de tristeza y soledad del exiliado que su anterior disco: Feel so lonely/The world is spinning around slowly, (Me siento tan solo, el mundo da vueltas lentamente). Pero entonces entra la parte en brasileño, donde Caetano da datos autobiográficos y a la tristeza se le añade un nuevo sentimiento de calidez y esperanza, con una banda en perfecta sintonía con su cantante que comienza a agradecer a todo el pueblo brasileño.

Es un comienzo magnífico que se ve refrendado por la segunda canción, «Nine Out Of Ten», la favorita del propio artista de todas las que escribió en inglés, posiblemente por ser uno de los primeros acercamientos al reggae de un artista fuera de Jamaica. La canción comienza con la banda tocando un ritmo reggae que se pierde en un ‘fade’, luego comienza realmente la canción, con una gran línea de bajo y un Caetano que suena radiante cantando Walk down Portobello Road to the sound of reggae (Paseando por Portobello Road con el sonido del reggae). La alegría ha vuelto, la música es parte de ello, Sentir el sonido de la música golpeando en mi vientre, sabiendo que un día debo morir, estoy vivo. Caetano se regodea en ese I’m alive, repitiendo frases hasta que se convierten en una especie de mantra, subvirtiendo la fórmula de una canción pop típica, algo que utilizará mucho a lo largo del disco.

Luego llega «Triste Bahia», una canción en la que pone música a las palabras del poeta brasileño Gregório de Matos Guerra, y que puede ser visto como su sutil forma de criticar a la dictadura, sin tener que escribir él mismo la letra. Es una canción mucho más experimental que las otras dos, extendiéndose por encima de los nueve minutos, con un importante papel de las percusiones, pura exuberancia tropical, y Caetano jugando con las palabras y la melodía a su gusto.

La segunda cara se abría con otra maravilla que mezclaba el inglés y el brasileño, “It’s A Long Way”, comienza como una preciosa balada folk, poco más que unos arpegios de acústica y Caetano acariciando estas palabras Woke up this morning, singing an old, old Beatles song… (me he levantado esta mañana cantando una antigua canción de los Beatles…). Si hacemos caso de la letra, la canción no es tan antigua y podría ser «The Long And Winding Road», el caso es que cuando la banda entra le energía comienza a subir, con Veloso pasándose al portugués y jugando con la pronunciación de la palabra long y llegando a entregar una increíble parte en falsete. Entonces la canción se para y vuelve la preciosa melodía del principio, y es un momento mágico en el que se demuestra la increíble seducción del Caetano cantante e intérprete.

«Mora Na Filosofia» es la única versión del disco, una antigua samba de Monsueto Menezes, y una nueva demostración del cantante con quejío que es Caetano Veloso, el arreglo con banda, a partir de mitad de canción, con batería incluida, supuso un sacrilegio para los más puristas del folclore brasileño. Luego llegaba «Neolithic Man» que es la canción más floja del disco, casi un experimento para que Veloso pueda repetir hasta la saciedad «You Won’t See Me», que, por cierto, también era el título de otra canción de los Beatles.

El disco llegaba a su fin con «Nostalgia (That’s What Rock’n Roll Is All About)», una mini pieza de menos de dos minutos en cuyo título está la esencia de este nostálgico disco, y en la que Caetano canta sobre su estancia en Londres y sobre las cualidades mágicas del rock & roll, con Gal Costa haciendo una gran segunda voz y Angela Rô Rô tocando la armónica. Es un cierre encantador y ligero para uno de los discos más graves de su carrera.

Y es que Transa es un disco marcado por la nostalgia y la ausencia, por sentirse como pez fuera del agua en tierras británicas, pero con el sol abriéndose a lo lejos, dejando detrás los nubarrones negros del anterior disco. Si su primera obra fue la explosión tropicalista, liderando un fascinante nuevo movimiento, la segunda fue la psicodélica incertidumbre de no tener claro el futuro y la tercera el diario de un exiliado con ‘saudade’, Transa fue la recuperación de la fe en sí mismo y en su futuro. También fue el disco con el que volvió definitivamente a Brasil, ya que, cuando se editó en enero de 1972 Caetano regresó definitivamente a Brasil con este disco que se convirtió en todo un éxito. No era para menos, es el disco más musical de una de las principales figuras creativas de Brasil y, posiblemente, su cénit creativo.

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