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Brasil 70: Pan y circo

En Música 22 junio, 2020

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Brasil 70, un país y un año que hacen volar la imaginación de todos los aficionados al fútbol, jogo bonito, fútbol samba, la selección de los cinco dieces, del cerebro Gerson, del Virrey Tostão, de la velocidad y el arte de Jairzinho, de la zurda mágica de Rivelino y, por supuesto, de Edson Arantes Do Nascimento, O Rei Pelé, la selección que ganó el primer tricampeonato de la historia y se hizo con el título en posesión, un equipo de ensueño que hizo feliz no solo a su país, sino a los aficionados de todo el mundo. 50 años han pasado y los seguimos recordando…

Lo que muchos no recuerdan es que aquella selección venció en un momento de la historia de Brasil totalmente turbulento, con una dictadura en el poder, desapariciones diarias y un estado de excepción constante. También hay que recordar que, en ese mismo momento, el país ebullía culturalmente, si el triunfo del 58 había tenido como banda sonora la bossa nova de Joao Gilberto, el campeonato de 1970 llegaba enmarcado por la revolución Tropicalista liderada por Caetano Veloso y Gilberto Gil, pero los dos artistas estaban exiliados en Londres, tampoco estaban en el país las dos mayores figuras de la generación anterior, Antonio Carlos Jobim, que estaba en EE.UU., y el propio Joao Gilberto que se encontraba en México, el país en el que Pelé y compañía ganarían el Campeonato del Mundo.

Así que he decidido elaborar un 11 de verdadero ensueño de músicos brasileños de la época (he tenido que dejar en el banquillo a auténticos jugones como Tom Zé, Gal Costa, Paulinho Da Viola o Roberto Carlos… el cantante, no el lateral izquierdo) para hablar de aquel tumultuoso año de 1970, de celebraciones y represiones, fútbol y dictadura, o, como decía el himno oficial tropicalista, (escrito por Veloso y Gil, e interpretado por los maravillosos Os Mutantes), pan y circo.

Caetano Veloso – «London London»

Como decía, Caetano y Gil habían abandonado Brasil a finales del 69, después de un abarrotado concierto de despedida que se editaría más tarde bajo el nombre de Barra 69. Sus destinos naturales en Europa eran Madrid y Lisboa, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a sustituir una dictadura por otra, así que se decidieron por Londres, la capital de la que salía mucha de la música que les había inspirado, con los Beatles a la cabeza.

Los dos se fueron a vivir juntos con sus respectivas mujeres a un apartamento en Chelsea. Caetano disfrutaba de los documentales de la BBC, de los grandes clásicos del cine y de la primera temporada de los Monty Python, pero no podía echar más de menos su país. En junio, mientras la selección deslumbraba al mundo, entró en el estudio de grabación y grabó una de sus mejores canciones, «London, London», una preciosidad en la que se nota cómo, a pesar de su enorme cariño por su ciudad de acogida, su corazón se quedó en su soleada Bahía.

La voz de Veloso es una de las cosas más bonitas del mundo, así que es normal sentir un escalofrío escuchando la tristeza con la que acaricia estas palabras en un idioma extranjero. Lo curioso del caso es que su versión no vería la luz hasta el año siguiente pero su amiga Gal Costa, que los fue a visitar a Londres, la convertiría en un éxito en su país natal después de aquel verano mágico del 70. Eso sí, no hay nada como la versión original.

Gilberto Gil – «Aquele Abraço»

Cuando en 1969 Gil y Veloso estuvieron en arresto domiciliario, ya les quedó claro que el gobierno no les iba a dejar en paz, así que Gilberto decidió grabar una canción de despedida a su ciudad de adopción, Río de Janeiro, y a todo su país, se trataba de “Aquele Abraço”.

Lo primero que hace Gilberto es dedicar esta samba de despedida a tres de los mejores compositores de la historia de Brasil. Y está relacionada con el fútbol, una de las cosas de las que se despide es de la torcida del Flamengo, el equipo de Río de Janeiro por antonomasia, a pesar de que Gil era hincha de Fluminense, uno de sus mayores rivales, también de Río, en sus propias palabras era una despedida desde la grada del rival.

En julio del 69 partieron para el exilio y al mes siguiente apareció esta canción, convirtiéndose en el mayor éxito de su carrera hasta la fecha y permaneciendo dos meses en los más alto de las listas, una pequeña revancha que se completaría al año siguiente cuando los ingresos conseguidos por ella fueran los que cubrirían los gastos de su exilio londinense.

En junio de 1970, mientras se instalaban en la casa de Chelsea frente al televisor para ver el Mundial, decidieron colgar una polémica bandera de Brasil fuera, lo que algunos de sus amigos más políticos vieron como una traición, estando exiliados por imposición del gobierno dictatorial, viendo al equipo dirigido por Mario Zagallo como la perfecta propaganda del Gobierno. Pero la bandera se quedó allí y cuando Brasil venció a su país de acogida y acabó por ganar el título, la casa fue una pequeña fiesta.

Os Mutantes – «Ando Meio Desligado»

Con la marcha de Gilberto y Caetano, Os Mutantes se quedaban como grandes referentes del movimiento Tropicalista pero ellos estaban cada vez más obsesionados por los caminos que estaba tomando el rock a nivel internacional. En 1970, sacarían su disco más rock y psicodélico, A Divina Comédia ou Ando Meio Desligado, el tercer disco de su discografía.

Allí se incluía la canción que le puede disputar el título de mejor de su carrera a “Panis Et Circenses”, se trata de “Ando Meio Desligado”, compuesta por sus tres miembros, Arnaldo Baptista, Rita Lee y Sérgio Dias, en la que se nota que han estado escuchando a Hendrix últimamente, pero sin olvidar esos cambios tan bizarros y melódicos que les hacen únicos. Ese mismo año Rita Lee haría su debut en solitario con el notable Build Up y con el tiempo se convertiría en una de las artistas con más éxito de la historia de Brasil.

Elis Regina – «Madalena»

Elis Regina era tres años más joven que Caetano Veloso pero parecía mucho más veterana. Había grabado su primer disco en 1960, cuando solo contaba con quince años de edad, a los veinte ganaba 15.000 dólares al mes y tenía su propio programa de televisión. En 1970 ya era considerada la más grande cantante de Brasil y se podía permitir el lujo de llamar al gobierno dictatorial una panda de gorilas, sabiendo que su popularidad la mantendría fuera de la cárcel.

En ese año grabó esta gran canción llamada “Madalena”, que fue uno de los mayores éxitos del año en Brasil, además de su octavo disco, Em Pleno Verão, que contenía canciones de los exiliados Veloso y Gil, otra muestra más de su desafío al régimen. Eso sí, el Gobierno terminaría haciéndole cantar el himno del país en las olimpiadas del Ejército de 1973, lo que llevaría a que la cantante fuera abucheada en el contracultural Festival Phono 73. Fue allí donde Caetano tomó el micro y dijo lo de respeten a la cantante más grande de esta tierra. Tampoco hizo falta, en cuanto Elis comenzó a cantar los abucheos se convirtieron en aplausos y terminó su actuación ovacionada.

Jorge Ben – «País Tropical»

Jorge Ben es, sin duda, una de las figuras más importantes de la música brasileña, este músico, que quería ser futbolista, consiguió el éxito siendo joven, con un estilo propio, en un momento en el que la bossa nova era religión, con la gloriosa samba “Mais Que Nada”. Grabada en 1963, es una de las canciones más populares de la historia de Brasil y se convirtió en un éxito en EE.UU. de la mano de Sergio Mendes y su Brasil 66.

El caso es que la productora explotó a Ben y le hizo sacar cuatro discos en un año y medio, luego volvió a la oscuridad y, entre 1965 y 1969, solo apareció el magistral O Bidú: Silêncio no Brooklin en 1967. Pero Ben seguía rebosando creatividad y había entrado en contacto con los tropicalistas que le habían acogido con los brazos abiertos, Os Mutantes grabaron “A Minha Menina” y Caetano Veloso y Gal Costa “Que Pena”. Precisamente con esta última, Ben tuvo una aventura y fue la primera en cantar la nueva canción que Ben había compuesto, ‘País Tropical’, una canción en la que cantaba las bendiciones de Brasil como país, y en la que se declaraba seguidor del Flamengo y enamorado de su «negra» Teresa.

En julio de 1969, Ben se llevó a un amigo, el cantante Wilson Simonal, a ver un concierto de Gal y este se quedó enamorado de la canción, la grabó de inmediato y al mes siguiente el país se volvía loco con ella, subiendo a lo más alto de las listas y convirtiéndose en un fenómeno nacional.

El Gobierno no dudó en apropiarse de la canción, dentro de su campaña «ufanista» en la que se elogiaba el potencial brasileño, su belleza natural y sus riquezas mediante esloganes, canciones y propaganda. Cosas tan siniestras como el eslogan que decoraba muchas casas y coches en 1970, Brasil, ámalo o déjalo, o el himno que se compuso para apoyar a la selección del 70, “Pra Frente Brasil”, que fue la segunda canción más vendida en 1970.

Pero volviendo a “País Tropical”, Ben decidió grabarla en su disco homónimo de 1969, publicado en noviembre del 69, y reclamó la canción para sí mismo, quitándole todo el tufillo a propaganda, con una portada psicodélica y tropicalista en la que se ve un dibujo del artista, con su guitarra y el escudo del Flamengo, sobre un fondo multicolor lleno de referencias hippies.

En el “País Tropical” de Ben cabían todos y nadie se tenía que ir. Cuando la selección se alzó con el título maravillando a todo el mundo e institucionalizando lo del fútbol samba, es esta canción en la que se piensa, no en “Pra Frente Brasil”…

Milton Nascimento – «Para Lennon & McCartney»

Milton Nascimento es una de las voces más increíbles de la historia, no ya de Brasil, sino del mundo entero, aunque fue su talento como compositor el que le llevó al éxito, con Elis Regina grabando muchas de sus canciones. En 1970 ya era una estrella por cuenta propia y fue el encargado de poner música al documental sobre Tostão, el jugador de 23 años que se proclamó campeón en México a pesar que el año anterior había sufrido un desprendimiento de retina.

También compuso la significativa canción “Aqui é o país do futebol”, que era la constatación de un hecho, pero también una crítica velada a un Gobierno que utilizaba el fútbol para su beneficio y un pueblo que olvidaba sus penas viendo a sus ídolos en la cancha. Pero la mejor canción que grabó Milton en aquel 1970 fue este “Para Lennon & McCartney” que adelantaba el mítico disco Clube de Esquina, un disco que aparecería dos años más tarde. Compuesta por Fernando Brant y los hermanos Márcio y Lô Borges, fue el último de estos el que compuso la música y los otros dos pusieron la letra pensando en otro de los acontecimientos de los que ahora se cumplen 50 años, la separación de los Beatles.

Novos Baianos – «Baby Consuelo»

Los Novos Baianos fueron los más aventajados hijos del movimiento Tropicalia, unos hippies que acabarían viviendo en plan comuna y entregando el mejor disco de la historia de Brasil (si hacemos caso de la Rolling Stone brasileña) con su mezcla de bossa, frevo, rock y unas canciones perfectas como “Preta Pretinha”, “A meninda dança”, “Besta e Tu” o su versión del “Brasil Pandeiro” de Carmen Miranda.

Pero eso sería en 1972 con Acabou Chorare, en 1970 entregaban su disco de debut, É Ferro na Boneca,  que ya mostraba su enorme potencial y dejaba claro el brillante futuro que les esperaba a Moraes Moreira, Luiz Galvão, Paulinho Boca de Cantor, Baby Consuelo y Pepeu Gomes, algo así como un dream team, de los que he destacado esta canción dedicada a su cantante femenina.

Tim Maia – «Azul da Cor do Mar»

Tim Maia fue uno de los primeros cantantes de rock & roll de Brasil; en su banda The Sputniks, formada en 1957, daría sus primeros pasos el mismísimo Roberto Carlos antes de encabezar el movimiento ye-yé brasileño con su Jovem Guarda. Pero Maia emigró a EE.UU. en 1959 y se quedaría allí hasta 1964, año en el que fue deportado por penas relacionadas con la posesión de drogas.

Su gran salto a la fama llegó en 1970 con su homónimo disco de debut, uno de los más vendidos de la historia de Brasil, lleno de éxitos como “Primavera (Vai Chuva)”, “Coroné Antônio Bento” o este “Azul da Cor do Mar” en el que su expresiva voz suena a Barry White, antes que el propio Barry White. Y es que en este momento Maia se había convertido en la voz del soul y el funk en Brasil, capaz de subir la temperatura con su voz grave y expresiva o de desatar el baile funk más salvaje con un ojo puesto en James Brown.

Erasmo Carlos – «Coqueiro Verde»

Erasmo Carlos provenía de la Jovem Guarda de Roberto Carlos, pero en 1969 comenzó a coquetear con los tropicalistas y para 1970 se presentaba como un hippie en la onda. Al año siguiente Caetano le regalaría la mejor canción de su carrera con “Da Noite Da Cama”, pero ese 1970 tuvo un éxito enorme con “Coqueiro Verde”, la canción que convenció a las autoridades de que este antiguo ye-yé se había pasado a la resistencia.

Chico Buarque – «Apesar de Você»

Chico Buarque se había autoexiliado en Italia en 1969, allí grabaría un notable disco con Ennio Morricone y se quedaría sorprendido cuando Elza Soares y Garrincha aparecieron por allí después de que su casa fuera tiroteada.

Como el director de Philips le había asegurado que la situación en Brasil estaba mejorando, decidió volver en marzo de 1970. Lo que encontró le entristeció profundamente, torturas y desapariciones de personas contrarias al régimen, mezclados con la campaña ufanista del Gobierno con el lema Brasil, ámalo o déjalo y canciones patrioteras como “Pra Frente, Brasil” o “Eu Te Amo, Meu Brasil”, disparadas en las listas por los triunfos de la selección. Así que decidió tomar nota y escribir una de sus mejores canciones “Apesar de Você”, donde, disfrazada de pelea entre enamorados, arremetía contra la dictadura.

Chico estaba convencido de que la censura no le dejaría pasar la canción pero, para su sorpresa, fue publicada. En poco tiempo vendió cien mil copias y se convirtió en el himno de la resistencia a la dictadura. Pero en febrero de 1971 un periodista escribió un artículo donde comentaba que su hijo y sus amigos cantaban la canción como si fuera el himno nacional. Fue así como las autoridades se enteraron del verdadero significado, mandando retirar el sencillo de la circulación, destruyendo las copias que encontraron y deteniendo a Buarque para que explicara quién era el «Você» de la canción, la mítica respuesta del cantante fue una mujer muy mandona y autoritaria. Su fama internacional le protegía y, además, ya tenía preparado el disco fundamental contra el régimen brasileño, Construção, uno de los álbumes más importantes de la historia de Brasil, publicado en 1971.

Elza Soares – «Mais Que Nada»

Pero quiero terminar este artículo contando una historia que define muy bien las dos caras de aquel Brasil de 1970, la de la alegría por el título y la de la tristeza por la situación que se vivía. Nadie lo ejemplifica mejor que la pareja que formaban Elza Soares y Garrincha. Se habían conocido en Chile, en el Mundial de 1962, ella había sido elegida para representar a Brasil y tuvo un éxito enorme, él estaba en la cima de su carrera y fue el mejor jugador de un equipo que se alzaba con su segunda Copa del Mundo consecutiva.

La explosiva cantante y el genial extremo fueron pasto de la prensa amarillista de la época, él estaba casado y su relación fue un escándalo, en 1963 Elza grabaría una canción llamada «Yo soy la otra», al año siguiente Garrincha abandonó finalmente a su esposa y en 1966 se fueron a vivir juntos y se casaron. Casi todo el país se volvió en contra, sobre todo cuando el rendimiento del futbolista comenzó a decaer y el equipo fue eliminado del mundial de Inglaterra tras la lesión de Pelé. Se la pintaba como una bruja pero en el declive del jugador tenían mucho más que ver sus hábitos autodestructivos (principalmente el alcohol) que con la magia negra.

En 1969, un Garrincha borracho estrelló el coche en el que viajaban Elza, su madre y su hija Sara, con el resultado de la muerte de la madre de la cantante. Aun así Soares siguió manteniendo a su marido con su brillante carrera musical y una voz que la terminaría convirtiendo en la más icónica cantante brasileña de todos los tiempos, y estamos hablando del país de Carmen Miranda, Elis Regina, Maria Bethania, Astrud Gilberto o Gal Costa.

Nunca fueron bien vistos por la dictadura, pero las cosas se pusieron realmente serias cuando, a principios de 1970, unos tipos entraron en su casa y comenzaron a disparar, Garrincha, Elza y sus hijas estaban dentro pero, milagrosamente, nadie salió herido. Cuando comunicaron el incidente a la policía les vinieron a decir que sería mejor que abandonaran el país en menos de 24 horas. Así con lo justo partieron para Italia donde fueron bien recibidos por Chico Buarque. Allí Elza siguió grabando, esta vez en italiano, con el mismo ritmo de siempre, antes había salido en su país su disco Samba & mais sambas, en el que se encontraba esta excelente versión del clásico “Mais que nada”.

Pero fue en Italia donde Elza y Garrincha vieron los partidos de la selección. La antigua «alegría del pueblo» y su mujer veían a aquel fabuloso equipo con la misma mezcla de alegría y tristeza que muchos brasileños que estaban en contra de las barbaridades cometidas por su Gobierno. Sin embargo, en el caso del futbolista esa ambivalencia era mucho mayor, su número 7 lo llevaba Jairzinho, que corría la banda y se deshacía de los rivales con casi la misma facilidad que él en el 62, veía a su odiado/amado Pelé, con el que había formado la dupla más peligrosa de la historia —Pelé y Garrincha jugaron 40 partidos juntos con Brasil y no conocieron la derrota— levantar la tercera Copa, la que finalmente le separaba definitivamente de él.

Quizás maldijo la botella o quizás se echó otra copa y brindó por ellos, a la vez que insultaba a los que le habían expulsado de su país. Alegría y tristeza, pan y circo, demostrando que en el fútbol, como en la vida, la gloria de unos es el infierno de otros.

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