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“The Northman”: Shakespeare en el Valhalla

En Cine y Series lunes, 9 de mayo de 2022

Aníbal Moltó Barranco

Aníbal Moltó Barranco

PERFIL

El hombre del norte (The Northman, 2022) es el tercer largometraje de Robert Eggers, un cineasta que, pese a la brevedad de su filmografía, demuestra ambicionar un lugar de honor en el cine actual. Esta aspiración puede apreciarse en el estilo de sus obras, de un espíritu plenamente autoral, así como en su más que destacable capacidad de crear atmósferas intimistas cargadas de tensión dramática. Por lo que respecta a la acogida de sus trabajos por parte del público, podemos considerar a Eggers uno de los más populares directores en la actualidad.

Con su primera película, La bruja, demostró al mundo que el terror aún podía resultar un género novedoso, innovador y artístico, ofreciendo un relato de horror ambientado en la Nueva Inglaterra del siglo XVII y dotado de una exquisita ambientación y una tensión capaz de helar la sangre del espectador. Cuatro años después, en El faro (The Lighthouse, 2019) brindó al público una obra también de época de cine fantástico, rodada en blanco y negro, con dos extraordinarios Willem Dafoe y Robert Pattinson, envueltos en el gélido ambiente de su historia. Su habilidad para generar atmósferas, supuso, para este último film, una nominación al Óscar a Mejor fotografía.

The Northman, la que posiblemente sea su obra más ambiciosa, ha generado gran polarización dentro del fandom de su filmografía. La historia de esta producción gira en torno a la figura de Amleth (Alexander Skarsgård), un príncipe nórdico exiliado, sediento de venganza por el asesinato de su padre (Ethan Hawke) y ávido por recuperar su trono. A medida que avanza la trama, superará una serie de pruebas y experiencias que le irán curtiendo por el camino que llevará a alcanzar su vendetta.

Su guion toma como referencia una de las fuentes que inspiraron a William Shakespeare para escribir Hamlet, la leyenda del príncipe Amleth. Es por esto que The Northman constituye, en definitiva, una versión de esta célebre tragedia con rostro de saga nórdica, apreciable en sus diálogos, provistos de un espíritu poético y visceral, recordando irremediablemente al canon shakesperiano. La historia, además, se desarrolla en un contexto de mitología escandinava, dotándose de un marcado realismo mágico místico y un imponente carácter épico. Para ello se vale de una exhaustiva documentación sobre la cultura danesa, que consigue materializar con gran destreza en su ambientación y diseño de producción. Logra, así, presentar una visión alternativa y, al mismo tiempo, interesante de la obra magna del dramaturgo inglés.

The Northman

Todo ello se sustenta en una puesta en escena brillante y un estilo visual ya inherente a la obra de Eggers. Si por algo destaca el director de El faro es por su habilidad de narrar a través de los planos y los movimientos de cámara. El diseño de producción ofrece, como ya se ha señalado anteriormente, un ambiente intimista que consigue que el espectador se vea inmerso mediante un magistral dominio de los claroscuros, una espectacular fotografía y una banda sonora, que supone el lazo definitivo para el público, debido a su capacidad de reproducir las emociones y la tensión presentes en la pantalla. Los efectos especiales, asimismo, ayudan, en gran manera, a crear ese universo místico nórdico, acertando considerablemente a la hora de generar un equilibrio entre el mundo terrenal y el espiritual pagano germánico.

No obstante, que esta obra goce de un aire autoral, no significa que no esté desprovista de la violencia y la épica tan características de esta clase de cintas de aventuras, ofreciendo escenas repletas de espectaculares combates y un medido nivel de gore, buscando evitar lo superficialmente efectista, tan propio de las epopeyas nórdicas presentes en el séptimo arte, gozando incluso las secuencias sangrientas de cierta apariencia artística y sofisticada.

The Northman

No obstante, y a pesar de su calidad técnica, The Northman adolece de un elemento crucial, el factor sorpresa. Actualmente, resulta una tarea muy ardua ofrecer una adaptación sorpresiva de una obra de Shakespeare, especialmente tratándose de una tan extraordinariamente conocida como Hamlet, y por lo tanto, recurrente dentro del séptimo arte. Esto supone que el atractivo de sus personajes se vea más condicionado por sus homólogos shakesperianos, que por el intento de desarrollar una personalidad dotada de encanto y profundidad psicológica. Eggers, con esta cinta, ha cometido el error de centrarse demasiado en lo visual y técnico, dejando en segundo plano la gracia y magia que deben desprender los protagonistas.

Sin embargo, esta carencia resulta compensada por el gran talento de su reparto, que logra otorgarles cierta dosis de carisma. Una vez más, Eggers ha puesto de manifiesto su habilidad a la hora de diseñar su casting. Además de los ya mencionados, encontramos en su reparto grandes intérpretes como Willem Dafoe, Anya Taylor-Joy (que repiten en la filmografía del director), Nicole Kidman y un simpático cameo de la cantante Björk ejerciendo el rol de pitonisa.

The Northman

La principal virtud de The Northman es que no se trata de una película de épica nórdica al uso. Desde la llegada de la popular serie Vikingos (Vikings, Michael Hirst, 2013) la pequeña y la gran pantalla se han llenado de producciones mediocres de esta temática, todas ellas cargadas de una insoportable cantidad de clichés, hombres musculosos y diálogos insufriblemente frívolos. La épica vikinga estaba pasando así por su peor época, por lo que este film podría haber resultado el soplo de aire fresco definitivo para este subgénero. Por desgracia, solo ha derivado en una obra fílmica de gran calidad técnica, con una historia altamente entretenida, pero sin el punto determinante que la convierta en un punto de inflexión. Estableciendo una comparación con sus dos trabajos anteriores, Eggers corre peligro de perder identidad y caer en lo comercial, como está ocurriendo con Denis Villeneuve.

En definitiva, The Northman logra seducir tanto a partidarios como a detractores de epopeyas vikingas. Tanto aquellos que ansían una exhibición de músculo, testosterona y armas blancas, como aquellos que hayan alcanzado el hartazgo de este tipo de historias y que buscan algo diferente resultarán más que satisfechos.

Lo mejor: la intensidad de sus diálogos de inspiración shakespeariana.

Lo peor: carece de la magia necesaria para hacer mella en la mente del espectador.

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